Pionera en la política climática
Alemania es pionera a nivel internacional en cuanto a protección del clima y expansión de las energías renovables. El abandono de la energía atómica ya ha comenzado.
El siglo XXI está considerado “el siglo del medio ambiente”. Eso significa: en las próximas décadas se decidirá cuán fuertemente cambiarán las condiciones naturales de vida de las próximas generaciones en la Tierra. El peor peligro es un acelerado cambio climático. La protección del medio ambiente y el clima tienen en Alemania desde hace tiempo gran importancia. Alemania es pionera a nivel internacional en la protección del clima y la expansión de las energías renovables.
Con la reestructuración del sector energético, llamada transformación energética, Alemania deja atrás la era energética fósil-nuclear y avanza hacia un futuro de energía sostenible. Parte de ello es el sucesivo abandono de la energía atómica hasta el año 2022. Además, hasta el 2020, Alemania planea reducir sus emisiones de anhídrido carbónico en un 40 por ciento en comparación con 1990 y hasta el 2050, incluso en por lo menos un 80 por ciento. Hasta fines de 2014 se había logrado una reducción del 27 por ciento.
El gobierno alemán aboga activamente por la protección ambiental, la cooperación en cuestiones energéticas y un desarrollo de bajo impacto ambiental también en un marco global. Alemania es una fuerza propulsora en la UE, que desde la Cumbre de la Tierra de la ONU en Río de Janeiro 1992 es pionera en la política climática internacional. La UE apoya el objetivo de limitar el calentamiento global a un máximo de dos grados Celsius. Para ello es necesaria una reducción de las emisiones de anhídrido carbónico del 80 al 95 por ciento en los países industrializados. En el marco de la Presidencia Alemana del G7 en 2015, los principales países industrializados acordaron acelerar el fin del uso de las energías fósiles. La completa “descarbonización” deberá ser alcanzada a lo largo del siglo. La Secretaría del Cambio Climático de las Naciones Unidas tiene su sede en Bonn.
Un medio ambiente intacto –aire puro, aguas limpias, una naturaleza diversa– es condición para una alta calidad de vida. La protección se halla desde 1994 anclada en la Constitución alemana como objetivo de Estado. En el caso de la calidad del aire y las aguas, indicadores prueban desde hace años una constante mejora. La emisión de contaminantes tales como dióxido de azufre y óxidos de nitrógeno se ha reducido fuertemente, también gracias al uso de filtros en centrales de carbón y de convertidores catalíticos en autos. También descendió considerablemente el consumo per cápita de agua, de 140 a 120 litros por día.
Alemania combina el crecimiento económico con la protección ambiental como estrategia para lograr una economía sostenible. Elementos centrales para ello son, además de la expansión de las energías renovables, el aumento de la eficiencia energética y de los recursos, así como el uso inteligente de los recursos regenerables. Es una estrategia con un doble beneficio. Por un lado se reduce así el impacto ambiental; por otro, surgen nuevas áreas de negocios y puestos de trabajo.