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Tiempo variable y helado

El tiempo es un magnífico tema de conversación. Y da cabida cada día a quejas, incluso si el día es soleado y agradable.

25.09.2015

No es tan malo como dicen. Incluso puede ser muy agradable. Me refiero al tiempo en Alemania. El servicio meteorológico de Alemania contó en 2014 unas 1600 horas medias de sol. Arkona en Rügen, Mar Báltico, con sus 2030 horas de sol puede competir sin problemas con el suave clima del Lago de Garda. Y en el verano de 2015 ha brillado 
semanas el sol como en la costa adriática o en una playa de Elafonisi. Un clima que merecería felicitaciones, si no fuera porque estamos en Alemania. Aquí no podemos disfrutar con alegría y gratitud todos los días de sol, sino que nos quejamos hasta hartarnos. O “hace demasiado calor” o “está demasiado seco”. Y llegan las quejas por los mosquitos o las avispas, 
que se multiplican tanto a altas temperaturas. En Alemania 
el tiempo puede hacer lo que quiera, los alemanes seguirán siempre gruñendo como 
en un gran concurso de quejas. Si oímos los comentarios, siempre falta algo para completar la felicidad. No importa qué tan bueno sea el tiempo. Para una barbacoa hace demasiado calor, para el ambiente navideño 
se echa de menos la nieve para el 24 de diciembre, para el jardín debería llover más. Pero desde luego solo durante la noche, cuando no molesta. Y si llueve más de tres veces en seis semanas ya se habla del “¡típico verano alemán!”

Parece como que si el clima nunca pudiera complacer a todos. Salvo que se trate el principal tema de conversación. Al menos un 70 por ciento de 
todas las conversaciones superficiales giran en torno al tiempo, que nunca es como debería ser – y no hay casi asunto 
más interesante que las perspectivas de tiempo para mañana. Por eso, los 60 segundos de la predicción del tiempo son 
los más vistos en la televisión alemana. Diez millones de personas siguen cada noche el informe meteorológico de la tele, para iniciar un nuevo episodio en la eterna telenovela de 
los lamentos. Casi se podría pensar que vivimos aún sobre 
los árboles y que por razones de supervivencia necesitamos saber urgentemente si mañana tal vez una tormenta muy 
fuerte nos podría derribar de una rama. Pero al final permanecemos al resguardo de aisladas viviendas, climatizadas 
oficinas, en el metro o en centros comerciales. Y es bueno que esto sea así.

Lo cual nos lleva a la segunda razón de por qué solemos caracterizar el clima en Alemania mucho peor de lo que es: como excusa para poder estirarnos cómodamente en casa delante del televisor, en vez de salir a practicar deportes para reducir calorías. El 37 por ciento de los alemanes le echa la culpa 
al tiempo cuando justifican por qué no practica más ciclismo. En resumen, no nos conviene tener un buen clima y por eso 
el tiempo nunca puede ser bueno. Lamentablemente, este 
pesimismo meteorológico alemán se interpreta fuera de Alemania como una realidad. No hay visitante que no llegue a 
Alemania con la idea de que el país se encuentra en una zona de clima extremo, en 
el que es mejor siempre contar con lo peor: desde torrenciales lluvias tropicales hasta olas de calor típicas del desierto. Y todo en pleno verano.

En las otras tres estaciones se esperan 
temperaturas que permiten fabricar iglús con el aliento humano. Yo tuve visitas (¡de Fin­landia!) que en marzo (¡a 21 grados!) tenían en su equipaje ropa interior apta para per­mafrost. A los pocos días de estar en 
Alemania, los visitantes se dan cuenta 
de que el clima es demasiado agradable 
como para quejarse seriamente de ello. 
Entonces les pedimos encarecidamente que no se lo cuenten 
a nadie. Porque eso algo que debe ser un secreto entre 
nosotros. ▪

CONSTANZE KLEIS La periodista y exitosa autora vive y trabaja en Fráncfort.