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“Fortalecer la democracia más allá de las fronteras”

El escritor Ilija Trojanow está comprometido con la “asamblea global”, que busca ideas destinadas a reforzar los valores democráticos en todo el mundo.  

Carsten HauptmeierCarsten Hauptmeier, 09.05.2023
Ilija Trojanow
Ilija Trojanow © picture alliance/dpa

La cuestión de la democracia y los derechos humanos no se limita a los Estados-nación, de eso están convencidos los impulsores de la “asamblea global”. Por ello, y con motivo del 175 aniversario de la primera asamblea nacional alemana en la Paulskirche de Fráncfort del Meno, activistas de todo el mundo debaten sobre cómo podría ser la globalización democrática desde la raíz. Tras el arranque este año, el debate sobre una democracia cosmopolita se prolongará hasta una gran asamblea que se celebrará en la primavera de 2024. El escritor alemán de origen búlgaro, Ilija Trojanow, es uno de los coiniciadores. Nos habla de democracia, de la composición de la “asamblea global” y del poder de los procesos.

Señor Trojanow, a los Estados-nación se les denomina democracias. ¿Qué entiende usted por una democracia cosmopolita?
Por un lado está la perspectiva histórica de la primera asamblea parlamentaria democrática de Alemania, celebrada hace 175 años en la Paulskirche. Según esta visión, domina el Estado-nación. Pero hoy en día, muchas amenazas, como el cambio climático, ya no pueden ser afrontadas a nivel de Estado-nación. Además, en la actualidad muchos Estados-nación están gobernados por regímenes autoritarios. Por ello, la asamblea global estudia cómo fortalecer la democracia más allá de las fronteras y qué alternativas existen para fomentar la participación y dar voz a todos.  

“Cuna de la democracia alemana”: la Paulskirche de Fráncfort
“Cuna de la democracia alemana”: la Paulskirche de Fráncfort © IStock

¿Cómo podrían ser estas nuevas formas?
En esta fase inicial todavía no puedo opinar al respecto. Ya que queremos que sean los propios participantes de las asambleas globales quienes desarrollen las ideas. Queremos crear estructuras abiertas para los debates. Yo crecí en África, viví mucho tiempo en la India y he viajado por todos los continentes; una de las experiencias centrales de mi vida: siempre me sorprende la diferente visión que se tiene de los hechos, cómo se formulan reivindicaciones de forma diferenciada. No importa lo cultos o atentos que seamos: nuestras propias circunstancias vitales limitan nuestra percepción. Por ello, queremos que diferentes personas de todo el mundo puedan expresar su opinión en las asambleas globales.  

¿Cómo se compone la asamblea global? 
Para empezar, me gustaría recalcar que la selección de los participantes no puede ser representativa de ocho mil millones de personas en todo el mundo. Hemos buscado ante todo participantes que no sólo estén familiarizados con la teoría, sino que además pongan en práctica las ideas activamente. Usted desea saber cuáles son las necesidades y los deseos de la población in situ.  

¿Cómo debe plantearse el proceso de debate hasta su conclusión en 2024? 
Ante todo, creo que nos centramos con demasiada frecuencia en el resultado final. Sin embargo, el proceso en sí es increíblemente instructivo e importante. Y no sabemos de antemano cómo acabará. Queremos permitir una interacción respetuosa y digna con los demás al mismo nivel.  

¿Cómo podrá participar la opinión pública en este proceso?
Esta tarea debe ser asumida en primer lugar por los llamados cronistas. Una serie de autoras y autores conocidos acompañarán los debates y escribirán ensayos sobre ellos. De este modo informarán por un lado a la opinión pública y, por otro, sus aportaciones servirán para generar nuevos debates, como piedras arrojadas al agua.  

Lo que antes se consideraba utópico es ahora parte integrante de un orden justo y democrático. 
Ilija Trojanow, escritor

La idea de la “asamblea global” surgió sustancialmente a raíz de la iniciativa “Der Utopische Raum” (El espacio utópico) de Fráncfort. ¿Por qué necesitamos utopías? 
En mi opinión, la mayoría de los logros sociopolíticos comenzaron como una utopía. Déjeme que lo ilustre mediante un ejemplo: La abolición de la esclavitud comenzó en Gran Bretaña con reivindicaciones desde las filas de los cuáqueros, una pequeña comunidad. A lo largo de 50 años emergió un poderoso movimiento popular. A su vez, muchas mujeres participaban activamente en este movimiento, que poco a poco comenzó a reivindicar una utopía diferente: la igualdad de derechos para las mujeres. Surgió así el movimiento antiesclavista que, 50 años más tarde, conseguiría el sufragio universal para las mujeres. 

En otras palabras: Cuando contemplamos la historia retrospectivamente, a menudo nos damos cuenta de que lo que antes se consideraba utópico es ahora parte integrante de un orden justo y democrático. Las utopías anticipan las posibilidades para las generaciones venideras.  

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