El centro de precisión de los relojes alemanes
En el observatorio astronómico de Glashütte se certifica la precisión de relojes.
Quien para festejar el Año Nuevo se guía por su reloj exige exactitud al segundo. Si bien la hora exacta es proporcionada desde hace tiempo por relojes atómicos, todavía existen también lugares especiales de alta precisión para determinarla. Desde septiembre de 2006 funciona en los terrenos del restaurado observatorio astronómico de Glashütte, en Sajonia, el único centro de control que trabaja de conformidad con la Norma Cronométrica Alemana, operado por la empresa de bisutería y relojería Wempe. La empresa coopera con las autoridades de medición y calibración de los estados federados de Turingia y Sajonia. Las valores límite alemanes especificados para relojes de pulsera mecánicos son los mismos que rigen en el centro de Contrôle Officiel Suisse des Chronomètres (COSC). Glashütte es fuera de Suiza el único lugar del mundo en el que los relojes de pulsera son controlados con una prueba cronométrica especial y reciben el correspondiente certificado. Solo entonces un reloj puede llamarse cronómetro.
El renacimiento de Glashütte después de la caída del Muro
Que los relojes sean controlados en esa pequeña ciudad al borde de los Montes Metálicos no es casualidad. “Glashütte: aquí vive el tiempo”, se lee en los carteles a la entrada de la ciudad. Allí, al sur de Dresde, se halla el centro de la relojería alemana. En Glashütte desarrollan actividades numerosas manufacturas alemanas y extranjeras de marcas de relojes reconocidas internacionalmente. Su fama como ciudad de los relojes se remonta a la época de Ferdinand Adolf Lange, que comenzó a fabricar relojes allí en 1845. Poco a poco se fueron asentando otras manufacturas. Hoy, el nombre de la ciudad es sinónimo de calidad, precisión y lujo relojero “made in Germany” al más alto nivel. El desarrollo de Glashütte es también un apasionante lugar de la historia económica de Alemania, pues no fue sino después de la caída del Muro, hace 25 años, que la pequeña ciudad renació como centro del arte de la relojería.
