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“Dejar de pensar en términos de lo uno o lo otro”

La socióloga Jutta Allmendinger llevó adelante ya antes de la pandemia del coronavirus investigaciones sobre los cambios en el mundo laboral. La presidenta del Centro de Ciencias Sociales de Berlín habla sobre el “nuevo trabajo” y el “buen trabajo”.

Entrevista de Carsten Hauptmeier, 30.03.2022
Socióloga Jutta Allmendinger
Socióloga Jutta Allmendinger © picture alliance/dpa

Prof. Dra. Jutta Allmendinger: La socióloga, que ha recibido varios premios, es desde 2007 presidenta del Centro de Ciencias Sociales de Berlín y profesora de Sociología de la Educación e Investigaciones del Mercado Laboral en la Universidad Humboldt. Anteriormente fue, entre otras cosas, directora del Instituto de Investigaciones sobre el Mercado Laboral y las Profesiones y trabajó como investigadora tanto en Alemania como en Estados Unidos. 

Profesora Allmendinger, cuando se habla de Nuevo Trabajo, mucha gente piensa probablemente en trabajar en casa, en el teletrabajo. ¿Es esa idea del Nuevo Trabajo correcta o engañosa, porque ignora el mundo laboral industrial?
Ambas cosas. La oficina en casa experimenta un enorme auge en tiempos de la pandemia. Desde hace muchos meses, muchas personas con trabajos y actividades que, en principio, también pueden realizarse en casa, acuden a su puesto de trabajo en contadas ocasiones. Lo vivo personalmente: muchos empleados del Centro de Ciencias Sociales vienen al instituto a comer juntos o simplemente a hablar. Muchos de ellos llevan a cabo la mayor parte de su trabajo en casa. Eso es nuevo. Así que el director administrativo y yo tenemos que gestionar el instituto de otra forma. Ello requiere una organización más flexible del trabajo, más recursos y mucha más comunicación para mantener el espíritu de la institución. Pero cuidado: a nivel nacional, solo un máximo del 25% de todos los empleados pueden trabajar desde casa. Todos los demás tienen que estar en el lugar: en empresas industriales, hospitales y residencias de ancianos, supermercados y grandes almacenes, restaurantes, en la agricultura. Eso se suele pasar por alto.

¿Cómo define usted el Nuevo Trabajo?
Para mí, el Nuevo Trabajo es un término colectivo para todos aquellos procesos que dejan atrás la forma de trabajar tradicional. El trabajo desde casa es uno de ellos, pero también lo es el trabajo con robots en la asistencia a ancianos o enfermos, los procesos de trabajo altamente técnicos en la industria, el trabajo en plataformas. El Nuevo Trabajo no solo tiene que ver con contenidos y tareas, sino también con una nueva organización del trabajo con formas de liderazgo más flexibles.

En el Centro de Ciencias Sociales de Berlín, usted aborda el tema del “buen trabajo”. ¿Cuándo es bueno el trabajo?
Hay muchas definiciones de Buen Trabajo. En el Centro de Ciencias Sociales hemos elegido como punto de partida el índice de la Confederación Alemana de Sindicatos. De acuerdo con ese índice, el buen trabajo se caracteriza, entre otras cosas, por adecuados recursos y oportunidades de desarrollo para los empleados, ingresos adecuados, un puesto de trabajo seguro y derechos de codeterminación.

Para la mayoría de la gente, un trabajo significativo es más importante que el salario.
Jutta Allmendinger

En cualquier caso, el empleo remunerado sigue siendo muy importante para la mayoría de las personas, como también han demostrado estudios del Centro de Ciencias Sociales. Pero, ¿en qué condiciones encuentra la gente sentido en su trabajo? ¿Qué papel desempeñan los ingresos o el equilibrio entre el trabajo y la vida privada?
Para la mayoría de las personas, un trabajo significativo en un entorno en el que se las valora es más importante que el salario. En un estudio que el Centro de Ciencias Sociales llevó a cabo junto con el semanario “Die Zeit” y el Instituto de Ciencias Sociales Aplicadas Infas se demostró claramente que mucha gente iría a trabajar aunque no necesitara el dinero. Y, sobre todo, para los padres y las personas que tienen que cuidar a familiares, muy importante es la compatibilidad entre el trabajo y la familia. También muchos jóvenes se preocupan por su carrera profesional, pero no quieren extenuarse en su trabajo, sino que desean tener tiempo para su vida privada.

¿Cuán diferentes son las expectativas que se asocian al “buen trabajo” en todo el mundo?
Las diferencias son claras. En Alemania y en muchos otros países, la mayoría de los empleados trabajan, por suerte, en condiciones razonablemente seguras. Por supuesto, queda mucho por hacer, y lo que se ha conseguido debe defenderse una y otra vez. Pero pensamos demasiado poco en la gente en África o en algunos países de América Latina. Aquí, a menudo falta la protección institucional, por ejemplo en caso de enfermedad u otras situaciones de crisis. Además, esos países suelen tener problemas mucho más fundamentales, tales como deficiencias en el abastecimiento de alimentos o en la seguridad pública. Cuando hay hambre o incluso preocupación por la mera supervivencia, los seres humanos no piensan en el buen trabajo. Solo pueden hacerlo cuando ellos y sus familias están razonablemente bien alimentados.


