Nuevos socios en una región que crece
Alemania y la UE desean fortalecer sus relaciones económicas con América Latina. Un importante nuevo socio puede ser la Alianza del Pacífico.

Con su viaje a la cumbre de la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en Santiago de Chile a comienzos de 2013, Angela Merkel dio una señal: fue la primera visita de un jefe de Gobierno alemán a Chile desde hace más de 20 años. Angela Merkel resaltó su interés por los mercados en crecimiento de América Latina, que, con un 4,5 por ciento de aumento anual del producto interno bruto, sobrepasa claramente las cifras de una Europa en crisis. Más de 2000 empresas alemanas se hallan asentadas hoy en América Latina. El comercio exterior alemán con la región aumentó entre 2005 y 2010 en un 60 por ciento, más que el comercio exterior alemán en promedio total (24 por ciento).
Simultáneamente, Angela Merkel advirtió, con miras al Mercosur, al que pertenecen Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay y Venezuela, de tendencias proteccionistas. Las negociaciones entre el Mercosur y la Unión Europea se hallan estancadas desde hace años. Debido a los mercados grandes y en expansión de Brasil y Argentina, el Mercosur había tenido fama durante mucho tiempo de ser el más importante proyecto de integración de la región. Hoy se considera que el grupo ha fracasado, debido a diferencias internas y crecientes barreras al comercio.
El Gobierno alemán aspira expandir, no obstante, el comercio libre con América Latina, que comenzó en 2002 con un acuerdo comercial entre la UE y Chile. Le siguieron acuerdos con países del Caribe (Cariforum), América Central, Perú y Colombia. México y la UE negocian ahora una ampliación del acuerdo de preferencias arancelarias ya existente. Alemania dirige su atención ahora particularmente hacia la Alianza del Pacífico, creada en junio de 2012 por México, Chile, Perú y Colombia, con el objetivo de ir más allá de una mera unión económica. Con México y Chile pertenecen al grupo los dos únicos países latinoamericanos miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
“Los miembros son defensores del comercio libre y la apertura de los mercados”, dice Patricia Espinosa Cantellano, la embajadora mexicana en Berlín. “Ven en ello el mejor medio para un regreso de la economía a la senda del crecimiento”, agrega. Con unos 210 millones de habitantes, un producto interno bruto de unos 2 billones de dólares y exportaciones por más de 550.000 millones de dólares, la Alianza del Pacífico es una de las regiones económicamente más atractivas del mundo. Según un análisis de la Fundación Friedrich Ebert, próxima al Partido Socialdemócrata Alemán (SPD), la Alianza del Pacífico es actualmente la novena mayor economía del mundo y ocupa el séptimo lugar en cuando a exportaciones.
Espinosa Cantellano explica así la visión de la Alianza del Pacífico: “Paso a paso queremos alcanzar la libre circulación de bienes, servicios, capital y personas, fomentando así el comercio entre nuestros países. Además aspiramos a desarrollar más estrechas relaciones comerciales con otras regiones del mundo, poniendo énfasis sobre todo en el área Asia-Pacífico”. Las negociaciones para la eliminación total de las tasas arancelarias ya han sido cerradas. “Esos acuerdos entran en vigor de inmediato para el 92 por ciento de los bienes y servicios; y para el ocho por ciento, a corto y mediano plazo.”
Que las empresas alemanas mucho esperan de la Alianza quedó demostrado durante el Día de América Latina en noviembre de 2013 en Hamburgo. De destacar son “las ventajas clásicas de los acuerdos comerciales liberales: un acceso facilitado a los mercados, regulaciones de exportación e importación más sencillas y armonizadas y la posibilidad de un intercambio de bienes libre de tasas arancelarias dentro de la Alianza”, dijo Alexander Schmidbauer, de la Asociación Empresarial para América Latina (LAV). “La orientación hacia los mercados asiáticos en crecimiento abre además nuevos contactos con al área del Pacífico”, agregó. Variadas posibilidades ofrecen particularmente las actuales negociaciones sobre un acuerdo comercial transpacífico encabezadas por Estados Unidos.
Los cambios de socios y las transformaciones en las economías latinoamericanas son, sin embargo, simultáneamente un desafío. “Dentro de Celac existen tantas diferentes asociaciones, entre otras razones, porque la integración regional se desarrolla allí en forma diferente a como tiene lugar en Europa”, dice la politóloga Bettina Trueb, de la Fundación EU-LAC, que fomenta las relaciones entre Europa y América Latina y el Caribe. “Las asociaciones poseen diferentes objetivos. Algunas tienen una orientación económica; otras ven su tarea en la coordinación política o la integración funcional”, agrega.
El profesor Detlef Nolte, presidente interino del Instituto Leibniz de Estudios Globales y Regionales (GIGA), con sede en Hamburgo, describe el fenómeno como “geometría variable de las asociaciones de integración”. A mediano plazo, ese experto en América Latina ve tendencias divisionistas, ya que Uruguay y Paraguay, ambos países miembros del Mercosur, poseen ya estatus de observadores en la Alianza del Pacífico. “Desde el punto de vista europeo, la Alianza es seguramente un proceso interesante con potencial económico. Quien se ocupa desde hace tiempo de América Latina, sin embargo, sabe que los pronósticos pueden cambiar rápidamente.”
Alemania, como país industrializado, depende de materias brutas latinoamericanas tales como cobre y litio, y busca mercados para sus productos. Por ello, el Gobierno desea profundizar en el futuro los acuerdos bilaterales de materias primas, como el ya existente con Chile. ▪
Constanze Bandowski