Ir al contenido principal

1968: Un año transforma la sociedad

Protesta contra todo: 1968 fue un punto de inflexión en la historia de la República Federal. Así influye hasta hoy aquel espíritu revolucionario.

08.05.2018
1968: Protestas estudiantiles en Fráncfort del Meno.
1968: Protestas estudiantiles en Fráncfort del Meno. © dpa

El año "1968" representa esencialmente un movimiento de protesta estudiantil. Duró en Alemania de 1967 a 1969. Fue básicamente un fenómeno paralelo a la primera gran coalición entre los partidos de la Unión y el SPD. Como algunas partes de la generación más joven y de formación académica estaban convencidas de que el Bundestag carecía de una oposición parlamentaria suficientemente efectiva, los actores del movimiento llamaron a una oposición extraparlamentaria, APO en sus siglas en alemán. Querían evitar así la aprobación de las leyes de emergencia, ya que temían de este modo la vuelta a un estado autoritario.

Rudi Dutschke: el rostro de la generación del 68

La fuerza impulsora más importante dentro de este movimiento era la Unión de Estudiantes Alemanes Socialistas, SDS en sus siglas en alemán. Este grupo, expulsado en 1961 de la Asociación Universitaria del SPD, formuló las ideas, desarrolló los conceptos y personificó la revuelta, especialmente a través de su carismático orador Rudi Dutschke, como ninguna otra agrupación.

Probablemente el desafío político de mayor alcance en la historia de la República Federal
El politólogo Wolfgang Kraushaar

La raíz del movimiento de protesta

El movimiento del 68 fue un gran experimento social llevado a cabo por una pequeña minoría. Su puso en tela de juicio casi todo en la política y la sociedad. Los parlamentos y los partidos, la justicia y la policía, las iglesias y los sindicatos, los bancos y las empresas, la prensa y los medios de comunicación, instituciones sociales centrales como la familia, la escuela y la universidad. Apenas hubo área que hubiera quedado fuera de la crítica. Y casi siempre se trataba del rechazo de la autoridad. Todo impulsado por una crisis de confianza cuyo origen era un pasado nacionalsocialista no superado.

1968 fue un desafío político importante, tal vez incluso el de mayor alcance jamás ocurrido en la historia de la República Federal. Las fuerzas del cambio social, aunque fracasaron políticamente casi de forma rotunda, finalmente conquistaron la hegemonía en algunas áreas de la cultura política. Los principios ideológicos transmitidos por los dos partidos más populares CDU/CSU y SPD, un conservadurismo cristiano y una socialdemocracia marcada por los ambientes obreros, no solo eran cuestionados, sino también atacados y acusados de insuficiente legitimidad.

Cómo nos beneficiamos hoy de 1968

Aunque el movimiento de 1968 generó una serie de aberraciones, como el terrorismo de la RAF, los grupos K y diversas psicosectas, sin las fuerzas liberadas en aquel entonces casi no hubiera sido posible el cambio de mentalidad, los estilos y planes de vida, la formación de normas de la sociedad civil o la liberalización de las nuevas clases medias. La sociedad debe agradecer, en parte, a la generación del 68 elementos que hoy nos parecen naturales, como una democracia moderna, las libertades individuales y la autodeterminación sexual.

Es una de las muchas peculiaridades de la historia ulterior al 68, que la conciencia de la importancia de este movimiento en los círculos conservadores populistas y derechistas de derecha está a menudo mucho más desarrollada que entre algunos de sus beneficios.

Wolfgang Kraushaar
Wolfgang Kraushaar © dpa

Wolfgang Kraushaar es politólogo en el Instituto de Investigación Social de Hamburgo. Es considerado un gran cronista del movimiento del 68.

© www.deutschland.de