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El compromiso 
de Alemania 
en la OSCE

Gernot Erler, Representante Especial del Gobierno Federal para la Presidencia de la OSCE 2016, sobre desafíos que se avecinan.

28.12.2015

Sr. Erler, el objetivo de la OSCE es fortalecer la seguridad y la estabilidad y proteger los derechos humanos. Con los recientes atentados de París, los derechos humanos parecen estar amenazados sobre todo por el terrorismo internacional. ¿Qué significa para el trabajo de la organización?

Los peligros derivados del terrorismo internacional han adquirido sin duda una nueva dimensión. La serie de atentados en París, el atentado contra un avión civil ruso sobre la Península de Sinaí y los atentados de Ankara y Beirut son enormes desafíos para la comunidad internacional. Por eso, nuestro objetivo debe ser fortalecer las capacidades de todos los 57 Estados participantes en la OSCE para enfrentar las amenazas terroristas y simultáneamente observar los principios del Estado de derecho y los derechos humanos. La Presidencia Alemana de la OSCE continuará en ese sentido el trabajo de las Presidencias de Suiza y Serbia. Sin embargo, el combate de esos síntomas puede tener éxito a largo plazo solo si combatimos también las causas de las amenazas terroristas.

Además de la amenaza por parte del terrorismo internacional, muchas otros peligros transfronterizos afecta a la 
OSCE, por ejemplo, en el espacio digital. ¿Cómo debe transformarse la OSCE para poder afrontar esos futuros desafíos?

Las amenazas transnacionales se multiplican y exigen una mayor cooperación entre todos los Estados participantes. Eso vale sobre todo para el terrorismo internacional, pero también para una serie de otras amenazas, tales como el crimen organizado, el tráfico de drogas, los delitos informáticos y el tráfico de personas. Como mayor organización regional de seguridad del mundo, la OSCE ofrece espacio para un amplio diálogo sobre cuestiones de seguridad desde Vancouver hasta Vladivostok. Deberíamos aprovechar esa posibilidad para hallar respuestas conjuntas a esas amenazas transnacionales.

En su discurso ante el Consejo Permanente de la OSCE, en Viena en julio de 2015, Frank-Walter Steinmeier, el ministro de RR. EE. de Alemania, se refirió al espíritu del Acta Final de Helsinki y la visión de una “Europa de la confianza y la cooperación”. ¿Puede la OSCE promover la confianza también en la crisis de refugiados?

Confianza solo puede generarse y conservarse en un diálogo continuado y abierto. Justamente en tiempos de crisis necesitamos a la OSCE como foro de diálogo y cooperación. A pesar de los numerosos problemas, nos une el interés común de luchar contra las causas del desplazamiento de personas y mejorar la gestión de fronteras en el área de la OSCE. Pero también debemos combatir el aumento de la intolerancia, la discriminación y la xenofobia, creciente en muchos lados. Esos temas adquirirán un papel más importante en el futuro, en vista de los desafíos de largo plazo que plantean los actuales movimientos de refugiados y las migraciones. Por eso debemos intentar fortalecer la OSCE a ese respecto.

La conferencia con los países socios de la OSCE en el Mediterráneo en Jordania, en octubre de 2015, dio importantes impulsos para una más estrecha cooperación. Esa cooperación es hoy más importante que nunca justamente para comprender el origen de los procesos actuales y dar una respuesta a las causas, las consecuencias y los problemas del refugio y las migraciones. En la Conferencia del Mediterráneo de la OSCE identificamos, además de la radicalización, el terrorismo y las migraciones, también otros temas de cooperación, por ejemplo, el diálogo inter e intrarreligioso. En 2016 queremos continuar ese diálogo

¿Cómo quiere fortalecer Alemania el diálogo dentro de la OSCE?

La crisis actual deja claro cuán importante es no interrumpir el diálogo entre los Estados participantes, a pesar del conflicto en Ucrania y la anexión rusa de Crimea. Nosotros seguiremos denunciando claramente eventuales violaciones de principios de la OSCE y obligaciones por parte de Estados participantes. Simultáneamente debemos conservar y utilizar los canales de comunicación existentes entre los Estados participantes. Remitiéndose al “Proceso Helsinki +40”, la Presidencia Alemana quiere sondear la disposición de los países participantes de la OSCE a renovar el diálogo sobre cuestiones de largo plazo que atañen a la seguridad paneuropea. Seguramente va a llevar tiempo reconstruir la confianza perdida. No obstante, deberíamos incluir en nuestra discusión también cuestiones difíciles. Ello vale en particular para los temas claves históricos del Proceso de la OSCE: medidas generadoras de confianza y seguridad, así como el control de armas.

¿Tiene la OSCE un particular potencial de intermediación en el diálogo con la Federación Rusa?

