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Entrevista de DE con Hans-Peter Kaul, juez en la Corte Penal Internacional, en La Haya

El juez, uno de los principales impulsores de la fundación de la Corte Penal Internacional, describe las actividades del tribunal.

18.03.2013
© picture-alliance/dpa - Hans-Peter Kaul

Sr. Kaul, usted impulsó intensamente durante muchos años la creación de la Corte Penal Internacional, la CPI. ¿Qué lo motivó?

Estuve y sigo estando convencido de que la creación de una Corte Penal Internacional para juzgar los peores crímenes de la humanidad es también una consecuencia de los crímenes del nacionalsocialismo y su condena en los Procesos de Núremberg. Los crímenes de los nazis no fueron de ninguna manera un punto final. Después tuvieron lugar el genocidio en Camboya; el genocidio en Halabja, Irak; en Srebrenica, Bosnia; en Ruanda… ¡y una y otra vez existió el peligro de que todos esos crímenes quedaran impunes! Había y hay demasiado poco respeto por los derechos de los pueblos y los derechos humanos. Por ello quise hacer todo lo que estuviera a mi alcance para hacer realidad la idea de la Corte Penal Internacional.

La CPI comenzó sus actividades en el 2002. ¿Cuál es su balance hasta ahora?

En 2002 había solo un trozo de papel: el Estatuto de Roma. De la nada construimos una corte penal mundial operativa. Iniciamos la persecución penal de unos 30 sospechosos de crímenes de lesa humanidad. Conozco la crítica de que hasta ahora solo hemos podido cerrar dos casos. Al comandante congolés de milicias Mathieu Ngudjolo Chui debimos absolverlo por falta de pruebas, como suele pasar en tribunales de derecho de Estado. El congolés Thomas Lubanga fue condenado a 14 años de cárcel por el reclutamiento masivo de niños soldados. Ya en 2005, la CPI emitió una orden de arresto contra Joseph Kony, mucho antes que, en 2012, una ONG estadounidense dirigiera la atención mundial sobre ese jefe paramilitar. La orden de arresto de la CPI hizo que Kony pudiera reclutar cada vez menos adeptos y se produjeran masivas deserciones. Joseph Kony ha perdido toda relevancia política. Es muy frustrante que aún no haya podido ser detenido. Pero el ejemplo demuestra que, independientemente del número de casos cerrados, de la CPI parte un efecto de apaciguamiento de los conflictos. La sigla CPI se ha transformado en un símbolo de que los crímenes de lesa humanidad no quedan impunes.

 

¿Dónde ve usted necesidad de actuar aún?

La CPI necesita naturalmente más de 122 Estados Partes. Ese es un número considerable, pero las Naciones Unidas tienen 193 miembros. Y necesitamos más ayuda práctica y financiera. Por un lado se espera de la CPI que imponga justicia a nivel mundial; por otro, escasea el apoyo financiero. Necesitamos la ayuda del mayor número de Estados en el caso de detenciones, por ejemplo, que deben ser realizados por comandos especiales; en la puesta a disposición de pruebas y en la congelación de cuentas. El jefe paramilitar congoleño Jean-Pierre Bemba, cuyo patrimonio es estimado por observadores internacionales en 400 millones de dólares, recibe financiación para pagar las costas procesales solo porque no logramos identificar sus cuentas.

A partir de 2017, la CPI perseguirá también el “delito de agresión”, integrado recientemente en el Estatuto de Roma. ¿Por qué es importante ese nuevo paso?

El uso agresivo y brutal del poder armado desemboca siempre e inevitablemente en delitos de lesa humanidad. Debemos poder llegar a penalizar toda actividad de guerra, salvo las muy pocas excepciones previstas en la Carta de las Naciones Unidas. Aún cuando no todos los Estados hayan ratificado el Estatuto de Roma: a partir de 2017, la opinión pública mundial les planteará a los responsables de acciones militares agresivas la incómoda pregunta de si no han cometido un delito de agresión.

Entrevista: Johannes Göbel

Hans-Peter Kaul

Pocas personas han dado tantos impulsos a la Corte Penal Internacional (CPI), en La Haya, como el juez alemán Hans-Peter Kaul. En la conferencia fundacional de la CPI en Roma, en 1998, Kaul, como jefe de la delegación alemana, realizó un aporte esencial para que 120 Estados votaran a favor del estatuto de la Corte. El 11 de marzo de 2003, Hans-Peter Kaul fue uno de los primeros 18 jueces de la CPI en asumir funciones.