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Por qué se necesita un G20 fuerte

El G20 debe tomar en cuenta más que hasta ahora las necesidades sociales de los seres humanos, dice Dennis J. Snower, presidente del Instituto de la Economía Mundial y copresidente del Think20.

29.05.2017
© IfW/Christina Kloodt - Dennis J. Snower

El G20 demostró claramente su importancia para la comunidad mundial durante la crisis financiera de 2008. Las negativas consecuencias de la crisis pudieron ser atenuadas o impedidas por el Grupo de los 20 más importantes países industrializados y emergentes con medidas de política monetaria y fiscal coordinadas. El G20 brilló en esa ocasión con su competencia esencial: el foco en el crecimiento global y la estabilidad financiera internacional. 

Pero ese foco es demasiado estrecho para el mundo de hoy. El comercio mundial y los mercados financieros globales son percibidos por muchas personas como no sostenibles, injustos e inestables. Los países del G20 deben ampliar su autopercepción, con el objetivo de recuperar respaldo social y renovar su legitimación. 

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o son más puramente económicos. Los países del G20 han ampliado su definición de crecimiento y aspiran a un crecimiento sostenible que incluya a todos los sectores de la población (“sus­tainable and inclusive growth”). Además, existen reuniones de ministros y grupos de trabajo en relación, por ejemplo, con los temas digitalización, agricultura y cooperación para el desarrollo. El foco, sin embargo, continúa siendo de naturaleza exclusivamente económica. 

El G20 debe tomar en cuenta mucho más que hasta ahora los problemas sociales de la gente. Con ello puede realizar un valioso aporte a la comunidad mundial y mostrar si fortaleza como foro de diálogo descentralizado e internacional, que reúne gran parte de la población y del comercio mundiales, ya que las causas de los problemas sociales que han contribuido al ascenso de la nueva derecha en Estados Unidos, Europa y Turquía se hallan a nivel global. 

Un grupo cada vez mayor de seres humanos carece de la posibilidad de participar en los beneficios de la globalización y controlar autónomamente su éxito económico y social y, menos aún, aumentarlo. Los beneficios del comercio mundial deben ser distribuidos más justamente. Muchos puestos de trabajo en el sector de bajos salarios se perdieron ya por la utilización de robots. Con la digitalización, el mercado laboral cambiará radicalmente, también para tareas complejas. Hacer que seres humanos puedan defenderse de la competencia que supone la inteligencia artificial desempeñará un papel central para las futuras posibilidades de tener ingresos. Las consecuencias sociales de un cambio climático sin freno serían desastrosas y amenazarían la estabilidad económica y política en todo el mundo. 

Por eso, es imprescindible que el G20 adhiera a la protección del clima. Y debe dar respuesta no solo a las necesidades materiales de los seres humanos, sino también a las sociales. Los seres humanos deben estar en condiciones de forjar ellos mismos su destino y poder determinar activamente sus condiciones de vida. Eso puede lograrse con un mejor acceso a la educación y nuevas formas de cogestión. 

Si se traza esa meta, el G20 seguirá siendo el más importante foro de diálogo de la comunidad mundial y preparar el terreno para un futuro pacífico y prometedor.

El economista estadounidense Dennis J. Snower es presidente del Instituto de Economía Mundial de Kiel (IfW) y copresidente de los Think20 (T20), grupo de “think tanks” con mandato oficial que aporta propuestas al proceso G20. Los días 29 y 30 de mayo, tuvo lugar en Berlín la cumbre T20 “Global Solutions”.

www.t20germany.org

www.g20-insights.org