“Una nueva forma de pensar”
El investigador Radu Popescu-Zeletin sobre las “smart cities” y el Fraunhofer FOKUS en América Latina.

¿Qué entiende usted por “smart city”?
El punto de partida de todas las reflexiones es el hecho de que cada vez más objetos son capaces de intercomunicarse. En otras palabras: todo objeto que cuesta hoy más de cinco dólares tiene una dirección IP. Por eso podemos manejar las cosas inteligentemente e incluirlas en aplicaciones complejas. El concepto se remonta a una visión de IBM, que hace unos 20 años comenzó a reflexionar sobre un “Smart Planet”, es decir, sobre aplicaciones que abarcaran todo el planeta. Eso era naturalmente difícil de llevar a la práctica, por lo cual se dio un paso atrás, a las “smart cities”.
Un enfoque bastante más modesto.
Y sobre todo más sensato. Las ciudades crecen aceleradamente. Más del 60 por ciento de la población mundial vive hoy en centros urbanos. Hay 400 ciudades de más de diez millones de habitantes. Eso crea problemas con el aire, el agua, las calles y la energía. La cuestión es cómo puede optimizarse el uso de esos recursos escasos por parte un gran número de seres humanos. “Smart city” no es una serie de productos, sino un proceso, una nueva forma de pensar.
A menudo se asocia el concepto sobre todo con la planificación del tráfico.
Ese es solo un aspecto, lo importante es el enfoque global. El aire tiene que ver con el transporte, y el transporte con la energía, por mencionar solo dos interrelaciones. También en cada uno de los pilares hay naturalmente espacio para mejoras. Pero en primera línea hablamos de un sistema de sistemas. En la implementación son combinados todos los mecanismos de IT que han ganado importancia en la última década: nubes para almacenar datos y “big data” para el análisis y la optimización de los datos.
¿Qué pueden ser elementos concretos de una “smart city”?
Pueden ser cosas muy triviales, pero también muy complejas. Se trata, por ejemplo, de la política energética del futuro, en la que habrá “sistemas prosumidor”: se es simultáneamente productor y consumidor. Para eso necesitamos una infraestructura energética sólida. Otro ejemplo de elementos de “smart city” son los sistemas de navegación que pueden más que indicarnos el camino de un lado a otro.
¿Qué otra cosa pueden?
Mucha gente sufre de alergia al polen. En Berlín existen puntos de medición de la carga de polen en el aire. Desarrollamos un sistema de navegación en el que el usuario puede entrar, además del punto de destino, también a qué es alérgico. El sistema elige entonces una ruta que evita a la persona pasar por lugares con altas concentraciones de ese polen. En ese caso se han utilizado tecnologías existentes para crear una nueva aplicación. Berlín está llena de ese tipo de ideas y productos derivados.
¿Es Berlín una “smart city”?
En todo caso va en esa dirección. Importante para ello es una estrategia de datos abiertos. En Berlín se puede acceder a relativamente muchos datos de la administración pública. Esa es una muy buena base.
De Berlín a América Latina, donde trabaja mucho. ¿Por qué?
Las megaciudades no se hallan en Europa, sino en América Latina, China y África. En el Fraunhofer FOKUS nos propusimos crear “hubs” en todas esas regiones, para comprender mejor los problemas. Si queremos ofrecer soluciones relevantes, deben estar adaptadas a las necesidades típicas del lugar. En América Latina trabajamos desde Chile, un país con un entorno universitario extremadamente bueno. Necesitamos socios in situ. En Chile son sobre todo la Universidad de Chile, la Universidad Técnica Federico Santa María, en Valparaíso, y diversas empresas. Además cooperamos con varios ministerios.
¿Qué problemas existen en Chile para los que quiere ofrecer soluciones?
Chile es interesante para nosotros porque allí existe un desafío que tiene relevancia para todo el mundo. Se trata de las vías de transporte de energía. Chile tiene un largo de 4500 kilómetros. La industria se halla sobre todo en el norte, mientras que la energía viene del sur. La cuestión es: ¿cómo se construye una red de miles de kilómetros de largo sin perder demasiada energía? Otra área interesante es, por ejemplo, la minería. Actualmente son desarrollados nuevos enfoques para una minería sin el trabajo de seres humanos, solo con máquinas. Muchas de las tecnologías que en Alemania desarrollamos en la interconexión de participantes en el tráfico pueden ser empleadas también en la minería.
¿En qué otros países latinoamericanos desarrolla actividades?
En Brasil y Perú. Un pilar de nuestro trabajo es el tema de la seguridad. En ese marco hemos desarrollado el sistema de alarma temprana de catástrofes “Katwarn”. En Alemania es utilizado ya por entre 40 y 50 ciudades. En caso de catástrofe, la población es informada a través de SMS, teléfono, televisión y otros canales. Perú, como país con gran riesgo de terremotos, necesita mucho un sistema como ese y desarrollamos allí una intensa cooperación. Pero ya sea seguridad, transporte, energía o salud: nuestra idea es crear una atmósfera de “think tank”. Queremos desarrollar soluciones en forma conjunta y exportarlas a todo el mundo. Lo que se necesita en Chile o Perú puede ser interesante también para Japón. ▪
Entrevista: Helen Sibum
RADU POPESCU-ZELETIN es profesor en la Universidad Técnica de Berlín, director del Instituto Fraunhofer de Sistemas Abiertos de Comunicación y fundador de varias empresas en el área de las telecomunicaciones