Muchas personas también asocian el “nuevo trabajo” con la idea de que en el futuro podrán trabajar con movilidad y flexibilidad en cualquier parte del mundo. Pero, ¿cuántas personas lo pueden poner realmente en práctica? En ese sentido, ¿es el nuevo trabajo un privilegio para la élite digital bien formada?
A largo plazo, las nuevas formas de trabajo afectarán sin duda a un número cada vez mayor de personas en este mundo. Pero seamos sinceros: por supuesto, el “nuevo trabajo” es actualmente sobre todo una tendencia para una élite, como usted dice. Ese es también el problema del debate que estamos manteniendo al respecto. Me molesta que no nos centremos en el “buen trabajo” en lugar de hablar permanentemente del “nuevo trabajo”. Todos los que ya lo pasan mal se quedan a oscuras.

Me molesta que no nos centremos en el ‘buen trabajo’ en lugar de hablar permanentemente del ‘nuevo trabajo’.
Jutta Allmendinger

La formación continua y el aprendizaje permanente se consideran fundamentales en el mundo laboral. Usted ha calificado esos términos como “expresiones de ayer”. ¿Por qué? 
Ambos conceptos son poco útiles en vista de los rápidos cambios de nuestro tiempo. El desarrollo tecnológico es muy dinámico y la demografía, con el envejecimiento de la población y la escasez de trabajadores cualificados, nos plantea tareas fundamentalmente nuevas. Ya no es suficiente con un poco de formación por aquí y un poco de ejercicio cerebral por allá. Y no quiero que me malinterpreten: la formación continua y el aprendizaje a lo largo de toda la vida son importantes, pero finalmente deben formar parte de un proyecto más amplio para el trabajo del futuro.

¿Cómo serán las biografías laborales en el futuro? ¿Aprenderán las personas en el futuro un nuevo oficio a los 50 años? 
Eso espero. Tendremos que alejarnos rápidamente de un sistema de educación y formación que nos prepara adecuadamente al principio de nuestras vidas para todo el resto. Muchos puestos de trabajo desaparecerán en el curso de la digitalización, surgirán muchos nuevos puestos de trabajo y en otros las exigencias de conocimientos y habilidades serán mucho mayores que las actuales. 

¿Cómo debe cambiar el sistema educativo si el mundo del trabajo cambia a un ritmo cada vez más rápido?
Debe ser mucho más acogedor de lo que es hoy, más inclusivo. Tiene que informar mejor, llegar activamente a la gente. Y necesita urgentemente nuevos modelos de financiación. Necesitamos muchos más profesionales que asesoren a los trabajadores y los informen sobre las novedades. La palabra clave es prevención. No hay que esperar al desempleo para invertir en la capacitación de una persona. Debemos ser activos y trabajar continuamente en ello. En el sector de la salud, eso ya está funcionando bastante bien en algunos lugares, por ejemplo, en los chequeos médicos preventivos. 

La transformación del mundo del trabajo está inextricablemente ligada a la pandemia del coronavirus. En diciembre de 2020, al final del primer año del coronavirus, usted escribió en un artículo para el periódico “Frankfurter Allgemeine Zeitung”: “Una vez que el virus esté bajo control, casi todo será como antes”. ¿Lo sigue viendo así?
Para mí, la digitalización y el desarrollo tecnológico en su conjunto son los motores de las nuevas formas de trabajo. La pandemia no ha hecho más que acelerar la evolución de Alemania, un país que va algo atrasado en el progreso socio-tecnológico. En este sentido, espero que mi predicción sea correcta: la gente se reunirá, hablará con los demás personalmente, sentirá curiosidad por los demás.

Para muchas personas, el periodo de pandemia se caracteriza por el teletrabajo y las reuniones virtuales. ¿Qué quedará de ello? ¿O es deseable que la gente se reúna de nuevo en la oficina?
Tenemos que dejar de lado ese “lo uno o lo otro”. El tiempo que se pasa en las empresas es esencial, oficinas y fábricas fueron y son lugares muy importantes de encuentro, de diálogo. Debemos protegerlos en bien de la cohesión en nuestra sociedad. Eso significa que en el futuro haremos muchas cosas de forma más flexible, digital y descentralizada. Pero sin presencia física en un lugar común, en última instancia ponemos en peligro el cemento social de nuestro país.

La pandemia también ha afectado la vida laboral de formas muy diferentes. Mientras que algunas personas pudieron trabajar en casa sin problemas, la presión sobre las familias, por ejemplo, y a menudo especialmente sobre las madres, fue muy grande. ¿Qué consecuencias sociales tuvo la pandemia en la vida laboral?
Enorme, eso lo sabemos. La insatisfacción, el estrés y la soledad han aumentado. Las diferencias sociales entre las personas que trabajan en casa y las que lo hacen in situ han aumentado. A ello se agregan las diferentes condiciones en el teletrabajo en sí. Las personas que disponen de un lugar de trabajo tranquilo, sin molestias y técnicamente bien equipado pueden dedicarse a su trabajo y, en definitiva, a su vida, de forma muy diferente a quienes viven en un piso demasiado pequeño para trabajar en casa, tienen que arreglárselas con bajos ingresos o cuidan de niños pequeños o de padres que necesitan cuidados.

La pandemia probablemente también reforzó la tendencia a mezclar vida laboral y privada. ¿Sigue siendo importante separar esos mundos o es una noción obsoleta? ¿Qué aspecto puede tener esa demarcación en un mundo digitalizado?
De nuevo, eso se aplica a una minoría de empleados. Para ellos, es muy importante una normativa clara sobre cuándo pueden ser contactados por la empresa. Todo el mundo necesita horas de descanso autodeterminadas, de lo contrario te quemas.

© www.deutschland.de

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