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Un país cambia su 
modo de aprender

México persigue ambiciosas metas económicas, pero para alcanzarlas necesita mano de obra cualificada. Hasta la fecha eran las propias empresas las que impartían la formación. Ahora se introducen cambios estructurales, con apoyo alemán.

07.07.2016

Thanya Bello trabaja sobre una mesa de taller y corta una pieza de metal con la sierra. El docente Gerd Krah se contrae. “¡Cuidado!”, iba a gritar, pero la aprendiz de mecánico de herramientas de 23 años logra sujetar la parte de la pieza que estaba a punto de desprenderse. Satisfecho Krah se aparta. “La seguridad es algo muy importante“, comenta. Krah supervisa a 66 alumnos en el 
Centro de Formación Profesional Dual 
CEDUAL en Puebla, México. Después de tres años, los jóvenes mexicanos rinden el examen para oficial o trabajador calificado ante examinadores alemanes y comienzan a trabajar en la empresa que les ha financiado la capacitación.

Bello, por ejemplo, ya tiene un contrato de trabajo de tres años con el fabricante alemán de máquinas-herramienta Schuler. Su amiga, Nelly Hernández, que aprende fórmulas y diseños en el aula, empezará 
a trabajar para el proveedor de auto­moción Allgaier tras el examen. Preci­samente en el área metropolitana de 
Puebla, donde se han establecido marcas como Volkswagen, Audi y numerosos proveedores medianos, la demanda de trabajadores cualificados es elevada y 
garantiza un buen salario. Los 26 graduados de la primera generación de 
CEDUAL tienen ya un empleo una vez aprobado el examen.

“A mí me motiva saber dónde voy a trabajar más tarde,” dice Hernández, que ha completado los estudios de mecatrónica. Se enteró del modelo dual de formación profesional por una jornada de información de CEDUAL en su universidad y solicitó una plaza. A la vez vio cómo muchos de sus excompañeros no encontraban empleo. “Los estudios en México son muy teóricos”, explica la mexicana de 28 años. “Si a uno le gusta más la práctica, la formación dual es mucho mejor.”

Sin embargo, este tipo de formación sigue siendo casi desconocida en México. Los oficios técnicos, como fontanero o electricista, se aprenden por imitación. Y son ejercidos en su mayoría por empresas unipersonales de la economía sumergida. Pero esto ya no es suficiente en países emergentes como México, que es ya el tercer mayor fabricante mundial de automóviles. Sobre todo las empresas alemanas en México sufren la escasez de trabajadores cua­lificados. Hasta ahora buscaban la solución con cursos de formación internos o creaban centros conjuntos de capacitación como CEDUAL. Ahora se espera organizar la cooperación de forma sistemática y extenderla a todo el país. En 2015 Alemania y México firmaron un acuerdo marco de promoción de la formación dual. Cada gobierno compromete al efecto unos cinco millones de euros hasta 2018.

Un medio contra el desempleo juvenil

México es país pionero en América Latina. El interés político es grande, y se trata de preparar la industria mexicana para los retos del futuro. “Además, se trata de 
la lucha contra el desempleo juvenil”, explica Klaus Przyklenk de la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammen­arbeit (GIZ), que implementa el proyecto. Estudios muestran que el desempleo juvenil en países con formación dual es menor que en aquellos que no la tienen. En México hay 7,5 millones de jóvenes de entre 15 y 29 años que ni trabajan ni estudian.

La introducción del modelo dual es una tarea difícil. Hay que fijar estándares de validez nacional, crear planes de estudio 
y capacitar docentes. Además, los responsables deben comvencer a empresas y jóvenes del valor de la formación dual. Aunque no comienzan de cero. Ya en 2014 se inició en 13 estados mexicanos un proyecto piloto en el que colaboran el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica CONALEP y la Cámara Mexicano-Alemana de Comercio e Industria CAMEXA. La primera generación casi ha completado la capacitación: 1443 jóvenes rinden examen en 2016 en 91 centros de formación en las áreas de informática, hotelería y electromecánica.

A diferencia del modelo alemán, la for­mación dual mexicana dura solo dos años. Expertos como Krah ven esto con ojos críticos. Ese tiempo no es suficiente para preparar a los alumnos para máquinas modernas y complejas, como las que se usan en 
las industrias automotriz y aeroespacial. Klaus Przyklenk de GIZ, en cambio, cree que el periodo de estudios es una solución aceptable. “En México, las condiciones son diferentes. No existe tradición de cooperación entre Estado y empresas. Las objeciones aún son muchas y hay que esperar que crezca la conciencia sobre los beneficios.” ▪

Sandra Weiss