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Educación Made in Germany

Universidades de excelencia, formación ejemplar, densa red de colegios alemanes en el extranjero. Un panorama de la educación alemana

15.08.2014
© picture-alliance/dpa - Education

¿Desea conocer el sitio más internacional de Alemania? Entonces visite una universidad alemana. Por ejemplo, el Campus Westend de la Universidad Goethe de Fráncfort. Porque es relativamente nuevo y el edificio de piedra de travertino brilla en días soleados como si el complejo estuviera situado en la costa oeste de Estados Unidos. Porque en 2014 la Universidad Goethe celebra su 100º aniversario. Pero ante todo porque Fráncfort del Meno alberga el mayor porcentaje de estudiantes extranjeros de entre las 20 universidades alemanas con el mayor número de estudiantes: 6533 estudiantes de un total de 42.111 tienen un pasaporte extranjero. Si acude a la cafetería, escuchará un fuerte murmullo de voces multilingües. Oirá inglés, francés, árabe, chino – y por supuesto alemán. Y muchos más. En la barra le servirán pechuga de pavo a la portuguesa, chop suey, nuggets de soja o menestra de verduras a la turca. Bienvenido a la aldea global.

Fráncfort es un muy buen ejemplo del cambio que han experimentado en los últimos años las universidades alemanas. No solo porque aquí a comienzos del 2014 se procedió a demoler la vieja torre universitaria, una aberración arquitectónica de 116 metros de altura, aunque en su momento la construcción de nuevos y modernos edificios fue una señal de una nueva orientación y renovación. “Queremos ser el Harvard del Meno”, es el lema ahora en Fráncfort. Una consigna que sirve de metáfora de las exigencias que esta universidad comparte con otras universidades alemanas: excelencia e internacionalidad. Y estos dos conceptos no se limitan a las universidades más grandes ni a las que han recibido el título de “Universidades de excelencia” en un concurso, como las universidades de Aquisgrán, Berlín, Bremen, Dresde, Colonia, Heidelberg, Tubinga, Constanza y Múnich. La internacionalización es un tema que impulsa a todas las universidades alemanas. 300.900 estudiantes extranjeros estaban matriculados en las universidades alemanas en el semestre de invierno 2013/2014, el equivalente a un 11,5 por ciento de todos los estudiantes. Alemania es, de este modo, el tercer país más atractivo del mundo para estudiantes extranjeros, después de Estados Unidos y Gran Bretaña. También la enseñanza se ha internacionalizado: casi un 90 por ciento de los cursos ya han sido adaptados a las titulaciones de grado y máster. Los antiguos títulos alemanes de “Diplom” y “Magister” ya casi son parte del pasado. Entre los más de 6000 títulos de grado y 5000 de máster hay cerca de mil programas de estudios en inglés, pero también algunos en francés, italiano y chino. Numerosos programas estructurados de doctorado y centros de graduados se dirigen específicamente a talentos del extranjero.

Además, una mirada a las estadísticas de la Conferencia de rectores de universidades de Alemania permite apreciar que 394 universidades alemanas tienen relaciones de cooperación con universidades extranjeras. Es decir, casi todas, porque en Alemania existen en total 423 universidades. Y no se trata de uno o dos proyectos por universidad. La Universidad de Friburgo lidera la lista con 554 cooperaciones internacionales, seguida de cerca por la Universidad Ludwig-Maximilian de Múnich y la Universidad de Heidelberg. Tan solo en 16 universidades existen más de 400 proyectos de cooperación, y otras diez tienen entre 300 y 400. Y esto solo es la punta del inmenso témpano de alianzas para la educación, son solo números. Pero detrás de esos números se oculta una infinidad de historias de compromiso personal y de intercambio cultural, de encuentros y ampliaciones de horizonte que no cabría en ningún disco duro.

“Cada vez son más los países que entienden que la excelencia académica solo se puede logar mediante la cooperación”, resalta el profesor Joybrato Mukherjee, presidente de la Universidad de Giessen. El hijo de inmigrantes de India es vicepresidente del Servicio de Intercambio Académico Alemán (DAAD), el organismo de fomento más importante a nivel mundial de intercambio de estudiantes y científicos. Tan solo en 2013 DAAD ha financiado la estancia en el extranjero de casi 70.000 estudiantes e investigadores alemanes y 50.000 extranjeros. Mukherjee cree firmemente que los programas de internacionalización y de fomento de DAAD contribuirán a resaltar el atractivo del sistema universitario alemán a través de sus numerosos cursos internacionales.

