“Un lugar de la literatura universal”
La madre de Thomas Mann creció en Paraty, Brasil. Estos orígenes se perciben reiteradamente en la obra del Premio Nobel.

Este podría ser el lugar donde nació la fascinación de Thomas Mann por el sur y su amor por el mar: la bahía de Paraty, a unos 250 kilómetros al sur de Río de Janeiro, en la exuberante naturaleza de los trópicos. Al menos eso es lo que creen algunos expertos. “Es un lugar de la literatura universal”, afirma Johannes Kretschmer, docente de literatura alemana en la Universidad Federal Fluminense de Niterói.

En la bahía se encuentra la casa en la que transcurrió su infancia Julia da Silva-Bruhns, hija de un alemán y una brasileña de Angra dos Reis, que años más tarde se convertiría en la esposa del comerciante de Lübeck Thomas Johann Heinrich Mann y madre de los escritores Heinrich y Thomas Mann, ambos nacidos en Lübeck.
Deshabitada durante mucho tiempo y amenazada por el deterioro
La vista desde el balcón de la casa “Casarão do Engenho Boa Vista” se extiende sobre la playa y el mar hasta la cadena montañosa Serra do Mar. Deshabitada durante mucho tiempo, la construcción amenazaba con deteriorarse y una parte del tejado ya se había derrumbado. Sin embargo, en el centenario de la muerte de Julia Mann, quien pasó a la inmortalidad cerca de Múnich el 11 de marzo de 1923, el actual propietario volvió a inaugurar la casa renovada.
Todavía no queda claro qué ocurrirá con la casa, es decir, si se utilizará con fines culturales y se conservará allí la memoria de Julia Mann. El 6 de junio de 2025 se cumplen 150 años del nacimiento de Thomas Mann. “Sería una buena ocasión para hacer algo en la casa, pero eso depende de los propietarios”, afirma Luciano Vidal. El exalcalde de Paraty, que se dedica a investigar la historia olvidada de la ciudad, siguió los pasos de Julia Mann en Lübeck y Hamburgo, estableció conexiones institucionales y, de este modo, promocionó Paraty como destino turístico.
Por miedo al cólera, su padre la envió a Lübeck
En 2024, Brasil celebró la llegada de los primeros inmigrantes de habla alemana hace 200 años.. Johann Ludwig Hermann Bruhns, proveniente de Lübeck, formó parte de la primera generación de migrantes alemanes. En Brasil se dedicó a administrar plantaciones de caña de azúcar y se casó con Maria Luísa da Silva, una brasileña de origen portugués. Tuvieron cinco hijos, entre ellos Julia da Silva-Bruhns, que más adelante se convertiría en Julia Mann. La madre murió en el parto del sexto hijo. Por miedo al cólera, el padre envió a sus hijos a Lübeck, su ciudad natal, y vendió la casa de Paraty. En ese momento, Julia tenía seis años. Así, la niña creció en el norte de Alemania, se casó y tuvo cinco hijos, entre ellos Heinrich y Thomas.
Una vez salía por delante hasta la orilla del mar [...] después volvía atrás de la casa, al borde de la selva.
“Ni siquiera algunos germanistas sabían que Julia era brasileña y su apellido era da Silva-Bruhns”, escribe el exdirector del Goethe-Institut de São Paulo Dieter Strauss en el artículo “Julia Mann – ‚Du bist eben eine Brasilianerin!‘” (en español: “Julia Mann: ‘Después de todo, eres brasileña’”). La propia Julia Mann escribió notas sobre los primeros años de su vida, que recién se publicaron en 1958 bajo el título “Aus Dodos Kindheit. Erinnerungen”. En ellas describe el traslado a Alemania como un desarraigo del paraíso de su infancia. Ella idealiza Paraty, donde “la niña rubia [...] correteaba descalza”; “una vez salía por delante hasta la orilla del mar [...] después volvía atrás de la casa, al borde de la selva, donde recogía cocos y plátanos caídos [...] y desde la selva se oían casi continuamente los gritos salvajes de los monos aulladores y los loros”.
En el boceto autobiográfico, Julia Mann utiliza reiteradamente términos de su lengua materna, el portugués. En las obras de Heinrich y Thomas Mann también hay referencias a la cultura sureña y latinoamericana. Sin embargo, Thomas Mann, que huyó a Suiza y Estados Unidos para escapar del nazismo, nunca viajó a Brasil. Aun así, se inspiró en su madre para crear personajes para sus novelas. Y, tras recibir el Premio Nobel en 1929, contó a un periodista que su madre era brasileña y que de ella había heredado el talento artístico.

Más tarde, Frido Mann, conocido por ser el nieto favorito de Thomas Mann, se dedicó intensivamente a preservar la herencia brasileña de la familia. El psicólogo y escritor estudió portugués, hizo investigaciones en Paraty, volcó el material, por ejemplo, en la novela “Brasa” y luchó por conservar la casa en la que había crecido su bisabuela.
La idea de un centro cultural fracasa momentáneamente
Sin embargo, los planes de un grupo liderado por Frido Mann de comprar la casa y establecer un centro cultural europeo-brasileño fueron infructuosos debido, en parte, a la falta de claridad en las cuestiones relativas a los derechos de propiedad. En 2008, Frido Mann abandonó el proyecto. El navegante y aventurero brasileño Amyr Klink, quien anteriormente había hecho construir un puerto deportivo en el terreno adyacente, adquirió finalmente la casa en 2013 en un complicado proceso.

El docente de literatura Kretschmer y su colega brasileño-alemán Paulo Astor Soethe, que escribió el libro „Mutterland. Die Familie Mann und Brasilien“ (en español: “Madre patria. La familia Mann y Brasil”) junto con Karl-Josef Kuschel y Frido Mann, continúan impulsando la iniciativa por medios académicos. Una de sus propuestas es que la casa se use como centro de formación para escritores y traductores. El propietario, Klink, no descarta un uso cultural, siempre que sea viable por sí mismo. Por tanto, lo que ocurra con este edificio histórico, relevante en muchos aspectos, será probablemente una cuestión económica.