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El derecho a una vivienda digna

Rosaleda Reynoso estudió arquitectura en Alemania. Con su proyecto “Casita para la vida” crea en su tierra natal, la República Dominicana, indispensables viviendas para familias desfavorecidas.

15.01.2016

A los arquitectos les gustan las alturas. Pero no por eso Rosaleda Reynoso pierde de vista lo esencial. Apoya proyectos que posibilitan en la República Dominicana una vivienda en condiciones dignas también para los más pobres. De este modo es uno de los muchos exestudiantes de Alemania que se comprometen con proyectos sociales en su país de origen. Reynoso lo hace de una manera tan convincente que acaba de ganar un concurso del Alumniportal Alemania.

Bajo el título #Mission Responsible se pidió a los participantes que presenten su forma de compromiso. Casi 50 hombres y mujeres de todo el mundo compitieron con sus diversos proyectos. Las iniciativas van desde el apoyo a personas sin techo hasta el desarrollo de foros académicos. La decisión del jurado recayó en el proyecto de Reynoso “Casita para la vida”, que pretende dar respuesta a una “necesidad evidente de madres e hijos”.

Rosaleda Reynoso aporta sus conocimientos de arquitectura y en el modo en que urbanistas pueden encarar problemas sociales. De 2003 a 2013 estudió diseño urbano, sociología urbana y urbanismo en el Instituto de Tecnología de Karlsruhe (KIT) y en la Universidad de Stuttgart. Hoy vive en Santo Domingo, capital de la República Dominicana.

Con “Casita para la vida”, Reynoso y sus compañeros crean nuevo espacio de vivienda y rehabilitan viviendas deterioradas. Su apuesta beneficia especialmente a madres solteras y sus hijos en zonas socialmente desfavorecidas. “La mayoría de las mujeres carecen de formación, sus ingresos son bajos e irregulares. No están en condiciones de pagar los servicios de arquitectos o ingenieros”, explica Reynoso.

Los voluntarios sustituyen viejas paredes de madera y latón por bloques de hormigón, y hacen de letrinas aseos apropiados con agua corriente. Acerca de los materiales y colores deciden las familias, que participan activamente en el trabajo. “Así podemos ofrecer nuestros conocimientos y habilidades”, afirma Reynoso, que trabaja como arquitecta y docente en la Universidad Iberoamericana de Santo Domingo. ¿En qué piensa utilizar el dinero del premio? En materiales de construcción, claro. ▪