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Fútbol con elegancia

Del mal gusto a la sensibilidad por el estilo: el fútbol cambia, también en cuestiones de moda.

05.07.2016

Poses a veces grotescas, ridículas y estrafalarias forman parte del entretenimiento que ofrecen los futbolistas. Por ejemplo en su forma de vestir. Cuando hurgamos en la memoria, se nos abre un mundo de curiosidades y situaciones rayanas en lo ridículo, como solo serían posibles hojeando álbumes de fotos de nuestra propia juventud. Por ejemplo, los pantalones acampanados que llevaba la selección alemana campeona del mundo de 1974. O los calcetines de algodón blanco dentro de chanclas de baño que lucían jugadores alemanes en días sin entrenamiento. O los largos cuellos en punta del Hamburger SV en su primera victoria en la Copa de Europa de Clubes en 1977, que se extendían casi hasta el pezón. O los horribles peinados, por ejemplo el corte “mullet” (corto arriba, largo abajo) de 
los años 1980 o el corte iroqués “cepillo de limpieza” de Christian Ziege en la Copa del Mundo 2002. Aunque por ese entonces los peluqueros cómplices de excéntricos futbolistas sufrían la fuerte competencia de los profesionales del tatuaje.

Con todo, cabe señalar que el fútbol del siglo XXI, en la era de la globalización del fútbol como diversión y manifestación social, supera al menos ópticamente al siglo XX. Entre otras razones porque afamados diseñadores de moda ocupan ya un lugar de privilegio entre los patrocinadores de grandes clubes y selecciones. Son los que hacen que los jugadores “se luzcan” en sus apariciones públicas. “En otros tiempos, en Alemania se hubiera dicho: ¿Pero qué estáis haciendo? Vosotros sois deportistas y no estrellas del pop”, comenta hoy el guardameta Manuel Neuer cuando antes se veía desde Alemania la elegancia de jugadores italianos, los únicos que entonces podían vestir a la moda. “Hoy en día la diferencia ya no es tanta”. El futbolista de hoy podría trabajar de modelo; ya no solo luce unos fuertes muslos que dificultan la compra de pantalones, sino también un torso bien entrenado y un suave lenguaje corporal. Sin embargo, el estilo italiano de vestimenta ajustada causa también ciertos problemas. Por ejemplo cuando expresivos entrenadores estrella se mueven dentro de ella para dar instrucciones a sus jugadores. La temporada pasada se les rompió por eso el pantalón a Pep Guardiola y más tarde a Zinédine Zidane en la zona de sustituciones.

El antiguo macho alfa, es decir, jugadores que subrayaban su posición dentro del grupo con ostentosos símbolos y gestos de estatus, es algo del pasado. Una nueva generación de jóvenes 
jugadores aplica una mezcla de autoestima y understatement, que también favorece su aspecto. E incluso el excéntrico Pierre-Emerick Aubameyang, del Dortmund, que con su singular apariencia hace recordar más al pájaro gigante de “Plaza Sésamo” que a un futbolista, parece querer combinar esto con un toque de auto-ironía, antes desconocido en el fútbol alemán. En materia de modas, los profesionales pueden darse todos los lujos, tanto en sentido figurado como financiero. Mientras que antes deseaban evitar a toda costa la sospecha de afeminamiento, hoy en día parecen estar más interesado en la moda que en el automóvil. David Alaba confesó que con su primer sueldo como profesional se compró “ropa de marca”. Jérôme Boateng, su compañero del Bayern Múnich, dice tener una colección de más de 600 pares de sneakers.

El punto de inflexión llegó con un futbolista que se presentaba como estrella del pop y en sus peinados utilizaba el mismo especial efecto que en los tiros libres. “David Beckham mostró que ser futbolista profesional y tener un buen estilo no son incompatibles, afirma Thomas Hitzlsperger, quien vivió el auge del jugador inglés como joven profesional en la Premier League y fue subcampeón con la selección alemana en la Eurocopa 2008. “Hasta entonces yo no me vestía como él, pero de repente el buen estilo empezó a tener importancia en el fútbol, y también para mí.“ Pero tampoco Beckham se salvó de situaciones ridículas en materia de moda. Cuando se presentó en un evento con una falda escocesa creada por modista japonés, el “Times” ilustró una historia con el título: “¿Por qué los futbolistas se visten tan pésimamente?”. ▪