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Sobrevivir a la guerra

De hospitales de campaña a lanzamientos de víveres desde el aire: ayuda humanitaria alemana para Siria

11.01.2017
© WFP/Rein Skullerud - World Food Programme

Faris vino al mundo con una tupida melena rizada, 48 centímetros de talla, 3.400 gramos de peso y sano. No fue un parto fácil. El pequeño nació por cesárea. Sin la presencia del equipo médico en el hospital de campaña de Bab al-Salam, en la frontera sirio-turca, posiblemente ni él ni su madre habrían sobrevivido.

Baby Faris
 

Faris es uno de los 70 a 80 bebés que nacen cada mes en Bab al-Salam, que traducido significa “puerta de la paz”. “Solo en octubre se practicaron 66 cesáreas de emergencia”, precisa Janine Lietmeyer, coordinadora para Oriente Próximo de Malteser International, la organización humanitaria que levantó el hospital de campaña y lo gestiona en colaboración con una organización contraparte siria, todo ello financiado con fondos de la ayuda humanitaria del Ministerio Federal de Relaciones Exteriores. En 2016 la clínica, que entre tanto se ha instalado en un hangar, recibió más de dos millones de euros. “Este hospital no existiría de no ser por el apoyo de Alemania”, recuerda Lietmeyer. “300.000 personas no tendrían atención médica.”

Eso no solo significa que no se podrían operar heridas de guerra típicas, como por ejemplo las lesiones causadas por esquirlas en ataques de mortero o bombardeos, sino también que muchas personas, sobre todo niños, morirían como consecuencia de enfermedades no necesariamente mortales pero que requieren una intervención quirúrgica, como por ejemplo la apendicitis. Los bebés prematuros no podrían sobrevivir. En Siria la esperanza media de vida ha disminuido veinte años, en buena parte también por la precaria atención médica de la población.

Feldkrankenhaus Bab al-Salam

Bab al-Salam es uno de los casi 70 proyectos de ayuda humanitaria que financia el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores para refugiados sirios en el país mismo y en los países limítrofes. En los últimos cuatro años Alemania ha destinado 1.250 millones de euros a las tareas de ayuda humanitaria, siendo uno de los países donantes que más asistencia ofrece a las personas afectadas en la zona de guerra. Una cuarta parte de los fondos va directamente a organizaciones humanitarias como la Orden de Malta; tres cuartas partes se destinan a socios multilaterales como las Naciones Unidas.

Puente aéreo para 100.000 civiles aislados

Con esta ayuda Alemania quiere contribuir a mitigar las necesidades más acuciantes de la población civil en la guerra de Siria. La situación es extremadamente penosa en las regiones aisladas y sitiadas. De los 13,5 millones de personas vulnerables contabilizadas en Siria, casi seis millones viven en áreas difícil o definitivamente inaccesibles a la ayuda humanitaria. La situación de abastecimiento es especialmente dramática en la ciudad de Deir ez-Zor, al noreste del país. A causa de los combates con el “Estado Islámico” (IS) la población está prácticamente aislada del mundo exterior. Los pocos alimentos que quedan son muy caros. La gente pasa hambre.

En 2016 Alemania ha apoyado el puente aéreo del Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU con diez millones de euros. Los víveres, medicamentos y otros suministros humanitarios se embalan a prueba de golpes sobre palés de madera para efectuar los lanzamientos desde el aire. Un avión de transporte lanza los paquetes sobre lugares de concentración convenidos próximos a la ciudad. Los paracaídas son recogidos por colaboradores de la Media Luna Roja Siria (SARC), el equivalente de la Cruz Roja, que trasladan los paquetes a los puntos de reparto.

Welternährungsprogramm der Uno wirft Lebensmittel und Medikamente ab

Superadas algunas dificultades iniciales, desde abril de 2016 el PMA ha conseguido distribuir 2.958 toneladas en la región afectada. Unos 100.000 habitantes de Deir ez-Zor se han registrado en la SARC para recibir raciones de comida. Gracias al puente aéreo han sido abastecidos de bienes de primera necesidad. Según estimaciones del PMA, las ayudas han beneficiado a unas 20.000 familias.

Más ayuda para las víctimas de las minas en los territorios arrebatados al IS

Por medio de su ayuda humanitaria el Ministerio Federal de Relaciones Exteriores también seguirá apoyando otros muchos proyectos y acciones de emergencia en 2017. El hospital de campaña de Bab al-Salam por ejemplo será dotado de una unidad de cirugía vascular. Es una necesidad urgente, porque actualmente en muchos casos se están amputando miembros que podrían salvarse si los heridos fueran operados por especialistas. Últimamente el número de heridos ha aumentado enormemente porque los territorios arrebatados al IS están sembrados de trampas explosivas y minas colocadas por las milicias terroristas a su retirada. Para los civiles que regresan a sus pueblos y casas estos artefactos son un peligro extremo.

“En todo el norte de Siria ya no quedan cirujanos vasculares”, dice Lietmeyer. Hace tiempo que huyeron de las zonas de guerra pero algunos siguen viviendo cerca de su país, en territorio turco. Como el hospital de campaña de Bab al-Salam está pegado a la frontera, estos especialistas podrían operar ahí de día y regresar de noche a Turquía. De esta manera tendrían un trabajo acorde con sus capacidades que les permitiría alimentar a sus familias y al mismo tiempo podrían salvar a muchos compatriotas de mutilaciones que en muchos casos los abocarían a situaciones de pobreza y dependencia de por vida.

© Auswärtiges Amt