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“Impulsos para 
 la cooperación“

El intercambio científico germano-brasileño se estrecha. Conversamos con Christian Müller del DWIH en São Paulo.

14.08.2014
© Jan Braun/Heinz Nixdorf MuseumsForum - Wissenschaft

Sr. Müller, el año de Alemania en Brasil ha llegado a su fin. Su lema indicaba el objetivo: “Donde las ideas confluyen” (Wo Ideen sich verbinden). ¿Hasta qué punto ha funcionado esto en las ciencias?

El año de Alemania ha aportado muchos impulsos para la cooperación y ha supuesto una excelente oportunidad para promocionar Alemania en Brasil como sede de investigación. Nos hemos dirigido al público con ideas, proyectos y foros. Uno de los puntos destacados fue el “Science Tunnel”, una exposición de la Sociedad Max Planck sobre temas de investigación de gran actualidad en ámbitos como la tecnología médica o la industria aeroespacial. La exposición en São Paulo ha registrado una cifra récord de 40.000 visitantes. Otro ejemplo son las dos estancias en Fortaleza del buque de investigación alemán “Meteor”, dedicado a la exploración marina y el cambio climático. Aprovechamos la visita para reunir a investigadores brasileños y alemanes y gestar nuevas cooperaciones.

¿Qué proyectos bilaterales de investigación existen ya?

La red de investigación “BRAGECRIM” (Brazilian-German Collaborative Research Initiative on Manufacturing Technology), por ejemplo, es muy activa en la tecnología de producción aplicada. Esta red de cooperación, fomentada por la Comunidad de Investigación Alemana (Deutsche Forschungsgemeinschaft), ya ha puesto en marcha 16 proyectos. Los científicos brasileños y alemanes intercambian opiniones, desarrollan juntos innovaciones y publican de forma conjunta.

¿Qué papel desempeña la ciencia en la imagen de Alemania en Brasil? ¿Se tiene en cuenta a Alemania como nación investigadora?

Alemania es considerada un país tecnológicamente muy avanzado que genera muchas ideas. Las entidades extrauniversitarias como el Instituto Fraunhofer son las más conocidas en Brasil, pero también existe un intenso intercambio entre las universidades de ambos países. Y desde hace dos años y medio cooperamos para implementar el ambicioso programa de becas “Ciencia sin fronteras” del Gobierno brasileño.

El objetivo es que unos 10.000 universitarios brasileños vengan a Alemania de aquí al 2015 a través del programa “Ciencia sin fronteras”. ¿Cuánto se ha avanzado en dirección a esta meta?

En este periodo, entre 5000 y 6000 estudiantes brasileños viajarán a Alemania con una beca. Esto supone un incremento de más del cuádruple y un gran éxito. Lo que nos alegra especialmente es que participen en el programa más de 100 universidades alemanas. La cifra de 10.000 universitarios que se ambicionaba en un 
principio tampoco van a poder alcanzarla otros países de destino. Un proyecto mastodóntico como este no se puede implementar de buenas a primeras.

¿Qué es lo que motiva a los jóvenes brasileños a venir a estudiar a Alemania y qué es lo que posiblemente los eche atrás?

Lo que les motiva es saber que podrán estudiar en una institución de gran calidad académica y de investigación. Precisamente en las ingenierías y ciencias naturales, así como en la biomedicina, en las que se centra el programa, los estándares de laboratorio son un factor fundamental. Otro aspecto a favor de Alemania desde la perspectiva brasileña son los moderados costes de vida, así como la seguridad y el atractivo general, por ejemplo, en el ámbito cultural y deportivo.

¿Por qué no se consigue entonces el número de becarios deseado?

Tenemos suficientes solicitantes, pero con frecuencia los conocimientos lingüísticos son insuficientes. Esta carencia se puede solventar en parte con cursos de idiomas, que también fomenta el Gobierno brasileño. Pero se necesita tiempo para alcanzar el nivel requerido para estudiar en una universidad alemana. Además hay que decir que las universidades alemanas son menos conocidas en Brasil que las estadounidenses o las británicas con nombres tan grandilocuentes como Stanford o Cambridge. Nosotros, como Centro Alemán de Innovación y Ciencia (DWIH, por sus siglas en alemán), procuramos compensarlo con una intensa labor informativa en colaboración con nuestros socios.

¿Pretende establecer cooperaciones con otros países latinoamericanos desde Brasil?

Algunos de nuestros miembros que cuentan con una oficina en el DWIH tienen, efectivamente, toda América Latina como radio de acción. Hasta que punto se puede cubrir esta área es, por supuesto, cuestión de recursos, se trata de una región enorme. Cuando nuestras actividades se centran también en otros países latinoamericanos, estos suelen ser Colombia y Chile. La sociedad Fraunhofer desarrolla, además, muchas actividades en Argentina.

¿Qué repercusión tienen en su trabajo las tensiones sociales que experimenta Brasil?

Apenas influyen directamente en nuestro trabajo, no obstante, por supuesto que nos preocupan. Los motivos de las protestas son sin duda muy diversos y la situación compleja. Las discrepancias sociales de las que se quejan en Brasil, sobre todo la generación joven, no se pueden negar.

¿No le viene a esa generación como anillo al dedo su oferta de estudiar en el extranjero?

Podría decirse así. Los jóvenes brasileños se dan cuentan de que hacen falta nuevas ideas y conceptos para seguir desarrollando un país. Por eso, el programa “Ciencia sin fronteras” no solo tiene buenas intenciones, sino que está bien pensado y hace justo lo necesario, que es hacer ver a la gente joven nuevas posibilidades. ▪

Entrevista: Helen Sibum

CHRISTIAN MÜLLER es portavoz 
del Centro Alemán de Innovación y Ciencia 
en São Paulo y 
director de la oficina del Servicio 
Alemán de Intercambio Académico (DAAD) en Río 
de Janeiro.