Vivir en Bonn, ciudad de la ONU

Personas de 180 países trabajan en Bonn, ciudad de la ONU. Les preguntamos a algunos de ellos cómo es la vida en la ciudad.

Me llamo Melanie Virtue y trabajo como jefa del Equipo de Animales Marinos de la secretaría de la CMS, que también se conoce como la Convención de Bonn, porque se firmó aquí en 1979. Antes de vivir en Bonn viví en Nairobi, Kenia. Viví muy a gusto allí, pero de Bonn me agradan el aire limpio, el entorno verde, las rutas de senderismo, las bicisendas seguras y, en general, la seguridad de poder caminar sola por las calles en cualquier momento. Me sorprendió lo internacional que es la ciudad, lo mucho que se hablan inglés y otros idiomas.

Y también me sorprendió el sistema bancario, por lo anticuado, o quizás conservador. En Kenia pagamos con nuestros teléfonos móviles, pero aquí ni siquiera pude conseguir una tarjeta de crédito para pagar sin contacto. Además, llama la atención el tiempo que se tarda aquí en hacer las cosas, por ejemplo, lo que tarda la entrega de un nuevo sofá: de uno a tres días en otros países, aquí pueden ser tres meses. Desgraciadamente, a causa del coronavirus no he podido viajar mucho, me encanta pasear por la naturaleza y los entornos bonitos. Por eso, últimamente hice sobre todo excursiones de un día a la región de Eifel y los hermosos valle de los ríos Ahr y Mosela.

Mi nombre es Sebastiano Sali, trabajo para la UN SDG Action Campaign. Nuestra tarea es reunir a personas de todo el mundo para trabajar a favor de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU. Queremos construir redes que lleguen a millones de personas, queremos llegar a los responsables de la toma de decisiones y cumplir también nuestra misión de alcanzar los objetivos de la Agenda 2030. ¿Lo mejor de vivir en Bonn? Me encanta estar rodeado de tanto verde.

¿La mayor sorpresa al llegar a Bonn? Yo diría que el tiempo atmosférico. Si fue una buena o mala sorpresa, bueno, usted lo puede decidir ;-). No fue fácil acostumbrarse al tiempo, a veces es todo un reto adaptarse a la humedad a orillas del Rin. Me gusta el aire fresco del Mar del Norte. Por eso me encanta navegar entre las Islas Frisias Orientales.

Me llamo James Creswick y trabajo para la OMS desde hace 12 años, los últimos 11 en el Campus de la ONU en Bonn, en el European Centre for Environment and Health de la OMS. Me gusta Bonn, tiene el tamaño perfecto. Por un lado, se siente como una ciudad cosmopolita más grande, pero, por otro, tiene el encanto de una ciudad más pequeña. Me gusta lo verde que es. Y está maravillosamente conectada con el resto de Alemania, Europa y el mundo para viajes, pero también para recibir visitantes.

Bonn me parece un lugar encantador para vivir. Es muy internacional y pasan más cosas de lo que al principio se cree. El carnaval también fue una sorpresa. Al principio me molestó mucho, pero ahora me encanta. He viajado mucho por el mundo y cada lugar tiene sus peculiaridades: aquí, por ejemplo, no está permitido utilizar los domingos el contenedor para arrojar botellas y vidrio; además, todo el mundo espera hasta que el semáforo cambie a verde antes de cruzar una calle. Y si invitas a la gente para las 19 horas, vienen exactamente a las 19 horas. Pero a estas alturas ya estoy bastante germanizado, creo. Ahora me siento más renano que inglés.

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