Truchas, seguidores, cuota de captura: Alemania en pleno furor por la pesca
Entre truchas, wobblers, gusanos y la red digital: por qué cada vez más alemanes se relajan pescando.

Los encontrarás en los lagos, arroyos y ríos; y en las redes sociales: los pescadores. Entre consejos sobre fermentación, libros de Kafka y clips de Hyrox, de repente nadan por la red digital truchas, carpas, lucios y luciopercas. En Instagram y TikTok brillan las escamas y los dientes como si fuera una competición. “Butter bei die Fische” (o “mantequilla a los peces”), como dicen en el norte y el oeste de Alemania para decir “vamos al grano”: aquí se trata de la suerte del pescador, a la que llaman Petri Heil en Alemania. Y esta es la regla: cuanto más grande, mejor. El siluro es uno de los favoritos. Es el gran lucio entre los peces de agua dulce de Europa, porque con más de dos metros de longitud causa sensación en los comentarios.
Pero lo importante no es solo lo que uno saca del agua, sino también cómo lo saca. Señuelos de los colores más estridentes aparecen bailando sobre el agua en los reels. De los altavoces del móvil brotan palabras salvajes mientras los entusiastas de la pesca discuten sobre cucharillas, wobblers, señuelo jet, streamers, cucharillas giratorias y moscas. Alguno que otro parece dispuesto a sacar un megalodón de la charca del pueblo con esos señuelos que pesan kilos.
Hace tiempo que la pesca en Alemania dejó de ser cosa de señores mayores con gorra y pantalones de camuflaje: unos siete millones de personas tienen licencia de pesca. Pero quien piense que basta con sentarse en la orilla con una lata de maíz, una cerveza fría y una silla de camping no sabe ni dónde lanzar la caña. Exámenes exigentes, protección de las aguas, períodos de veda... Aquí uno se mete de cabeza en el tanque de los tiburones de la burocracia.
Pero que no cunda el pánico: a quienes no sean capaces de dejar quieta la caña durante la temporada de veda, siempre les quedará la opción de pescar en la bañera de casa.