Clara Schumann: el arte es el aire que respiro
Pianista, compositora, profesora de piano y superestrella: la mujer más famosa de la historia de la música. Un retrato en el 205 aniversario de su nacimiento
Después de su último concierto en territorio inglés en Londres en 1888, el escenario se transformó en un mar de flores: el público homenajeó con más de 150 ramos de flores a la famosa pianista de Alemania, que había deleitado a la población británica con su arte desde 1856. No cabe duda: Clara Schumann, nacida el 13 de septiembre de 1819 en Leipzig en el actual estado federado de Sajonia, fue una superestrella en su época. Y una mujer segura de sí misma con muchas facetas: niña prodigio, virtuosa, esposa, madre de ocho hijos, viuda, maestra, compositora y editora de las obras de su marido Robert Schumann. En su último concierto en Inglaterra, interpretó, entre otros, su ciclo de piano Carnaval, Op. 9.
Una mujer segura de sí misma y una superestrella
“El arte es una gran parte de mi ser, es el aire que respiro”, dijo en una ocasión Clara Schumann. Quizá la música la salvó después de separarse de su madre al cumplir cinco años. Porque su madre, una pianista y cantante que seguramente también era una mujer segura de sí misma, se divorció y perdió la custodia en virtud de la ley de aquella época. Su sensible hija guardó silencio durante todos los años de disputas. Sin embargo, al mudarse con su padre, el comerciante de partituras y profesor de piano de Leipzig Friedrich Wieck, recuperó su voz y encontró nuevas formas de expresarse con el piano.
El padre se interpone en la relación de Clara y Robert
No era de extrañar que su padre quisiera que su carrera continuara sin perturbaciones. Cuando uno de sus alumnos se interesó por Clara y ella por él, se enfureció e intentó deshacerse de esa persona conflictiva, llamada Robert Schumann. Pero subestimó la fortaleza que la vida le había dado a su hija. Así, dedicó a su amado su Op. 3, titulado “Romance variée pour le piano”, y obtuvo de su parte su “Impromptus”, Op. 5, en el que él retomó su tema. Wieck prohibió el contacto de su hija con Schumann y la envió a una gira de conciertos, primero a Viena y después a París. Su intención era impedir que Clara se hundiera como artista en el matrimonio e inició un procedimiento contra Schumann, a quien consideraba indigno y alcohólico, pero todo fue en vano. La joven se comprometió en secreto y, con la autorización del tribunal, la boda se celebró el 12 de septiembre de 1840.
La literatura sobre este matrimonio de artistas llena bibliotecas enteras. Los primeros años en Leipzig, la continuación de su carrera contra todas las adversidades, como un marido que necesitaba tranquilidad para componer, de modo que ella no podía practicar, la reconciliación con su padre, la mudanza a Dresde en 1844, seis años más tarde el traslado a Düsseldorf, donde Robert Schumann asumió un puesto de director musical: todos los detalles de la vida de Clara, por pequeños que sean, están documentados en cartas y diarios, en informes de contemporáneos y críticas de conciertos. Allí se retrata la imagen de una mujer que buscaba realizarse entre su trabajo y su familia y que escribió a su amigo Johannes Brahms: “Siento que tengo una misión”.
Su relación con su colega Brahms, 14 años menor que ella, también es un tema recurrente. ¿Es posible que él sea el padre de su hijo menor Felix? Los hijos de Clara, en general. Solo tres sobrevivieron a su madre con buena salud. Entre ellos, sus hijas Marie y Eugenie, que viajaron con ella a Fráncfort en 1878 como ayudantes de la nueva “primera profesora de piano” del flamante conservatorio. Su director definió a Clara como “una excepción” porque “la Sra. Schumann puede ser considerada como un hombre”.
Sin perjuicio de lo que pensaran sus contemporáneos sobre ella y de lo que publicara la posteridad, la relevancia de Clara Schumann como artista es indiscutible: como una pianista que introdujo la interpretación de memoria en el escenario y sintió la obligación de ser absolutamente fiel a sus obras. Sabía combinar el máximo virtuosismo con facilidad y tenía en su repertorio más de 300 obras de 37 compositores. De su propio repertorio con casi 50 obras, hoy todavía pueden escucharse ocasionalmente en las salas de conciertos el maravilloso Concierto para piano, Op. 7, y el Trío para piano, Op. 17, entre otras.
Tras la muerte de su esposo en 1856, se dedicó a su trabajo como intérprete y profesora durante cuatro décadas hasta que murió en Bonn en 1896. “Aprovechad los minutos”, solía decir Clara Schumann a sus hijos, “son irrecuperables”. Ella misma siguió este consejo al pie de la letra.