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Mi trabajo como enfermero

Steffen Roesel es enfermero por pasión, aun cuando el trabajo no es fácil. Aquí relata sus experiencias cotidianas.

25.01.2018
Steffen Roesel, enfermero
Steffen Roesel, enfermero © Stephan Pramme

Alemania. “Trabajo como enfermero desde hace 25 años y lo hago muy a gusto. El trabajo de enfermero realmente le tiene que gustar a uno, porque es muy estresante, tanto psíquica como físicamente. Pero para mí siempre fue importante trabajar con seres humanos y ayudarlos. En un hospital hay diferentes áreas de trabajo. Yo ya trabajé, por ejemplo, en un hospital psiquiátrico para niños y jóvenes, en el departo de Urología y en la Unidad de Cuidados Intensivos. Hace dos años comencé a trabajar en el departamento de Cirugía, donde soy responsable de las anestesias. La formación como enfermero lleva tres años. Opcionalmente se ofrecen hoy también estudios universitarios de cuidados de enfermos en diversas especialidades.

Importante es, sin perder humanidad, no identificarse demasiado con el sufrimiento de los pacientes.
Steffen Roesel, enfermero en el departamento de Cirugía

Tengo 50 años y trabajo en régimen de turnos. Es bastante agotador, sobre todo, el servicio de guardia. Es un turno de 24 horas, durante el que duermo en el hospital, pero debo contar con ser llamado en cualquier momento. A menudo, las operaciones duran mucho. Algunas llevan solo un cuarto de hora, pero otras duran 15 o 19 horas. Entonces hacemos pausas. Durante las operaciones largas, pero no complicadas, hablamos a veces, por ejemplo, sobre la última película de cine que hemos visto. No obstante, hay veces en que uno llega al límite. 

“Para mí siempre fue importante ayudar a seres humanos”
“Para mí siempre fue importante ayudar a seres humanos” © Stephan Pramme

También mi madre era enfermera. Pero, en comparación con antes, hoy el enfermero es responsable de más pacientes y debe realizar mucho más trabajo burocrático. Todo debe ser documentado al detalle, cada cambio de apósito, cada pastilla. El trabajo con la computadora lleva a veces hasta tres horas por día. Por eso queda poco tiempo para el contacto directo con los pacientes.

Importante es, sin perder humanidad, no identificarse demasiado con el sufrimiento de los pacientes. Eso es esencial para protegerse del síndrome de desgaste profesional. Cada uno desarrolla sus propios trucos para ello. Yo, por ejemplo, hago películas como amateur y amo la música. Eso me ayuda a desconectarme”.

Anotado por: Nicole Sagener

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