“Tenemos que ser más flexibles”
El Museo de Arte Moderno de Fráncfort tiene salas en una torre de oficinas.

De Susanne Gaensheimer se puede esperar cualquier cosa. Su visión nada convencional del arte ha llevado ya dos veces a la directora del Museo de Arte Moderno (MMK) de Fráncfort hasta la Bienal de Arte de Venecia como curadora del pabellón alemán. El programa de exposiciones de su centro de arte en Fráncfort se caracteriza por el mismo inconfundible olfato y tozudez. La última sorpresa de Gaensheimer se encuentra allí donde uno menos se lo espera: en el barrio banquero de la ciudad del Meno. El MMK ha inaugurado este otoño una sede adicional en la segunda planta del edificio de oficinas y viviendas “Taunusturm”, que le proporciona 2000 metros cuadrados más para presentar su enorme colección.
Con las dependencias del “MMK 2”, la directora se adentra en terrero desconocido, puesto que es la primera vez que un museo público de Alemania se instala en un rascacielos de oficinas. Los desarrolladores de proyecto de la torre deseaban dar un uso cultural a parte de su edificio y le ofrecieron al museo utilizar la superficie sin gastos de alquiler ni comunidad. “En Alemania, nos hallamos ahora mismo en una fase de transformación, en la que las perspectivas de fomento cultural están cambiando radicalmente”, explicó Gaensheimer. Era impensable construir un nuevo edificio para el museo por decenas de millones de euros. “Tenemos que ser más flexibles y pensar en nuevas formas de trabajo museístico”, afirmó la directora.