De São Paulo a Unterwellenborn
Empresas brasileñas descubren Alemania para inversiones directas.

En la primavera europea de 2013, representantes de un grupo empresarial del sector de fundición de Brasil viajó a Unterwellenborn, Alemania. La empresa siderúrgica Companhia Siderúrgica Nacional (CSN) de São Paulo, que un año antes había comprado la planta siderúrgica Stahlwerk Thüringen, quería ahora que sus trabajadores aprendieran de sus nuevos colegas alemanes en la antigua “Maxhütte”. “Poco a poco las empresas extranjeras se dan cuenta de que la expansión de las actividades en Europa no solo mejora las posibilidades de negocio, sino que también sirve para aprender know-how para el mercado nacional, señala Andreas Bilfinger, de la sociedad para la promoción del comercio exterior del Gobierno Federal, Germany Trade & Invest (GTAI).
Como inversor brasileño en Alemania, CSN aún forma parte de una minoría pero su importancia ha aumentado en los últimos años y seguirá creciendo en el futuro. Federaciones de empresas, cámaras de comercio extranjeras y el Gobierno Federal orientan a empresas brasileñas en su incursión por Alemania. Hay mucho interés del lado brasileño, afirma Andreas Bilfinger. Si en 2009 el GTAI supervisaba solo dos proyectos brasileños en Alemania, en 2012 ya eran once. El número de empresas brasileñas que invierten en Alemania ha crecido desde 2006, con una media anual del siete por ciento.
El fabricante de maquinaria Romi, por ejemplo, adquirió por unos 20 millones de euros la mediana empresa Burkhardt+ Weber Fertigungssysteme de Reutlingen. La mayor empresa química de Brasil, Braskem, compró a su competidor estadounidense Dow Chemical Werke en Wesseling, cerca de Colonia, y a Schkopau en el este de Alemania, abriendo además una filial en Fráncfort del Meno. Según datos del GTAI ya son unas 60 las empresas brasileñas que operan en Alemania, diez más que hace un año. En conjunto dan empleo en Alemania a unos 2310 trabajadores. Se trata principalmente de pequeñas y medianas empresas de la industria automotriz, industria transformadora y servicios financieros.
“Para las empresas brasileñas dar el gran paso a Alemania es al menos tan difícil como para las empresas alemanas a Brasil”, resalta Andreas Bilfinger. Cuando llega una consulta, GTAI aclara las preguntas más urgentes, por ejemplo, qué lugares de Alemania serían los más adecuados. También se tratan temas fiscales y laborales. Los inversores pueden beneficiarse de Alemania: profesionales altamente cualificados, situación geográfica ideal en el centro de Europa y excelente infraestructura, asegura Bilfinger. Sobre todo en el este de Alemania hay atractivos programas de apoyo. Al final las empresas son remitidas al Estado federado en el que desean invertir. Las empresas solo desisten, según Bilfinger, cuando creen que los costes laborales son demasiado altos o cuando Alemania no se ocupa con la necesaria intensidad de asesorar al inversor.
Las relaciones económicas entre Brasil y Alemania tienen una larga tradición. En 1895 la compañía Siemens, como una de las primeras grandes empresas alemanas, abrió un establecimiento en el país sudamericano. En 1911 le siguió la química BASF. Muchas empresas alemanas se han establecido desde entonces en especial en la región de São Paulo. ▪
Maximilian Weingartner