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Estrategias contra las fake news

La desinformación representa una amenaza para las estructuras democráticas en todo el mundo. ¿Cómo podemos combatirla? Este fue el tema de un viaje de visita organizado por el ministerio alemán de Asuntos Exteriores.

Klaus LüberKlaus Lüber, 12.05.2023
Periodistas internacionales visitan Berlín
Periodistas internacionales visitan Berlín © Dr. Blerjana Bino/Pauline Köbele

En una soleada tarde de abril de 2023, un grupo de periodistas internacionales se reúne frente a la entrada del estudio berlinés de la Deutsche Welle (DW). En el marco del Programa de Visitantes de la República Federal de Alemania, acudieron a la capital alemana para intercambiar puntos de vista durante su estancia de una semana sobre un tema que preocupa a las empresas de medios de comunicación de todo el mundo y plantea grandes retos: hacer frente a la desinformación.

Por la mañana, los participantes se conocieron brevemente, y muchos de ellos informaron sobre las circunstancias que destruyen la democracia en sus países y cómo intentan contrarrestarlas a través de iniciativas de verificación de hechos. Pero ahora todos los participantes esperan con impaciencia la visita de la radiotelevisión exterior alemana, muchos de los cuales la aprecian en sus países por ser una voz independiente.

Visita a la Deutsche Welle

De repente, un grupo se coloca delante de la entrada y despliega un cartel. En él puede leerse la siguiente demanda: “¡Detened la propaganda de la Deutsche Welle en Bangladés!” Breve irritación entre el grupo: ¿Por qué la emisora que precisamente está comprometida con una prensa independiente en todo el mundo es acusada ahora de realizar informaciones falsas y manipuladoras?

Cuando el grupo se reúne en una sala de conferencias con la redactora jefe de DW, Manuela Kasper-Claridge, y el moderador Jaafar Abdul Karim, para debatir los retos de la desinformación, naturalmente surge también la intervención en la calle delante de la emisora. Abdul Karim explica que las protestas se deben a un reportaje de investigación de la cadena en el que se hacen graves acusaciones contra una unidad especial de la policía en Bangladés, que depende directamente del ministerio del Interior: “Esta es ahora la reacción a nuestra labor: se nos acusa de propaganda. Y no sólo eso: las personas que aparecen en la película como testigos están siendo perseguidas por la policía.”

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La desinformación como parte del sistema político

Lo que se considera verídico en el discurso público y lo que se considera desinformación, como deja claro este ejemplo, ya no guarda relación con los hechos en muchas regiones del mundo. Se trata del efecto de una determinada agenda política, implementada con gran esfuerzo y medios financieros. “Nosotros tenemos libertad de expresión”, informa un periodista de investigación de África Occidental, “pero sólo si la opinión de uno coincide con la del gobierno. De lo contrario, se te etiqueta inmediatamente como enemigo del Estado.” Su desalentadora conclusión, que muchos de sus colegas también describen del mismo modo o de forma similar en sus países: La desinformación ya no es sólo un problema que viene de fuera. Se ha convertido en parte del sistema político y los propios gobiernos la utilizan como instrumento de poder.

Para los periodistas que tienen que trabajar en una situación así, no sólo resulta frustrante, sino que en ocasiones supone una amenaza para su vida, como informa Hala Nouhad Nasreddine, periodista de investigación de la plataforma Daraj Media del Líbano. “Recuerdo a muchos compañeros que perdieron la vida, en Líbano, Irak, Yemen y también en otras regiones. Para nosotros, la lucha contra la desinformación no es sólo un aspecto central de nuestro trabajo. Es vital para la supervivencia.”

La cuestión es la siguiente: ¿Cómo podemos lograrlo en estas condiciones? La comprobación de los hechos por sí misma, según la experiencia de muchos de los 18 periodistas de todo el mundo, es buena y necesaria, pero ya basta para hacer frente al enorme poder que pueden tener las campañas de desinformación, especialmente en las redes sociales. Giovanni Riotta es director de la School of Journalism and Data de Roma y forma parte del consejo asesor del Observatorio Europeo de Medios Digitales (EDMO), cuyo objetivo es luchar contra la desinformación. “Una información falsa puede generar rápidamente millones de clics, sin embargo, la corrección la ven solo por unos pocos miles de usuarios. De cara al alcance de los medios de comunicación, no sabemos qué hacer al respecto. Tenemos que buscar urgentemente otra solución.”

Anticiparse a las informaciones falsas

Un planteamiento podría consistir en dirigir la atención de las noticias falsas individuales hacia las infraestructuras de su difusión. La periodista Pauline Claire de Jesus Macaraeg informó sobre este cambio de perspectiva en la revista de noticias filipina Rappler. “En la actualidad, nos concentramos sobre todo en el comportamiento no auténtico coordinado, como el que se observa en Facebook, la plataforma de medios sociales más popular en Filipinas.”

Otra estrategia consiste en no corregir la desinformación una vez publicada, sino en preverla. Así que, en lugar de debunking, como también se denomina a la desinformación, apostamos por el prebunking. Para Noura Eljebri, periodista libia y redactora jefe de Tahra Fact Checking, ésta puede ser una forma eficaz de cortar de raíz las campañas de desinformación. Tras importantes debates parlamentarios, la plataforma recopila la información más relevante para hacer frente a la posible desinformación.

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Los participantes mostraron gran interés por el sistema de medios de comunicación alemán. El catedrático Dr. Martin Emmer, del Instituto de Estudios de Periodismo y Comunicación de la Universidad Libre de Berlín, proporcionó al grupo detalles sobre las características especiales de la radiodifusión pública y su independencia, prescrita por la ley, de la influencia estatal, la llamada neutralidad estatal. Durante la semana hubo ocasión de presenciar el trabajo de la cadena Rundfunk Berlin-Brandenburg (rbb) en el estudio de TV de Potsdam-Babelsberg. En la agenda figuraba también un intercambio con la plataforma alemana de verificación de información Correctiv y la iniciativa educativa Lie Detectors (Detectores de mentiras), cuyo objetivo es promover la formación informativa entre alumnos de 10 a 15 años.