El orden europeo de seguridad fue herido en su esencia por la anexión rusa de Crimea y el conflicto en el este de Ucrania. Por eso es correcto y necesario condenar esos hechos. No obstante, estoy convencido de que no hay opción al diálogo. Una seguridad vasta y duradera en Europa fue y es imposible sin Rusia. Tampoco en un futuro próximo habrá “business as usual”. No obstante, deberíamos utilizar lo mejor posible la OSCE como foro de diálogo y emplear su gran instrumental en el área de la prevención, el procesamiento y la solución de conflictos.

¿Qué significa la crisis de Ucrania para la importancia internacional de la 
OSCE?

La OSCE probó claramente en Ucrania que puede reaccionar rápida y eficazmente a situaciones de crisis. En muy poco tiempo creó, por ejemplo, la Misión Especial de Monitoreo (SMM), que desempeña un papel central en la solución de la crisis en relación con Ucrania. Ninguna otra organización podría haber asumido esa tarea. Por eso debemos continuar imprescindiblemente fortaleciendo las capacidades de la OSCE en la solución de crisis y la gestión de conflictos. A partir de las enseñanzas de la crisis de Ucrania, el “Panel of Eminent Persons”, cuyo presidente es el embajador Wolfgang Ischinger, elaboró una serie de importantes recomendaciones para la acción, que deberían ser tomadas en cuenta para nuestras discusiones en la OSCE.

¿Qué particulares posibilidades tiene Alemania de generar nueva confianza en el marco de la OSCE?

El papel central de Alemania en las negociaciones de Ucrania demostró que estamos dispuestos a asumir responsabilidades. La diplomacia es necesaria no solo en Ucrania, sino también en los “frozen conflicts” en el Cáucaso Sur y en los Balcanes Occidentales. La Presidencia Alemana apoyará activamente los formatos de negociación de la 
OSCE existentes en relación con los conflictos en Nagorno Karabaj y Transnistria, así como las conversaciones de Ginebra en relación con Georgia. Alemania acompañó ya en el pasado esos formatos con iniciativas explícitas. Seguiremos por esa senda. Simultáneamente debemos ser conscientes de que el éxito depende sobre todo de la voluntad política de las partes en conflicto y de los procesos paneuropeos.

¿Cómo planea fortalecer la gestión de crisis de la OSCE?

La gestión de crisis y conflictos es una de las competencias centrales de la OSCE, no solo desde la crisis de Ucrania, y es imprescindible fortalecerla. En primer plano se halla el fortalecimiento de la OSCE en las fases del “ciclo del conflicto”. Queremos mejorar las capacidades operativas de la OSCE desde la alerta temprana y la prevención de conflictos hasta la gestión de crisis agudas y el acompañamiento posconflicto. Veo un gran potencial en la apertura de nuevas posibilidades, justamente en el área de la mediación y el apoyo a la mediación.

¿A qué otras áreas temáticas apunta?

En 2016 dedicaremos especial atención a la “dimensión humana” de la OSCE, es decir, el área de los derechos humanos y las libertades fundamentales. La observación de las obligaciones en su dimensión humana es para Alemania de la mayor importancia para una seguridad y una estabilidad sostenibles en el área de la OSCE. Especialmente importantes son para nosotros los temas directamente relacionados con la crisis actual del orden europeo de seguridad. Entre ellos se cuentan el accionar por la tolerancia y contra la discriminación, la protección de la libertad de prensa y la defensa de los derechos de las minorías. Debemos mencionar claramente los déficits y, sin que ello afecte nuestra disposición al diálogo, no podemos permitir ninguna relativización ni menos desmontaje de las obligaciones en esa área. Paralelamente, en el marco del concepto marco “conectividad sostenible” queremos fortalecer la cooperación en temas económicos y ambientales y eliminar obstáculos para la cooperación. Las pasadas décadas han demostrado que un sólido y sostenible desarrollo económico es una de las condiciones decisivas para la seguridad, la estabilidad y el bienestar de las sociedades.

Últimamente, socios fuera de Europa han cobrado mayor importancia para la 
OSCE. ¿Por qué es importante ese diálogo?

Un objetivo esencial de esas asociaciones es comparar las características comunes y diferencias de las arquitecturas regionales de seguridad, intercambiar opiniones y aprender mutuamente. En 2015 tuvo lugar en Seúl bajo la presidencia de Suiza una conferencia de la Cooperación con Asia sobre el tema “Changing Global Security Environment and Visions of Multilateral Security Co-operation in Asia”. Allí fueron definidos importantes temas, que queremos profundizar. Un importante impulso para el tratamiento de desafíos actuales como los refugiados, las migraciones y el terrorismo proporcionó también la conferencia de este año con nuestros socios en el área del Mediterráneo, en Amán. Si bien el foco de la OSCE permanecerá en Europa, en la era de la globalización, las grandes cuestiones de política de seguridad solo pueden tratarse en su interrelación global. La mayoría de los problemas actuales exigen respuestas globales, un diálogo multilateral y aprendizaje mutuo. La OSCE ha cultivado ese diálogo desde siempre y por eso puede desempeñar un importante papel en el intercambio internacional. ▪

Johannes Göbel