Para Alemania, la internacionalización de la educación no es una vía de sentido único. La iniciativa de política exterior científica lanzada ya en el primer mandato del ministro de Asuntos Exteriores Frank-Walter Steinmeier marcó la senda para la promoción de asociaciones académicas, casas alemanas de la ciencia y centros de excelencia en el extranjero, incluyendo también regiones en transición y en conflicto. Muchas universidades alemanas participan además en el desarrollo de programas alemanes de estudio y la creación de universidades según el modelo alemán en el extranjero, por ejemplo en Egipto, China, Jordania, Kazajstán, Omán, Singapur, Hungría, Vietnam y, desde 2014, en Turquía. Otra de las metas perseguidas, apoyada con numerosos programas, es que hasta 2020 la mitad de los estudiantes alemanes cuente con experiencia fuera de Alemania. En la actualidad ye es alrededor de un 30 por ciento.

Lo que practican las universidades alemanas desde hace más de una década con la “exportación” de programas de estudio es algo que vienen haciendo desde siempre los colegios alemanes en el extranjero, como representantes de la excelencia educativa “made in Germany”. Alrededor de 20.000 estudiantes alemanes y 60.000 no alemanes asisten a los 141 colegios alemanes en el extranjero de todo el mundo. La iniciativa de colegios asociados PASCH, coordinada por el Ministerio de Asuntos Exteriores de Alemania, teje a la vez una red mucho más densa de alumnos y estudiantes de alemán, que facilita el acceso a la lengua alemana y a la educación alemana a jóvenes del extranjero (véase página 28).

En el sistema educativo alemán, los titulados de nivel secundario que no siguen estudios universitarios se deciden generalmente por la “formación dual”. Se denomina dual porque se compone de dos años a tres y medio de formación práctica continua en una empresa y clases teóricas en una escuela profesional técnica. También la formación dual según el modelo alemán se ha convertido en exitoso producto de exportación. El formato es considerado muy buena receta contra el grave desempleo juvenil en Europa, y que en Alemania se sitúa en un nivel bajo. Además de países de la UE, también China, India, Rusia y países de América Latina demuestran interés por este modelo de formación. Alemania ha firmado en total 40 acuerdos de cooperación bilateral para la formación profesional. En la implementación colaboran por lo general las embajadas de Alemania, las cámaras alemanas en el extranjero y también empresas alemanas.

La gran importancia que se atribuye al tema educación y ciencia en Alemania queda demostrada también por el hecho de que el Gobierno federal actual invierte tanto en educación e investigación como nunca antes. El presupuesto para 2014 se ha incrementado a más de 14.000 millones de euros, unos 
313 millones de euros más que en 2013. “Alemania es hoy una de las naciones líderes en materia de educación e investigación”, señala Johanna Wanka, ministra Federal de Educación e Investigación. En el acuerdo de coalición, los partidos gobernantes CDU/CSU y SPD han acordado que los gastos federales en educación se incrementen en otros 6000 millones de euros hasta 2017. Estos recursos adicionales servirán para aliviar la carga que soportan los Estados federados, que en Alemania son competentes en materia de educación, y permitirán una mayor inversión en colegios y universidades.

¿Entonces todo lo que brilla es oro en el ámbito educativo alemán? Seguramente no. Más allá del orgullo por los buenos sistemas educativos y la exitosa senda trazada hacia la internacionalización, también quedan muchos desafíos por resolver. Por ejemplo la integración de hijos de inmigrantes y la 
permeabilidad de la formación para niños de familias socialmente desfavorecidas, la expansión de escuelas de horario completo, y la decisión de si el bachillerato se debe obtener con doce o trece años de clases. Muchos temas nutren el debate sobre la 
educación. Es una buena oportunidad para los responsables del sistema educativo alemán de ampliar el horizonte de miras y explorar qué soluciones se han hallado en otros países a estos temas. Con lo cual volvemos al tema inicial: el intercambio enriquece. ▪