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La red de investigadores ResearchGate

La historia de la red de investigadores ResearchGate con sede en Berlín parece salida del Silicon Valley.

20.01.2014
ResearchGate - Ijad  Madisch
ResearchGate - Ijad Madisch © ResearchGate - Ijad Madisch

Es algo que todo científico probablemente ha vivido alguna vez: trabaja intensamente en un tema específico pero no consigue avanzar. Ni las bibliotecas, ni los correos electrónicos ni las conferencias le ayudan. También esto era lo que le sucedió a Ijad Madisch. A finales de 2007 no conseguía avanzar en su investigación virológica. Buscó consejos, pero no los encontró entre sus colegas. Así nació la idea de un "Facebook para científicos". Este médico alemán de origen sirio desarrolló en 2008 con dos amigos la ResearchGate. Hoy en día, esta red de investigadores de Berlín cuenta con más de tres millones de usuarios, casi una tercera parte de todos los investigadores del mundo.

El modelo del éxito es - como tantas otras veces - relativamente sencillo. Los científicos pueden registrarse con la dirección de correo electrónico de una institución de investigación, crear un perfil de usuario e indicar sus áreas de interés. En la plataforma pueden subir sus publicaciones e intercambiar ideas con la comunidad. Hasta hoy ya se han subido a la red 11 millones de publicaciones científicas y 50 millones de resúmenes documentales. Desde hace poco tiempo también se pueden publicar datos sobre experimentos fallidos. Esto impide que los proyectos que ya han fracasado sean publicados de nuevo. Además, el llamado ResearchGate Score permite a los usuarios valorar la investigación de otros miembros.

El portal es uno de los más exitosos emprendimientos de los últimos años. La fama de la red de investigadores ha llegado incluso a Silicon Valley. Bill Gates, fundador de Microsoft, y Matt Cohler, co-fundador de LinkedIn y uno de los primeros empleados de Facebook, son algunos de los inversores. La plataforma se financia cada vez más con ofertas de empleo, anuncios de conferencias y un mercado para productos de laboratorio. Pero el objetivo final sigue siendo intensificar el intercambio científico, para que la investigación sea más eficiente, impulsando el progreso y los avances científicos. "Ganar dinero está bien, pero crear algo sostenible tiene, en mi opinión, un valor superior", resalta Madisch. 

www.researchgate.net

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