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Salones latino-
americanos en Berlín

El local Gloria es un punto de encuentro de jóvenes latinoamericanos en Berlín. Acuden por la buena comida, la buena conversación y por los propietarios.

01.10.2015

La cartomántica de Buenos Aires sabía exactamente lo que iba a pasar. “Dijo que seguiríamos juntos durante mucho tiempo, quizás para siempre, y que haríamos juntos un viaje que duraría muchos años“, dice Maximiliano Pallocchini. “De eso hace 16 años“. Es un hombre esbelto de 40 años, con vaqueros y camisa blanca, pelo rapado y mirada bondadosa. “Y llevamos ya tres años en Berlín“. Dice mirando a su mujer que está sentada a su lado.

Samanta Schweblin, de 37 años, es escritora. El premio Nobel de literatura peruano, Mario Vargas Llosa, dice de ella que es una de las voces más prometedoras de la literatura moderna en lengua española. Por su libro de cuentos “La verdad acerca del futuro” recibió en 2008 el Premio 
Casa de las Américas.

Pallocchini y Schweblin están sentados en el restaurante Gloria, medio salón, medio bar, directamente junto al Görlitzer Park, el parque en medio del popular barrio de Kreuzberg. Un papel oscuro con ornamentos dorados decora las paredes, repartidos hay algunos sillones y sofás y en medio sobresale la barra. De fondo se oye suavemente un tango, unos pocos clientes charlan en español; más tarde, la pareja latinoamericana residente en Alemania leerá algunos aforismos.

El local es un punto de encuentro para la joven comunidad latinoamericana de Berlín, al menos la mitad de los clientes fijos procede de Chile, Argentina, Perú, Bolivia o Ecuador. La gente viene atraída por las empanadas o por el ceviche, y también por los propietarios.

Schweblin y Pallocchini abrieron el Gloria en primavera de 2013, junto con el 
director chileno Sebastián Lelio y su mujer Virginia, una galerista. Los cuatro 
habían llegado a Berlín un año antes. Schweblin y Lelio habían recibido una beca de un año del programa berlinés para artistas del Servicio de Intercambio Académico Alemán (DAAD). Una noche, estando juntos los cuatro, Pallocchini les habló del restaurante que había tenido en Buenos Aires, y Virginia, la compañera de Lelio, dijo: “Abramos aquí un local”. A los otros les entusiasmó la idea. Todos tenían claro que no querían irse de Berlín tan pronto.

Empezaron a hacer planes de inmediato, preguntaron a otros latinoamericanos cómo podían conseguir los ingredientes: pimientos peruanos, salsa de chocolate mexicana y, por supuesto, carne argentina. No tardaron en encontrar un nombre para el restaurante, se llamaría Gloria 
como la película de Lelio, cuya protagonista, Paulina García, acaba de ganar el Oso de Plata a la mejor actriz en la Berlinale.

Entretanto, Lelio y su mujer han dejado la gastronomía, tienen demasiado trabajo con la nueva película y una nueva 
galería. Siguen viviendo en Kreuzberg y van a menudo a cenar al restaurante. Mientras tanto, Gloria se va expandiendo. Pallocchini quiere abrir, con un nuevo socio, también de Argentina, un puesto de empanadas.

¿Qué es lo que les atrae de Berlín? “La sensación de ser un extraño“, dice Schweblin enseguida, con su suave melodía argentina. “Contemplar Argentina y Sudamérica desde fuera, ese cambio de perspectiva, es inspirador”. Aquí, lejos de su hogar, se ha acercado aún más a Sudamérica. Lo que también le parece el no va más de Berlín es la enorme biblioteca del Instituto Iberoamericano. “Y, por supuesto, me gusta Berlín en sí, esa mezcla entre pueblo y gran ciudad multicultural”.

El que Schweblin viva en el extranjero es una rareza en la literatura latinoamericana contemporánea. “En los 1960, durante las dictaduras militares, la vida cultural se desarrollaba sobre todo en el exilio en Europa. Hoy en día, la mayoría de los jóvenes artistas se quedan en su tierra“, explica ella. “Quizás por eso, la 
escena artística esté más interconecta-da que nunca. Nosotros los autores nos leemos mucho unos a otros e intercambiamos opiniones”. Echa de menos los 
encuentros con otros escritores en cafés de Buenos Aires. “Eso es algo importan-te, puesto que escribir es una actividad 
solitaria”.

De las mesas de alrededor nos llegan retazos de conversaciones en un tono cada vez más alto. El primer año, Schweblin aún se sentaba a trabajar con su portátil en el Gloria. Aún no había mucha clientela, casi nadie sabía quién era. Ahora prefiere escribir en casa y viene con frecuencia a comer. Entre tanto, los clientes la 
reconocen. No solo porque está allí a 
menudo. La editorial Suhrkamp acaba de publicar su primera novela en alemán “Distancia de rescate”. Una obra berlinesa que se desarrolla en Argentina. ▪