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Cada expediente, un destino humano

Roland Jahn, el Delegado Federal para la Documentación de la Stasi, sobre su archivo y el análisis crítico del pasado de la RDA.

18.03.2013
© picture-alliance/dpa

En realidad es “solo” un montón de papel… aunque un montón gigantesco. El archivo de expedientes del Ministerio para la Seguridad del Estado de la RDA (Stasi) en Berlín. Los archiveros miden tanto papel en kilómetros de estanterías. En este caso son 111 kilómetros, más 47 kilómetros de actas filmadas. Cada metro son unas 10.000 hojas. Una estadística impresionante. Es lo que ha quedado de casi 40 años de actividades de la policía secreta de la RDA. Un montón de papel escrito e impreso. Algo solo para historiadores, podría opinarse a primera vista.

La amarga herencia de la dictadura de la RDA podría haberse hecho simplemente desaparecer. En los expedientes, en los que se registraban las actividades del Ministerio para la Seguridad del Estado, se constatan numerosas violaciones de los derechos humanos. Cada expediente en las estanterías es una vida en la que se inmiscuyó la Seguridad del Estado; una intervención en una biografía con la que se recortó la autodeterminación y se infligió dolor. Porque un ser humano no quiso subordinarse a la ideología de un Estado o simplemente porque quería viajar a otro país. Esos expedientes, también se lo podría haber visto así, con su contenido de traición, control, prisión y descomposición, son veneno para el comienzo de una nueva sociedad.

Esa gigantesca montaña de papel, conquistada por los ciudadanos en la Revolución Pacífica de 1989, se ha transformado, sin embargo, en un estímulo para la Alemania unida y democrática. Ciudadanos valientes ocuparon a partir de diciembre de 1989 las oficinas de distrito de la Stasi en la RDA y el 15 de diciembre de 1990, también la central de la Policía Secreta, en Berlín-Lichtenberg. Desde entonces, los documentos de la Stasi se hallan en manos de los ciudadanos. Comités cívicos y personas individuales evitaron en gran parte que la Stasi los destruyera, como ya había comenzado a hacer. Y lucharon porque esos expedientes que documentan cómo fue espiado el propio pueblo quedaran a disposición de los ciudadanos, para que estos puedan rastrear las huellas de su propio destino.

Cuando, el 3 de octubre de 1990, el día de la unificación de ambos Estados alemanes, comenzó sus actividades el Centro de Información y Documentación de los Expedientes de la Stasi, ello supuso también el inicio de un singular experimento. Nunca antes fueron puestos a disposición de la ciudadanía todos los documentos de la policía secreta de un Estado. Cómo abordar esa tarea debieron probar y decidir rápidamente los pocos primeros funcionarios del por entonces Delegado Especial Joachim Gauck. Tan rápido como crecieron el personal y la administración debió buscarse también una forma de hacer accesibles los documentos a todos.

¿Cómo poner a disposición de personas, cuya vida fue manipulada e incluso destruida por las actividades de la Stasi, esos documentos, protegiendo al mismo tiempo los derechos personales de otras personas que también aparecen en esos expedientes? ¿Cómo puede asegurarse que el accionar estatal reflejado en esos expedientes adquiera transparencia y al mismo se observen la protección de datos y el derecho a la autodeterminación informativa? Las respuestas a esas preguntas constituyen hasta hoy la base de las actividades de la administración: la Ley sobre Documentos de la Stasi.

La ley logró conjugar modélicamente ambos valores: por un lado el derecho a la protección de la personalidad y la autodeterminación informativa y por otro, el derecho a la transparencia en el accionar del Estado. La ley es hoy desde hace más de 20 años un probado fundamento para el acceso a los expedientes de la Seguridad del Estado. Muchos visitantes de todo el mundo, en los últimos tiempos también de países árabes, vienen a la sede del archivo, que se halla en el antiguo edificio del Ministerio para la Seguridad del Estado, a informarse más detalladamente sobre su funcionamiento. Ven en nuestra experiencia de muchos años en la gestión de los documentos de la Stasi un modelo y buscan inspiración para sus propios esfuerzos de asumir críticamente su pasado.

Los expedientes son usados de diferentes formas. Por un lado contribuyen a aclarar el pasado de las personas cuya vida fue influida por las actividades de la Seguridad del Estado. Quienes no funcionaban como lo exigía la ideología de la RDA pueden leer en los expedientes a menudo cómo la Stasi manipuló su vida y su destino. Por ejemplo, que la plaza de estudios negada fue una intervención explícita del Estado y no se debió a una falta de cualificación propia. Que la planeada fuga fracasó no por un descuido, sino por una traición. Que la constante postergación en la vida laboral obedeció a una planeada marginalización.

Los expedientes son también testimonios de la traición, la observación, el oportunismo y la sumisión. Los documentan prueban también, sin embargo, que, a pesar del control y la represión, los seres humanos no se dejaron escamotear las ansias de libertad ni el deseo de vivir cómo querían. Demuestran que seres humanos lograron, a pesar del poder del mal, conservar su decencia y su buena conciencia y demostrar coraje civil.

El objetivo central del archivo es permitir a los afectados tener acceso a sus expedientes. Pero estos también pueden ser consultados por científicos y periodistas. Asimismo son utilizados para verificar el pasado de funcionarios o personas en posiciones sociales destacadas. Y para aclarar cuestiones relacionadas con jubilaciones y procedimientos de rehabilitación. Las personas cuya actividad laboral fue obstaculizada por el Ministerio para la Seguridad del Estado 
o estuvieron encarceladas, a menudo solo pueden probarlo oficialmente recurriendo a los expedientes de la Stasi.

¿Y la sociedad? ¿Se ha beneficiado del acceso a los expedientes? El análisis crítico de la dictadura de la RDA generó a menudo acalorados debates. En la minuciosa y detallada descripción de la represión, tal como puede seguirse en los expedientes, se entiende cómo funcionaba la Stasi. Es la mejor forma de impedir que una dictadura de ese tipo se repita.

Saber cómo fue. Conocer quién hizo qué, cómo y por qué son imprescindibles para entender el pasado. La clara designación de los responsables y la asunción de culpa son pasos necesarios. Solo así pueden quienes más sufrieron bajo la dictadura y fueron encarcelados hacer sus paces con la nueva sociedad y curar sus heridas. Reconocer y nombrar es importante no solo para quienes fueron perseguidos, sino también para quienes vienen detrás de nosotros. Pues cuanto más sepamos de la dictadura, mejor construiremos la democracia. ▪

ROLAND JAHN

PERIODISTA Y DEFENSOR DE LOS DERECHOS HUMANOS – Roland Jahn es desde el 15 de marzo de 2011 Delegado Federal para la Documentación del Servicio de Seguridad del Estado de la antigua RDA. La RDA (1949–1990) surgió como consecuencia de la división de Alemania luego de la II Guerra Mundial. Hasta la Revolución Pacífica y la caída del Muro, en noviembre de 1989, fue una dictadura bajo la égida del Partido Socialista Unificado de Alemania (SED). Jahn nació en Jena en 1953 y participó en la RDA en protestas contra la falta de libertad de expresión. Luego de 1989 analizó intensamente las consecuencias de la dictadura del SED.