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Aprendiendo la democracia

El acceso y la participación activa deben ser ya experimentadas por los niños: La educación cívica en jardines de infancia y escuelas.

Klaus Lüber, 09.02.2022
Aprendizaje en el jardín de infancia
Aprendizaje en el jardín de infancia © Robert Kneschke - stock.adobe.com

La educación cívica es un requisito básico para que una democracia funcione. Tampoco hay duda de que los niños y los jóvenes deben iniciarse en ella lo antes posible. Pero, ¿qué contenidos son apropiados para cada grupo de edad? ¿Y cómo se pueden transmitir con éxito los valores democráticos? La política es compleja y ¿cómo puede un niño de jardín de infancia entender el sistema federal de Alemania, por ejemplo?

"Aunque esto es correcto, se basa en un concepto muy unidimensional de la educación cívica", afirma la licenciada en ciencias de la educación Judith Durand. La responsable política del grupo de expertos "Conceptos pedagógicos para la infancia" realiza investigaciones en el Instituto Alemán de la Juventud (DJI). Su cuestión es: cómo pueden los niños de tres a seis años aprender las habilidades básicas que más tarde les permitirán dar forma a la democracia. "Además de impartir conocimientos, la educación cívica también tiene la tarea de permitir el aprendizaje experimental. Y eso es exactamente lo que podemos empezar con los más jóvenes". La democracia, subraya Durand, es "también una forma de vida que se manifiesta en la cultura de la colaboración en la vida cotidiana".

Se trata de un aprendizaje experimental firmemente anclado en la vida cotidiana.
Leonhard Birnbacher, BiLDe

Lo que esto significa lo explica el colega de Durand, Leonhard Birnbacher, investigador del proyecto "Educación y democracia con los más jóvenes" (BilDE) en el departamento de "Infancia y Atención a la Infancia" del DJI: "Se trata de un aprendizaje experimental de valores democráticos como la igualdad, la participación o la tolerancia que está firmemente anclado en la vida cotidiana. Esto puede comenzar con la resolución de conflictos junto con los niños. O involucrándolos en la vida cotidiana, por ejemplo, cuando se permite a los niños opinar sobre lo que comen, hasta consejos de niños elegidos que se ocupan de forma lúdica de procesos electorales, incluso diseñando sus propios carteles electorales".

El factor decisivo es cómo el personal educativo vive los valores democráticos, tanto entre ellos como con los niños, añade Judith Durand: "Si se establecen reglas, el equipo también debe cumplirlas. Una de las experiencias más pedagógicamente contraproducentes que puede tener un niño en una guardería es: Yo di mi opinión, pero al final ellos lo hacen a su manera".

© www.deutschland.de

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