El fenómeno Helene Fischer
La cantante Helene Fischer revivió la canción popular alemana.
Helene Fischer es hoy punto de referencia obligado de la canción popular alemana. Guste o no lo que canta. Es una indiscutida estrella de la canción: la cantante más buscada en Google en Alemania y, según una encuesta de “Playboy”, la mujer de los sueños de muchos hombres alemanes. La empresa de estudios de mercado Media Control constató a comienzos de 2014 que su disco “Best of” es el “más exitoso álbum alemán de todos los tiempos”. Regularmente es galardonada con el Echo, que está considerado, luego de los Grammys y los Brit Awards, uno de los más importantes premios musicales del mundo. El semanario “Die Zeit” la llamó “la garganta de oro de Alemania”. Y como tiene tanto éxito, moderará este año por segunda vez la fiesta de entrega de los Echo.
Formación para musicales en Fráncfort
¿Cómo se explica el fenómeno Helene Fischer, a cuyos conciertos, como escribe el periódico “Süddeutsche Zeitung”, acuden tanto parejas de entre 25 y 65 años como tipos con pesadas camperas de cuero y exasperadas adolescentes? Helene Fischer, nacida en 1984 en Siberia, es hija de un matrimonio ruso de ascendencia alemana. De niña se trasladó con sus padres a Renania del Norte-Palatinado. Luego del colegio secundario se formó en Fráncfort del Meno como actriz de musicales. Allí aprendió danza, canto y el arte de actuar sobre escenarios. Ese arte, esa casi acrobática perfección hacen gran parte de su fascinación. La otra parte es su don de saber alcanzar desde el escenario a cada uno de los espectadores, como si cantara especialmente para cada uno de ellos. “Helene Fischer posee un imbatible encanto”, dicen los críticos de conciertos. “Sus presentaciones recuerdan un poco a Las Vegas, en todo caso para los ojos y oídos alemanes.”
Helene Fischer dio sex-appeal a la canción popular alemana y los formatos de televisión correspondientes, que durante mucho tiempo fueron vistos como entretenimiento para gente de la tercera edad. Con su propio show de TV atrajo en 2012 a casi un millón de espectadores de menos de 50 años de edad. Y los que no prendieron el televisor se refriegan los ojos ante tanto éxito.
Entrega los Premios Echo, el 27 de marzo en Berlín
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