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Simplemente renovable

La transición energética se nota en muchos lugares de Alemania, desde los Alpes hasta el Mar del Norte

11.03.2013
© BPA Andrea Bienert

Como espolvoreado en oro, el teleférico Reiteralpe brilla al sol del atardecer. La meseta en los Alpes de Berchtesgaden con sus rododendros y pinos cembro sugiere un remanso de paz. En la terraza en Traunstein se sientan los senderistas, con sus pesadas mochilas recostadas sobre las mesas de 
madera. Con calma disfrutan de su cerveza blanca y sopa de rebeco, y todo gracias al sol: salvo el grupo electrógeno de emergencia, el propietario del refugio Thomas Krüger obtiene toda la energía de fuentes fotovoltaicas y solares, sin emitir ni un gramo de gas de efecto invernadero CO2.

Aquí, en la montaña, se puede apreciar una singular faceta de una revolución: la transición energética. Otros ejemplos se encuentran en bellos lugares de Alemania. En el rugiente Mar del Norte, el primer parque eólica marino de Alemania, Alpha Ventus, a 45 kilómetros de la costa, suministra electricidad a 70.000 hogares. Los turistas pueden contemplar el espectáculo en barco y vuelos panorámicos. O en el corazón de Berlín: un recorrido por la Oficina Federal de Prensa permite apreciar cómo climatizar oficinas y salas con agua caliente gracias a sofisticadas técnicas. A los excursionistas se les recomienda el ascenso al dique de 
la planta de acumulación por bombeo en Hotzenwald, que almacena electricidad en un lago artificial. “La razón de viajar”, opinó una vez el escritor británico Samuel 
Johnson,” es comparar las ideas propias 
con la realidad, en vez de pensar en cómo las cosas pueden ser, ver realmente como son.” Esto suena como un consejo paternalista a turistas, de salirse de las rutas de 
viaje habituales y cotejar los preconceptos sobre un abastecimiento de energía radicalmente ecológico con la realidad.

Durante mucho tiempo se ha ridiculizado el afán de los alemanes de abandonar lo antes posible la energía nuclear, el carbón, el gas y el petróleo. ¿Cómo lograría la cuarta potencia industrial del mundo saciar 
su inmensa sed de energía solo con fuentes de energía eólica, solar e hidráulica? Hoy en día ya está claro que es posible y nadie pone en entredicho la transición energética. Avanza incluso más rápido de lo esperado. Un 25 por ciento de la electricidad en Alemania proviene ya de fuentes verdes. Al menos a un 80 por ciento debería ascender este porcentaje hasta el año 2050, según planes del Gobierno Federal. Científicos creen que un 100 por ciento es posible. Y tal vez antes.

Otras naciones siguen el ejemplo. La Ley Alemana de Energías Renovables (EEG), que acelera el desarrollo de las energías verdes mediante una tasa que pagan todos los consumidores, ha sido un éxito de exportación: 19 de los 27 estados miembros de la UE la han tomado como modelo. ¿Por qué no podría ser un éxito la revolución energética? La naturaleza proporciona suficientes fuentes de energía. Teóricamente, cada fuente renovable podría saciar varias veces la sed del mundo de energía: estudios recientes demuestran que la transición energética puede ser rentable. Hasta 2050, los costos no serían mayores de lo que si se mantuviera el abastecimiento con energía nuclear y el carbón. Aunque inicialmente los precios de la electricidad suben, caen en un 30 por ciento a medio plazo, con una clara ventaja para consumidores e industrias. Actualmente Alemania atraviesa la segunda fase de la transición energética, cuya meta es el autoabastecimiento. En lugar 
de alimentar la red con la electricidad de 
1,1 millones de techos equipadas con paneles fotovoltaicos a precios subsidiados, esta energía la usarán los propios “productores”, ya que mientras el precio de un kilovatio-hora generado en techos es de doce céntimos de dólar, un kilovatio-hora de la red pública cuesta unos 30 céntimos.

Los hijos de la transición energética utilizan sus hornos, televisores y lámparas con energía limpia de elaboración propia. No tardarán en cargar así sus coches eléctricos y almacenar la energía solar remanente 
para la noche en pilas situadas en el sótano. En otras palabras, lo que el propietario del refugio Krüger practica en el refugio de montaña se reproducirá por millones entre los habitantes del valle. ▪

Rolf-Herbert Peters