“Nuestro programa se llama ‘together first’”
Cómo pueden abordarse las crisis a largo plazo y qué papel desempeña el multilateralismo. Entrevista con Christoph Heusgen, embajador alemán ante la ONU.
Cambio climático, migraciones, desarme: muchos temas pueden abordarse hoy solo internacionalmente. Christoph Heusgen, representante permanente de Alemania ante la ONU en Nueva York, sobre la importancia del multilateralismo en la actualidad y cómo hacer frente a las crisis a largo plazo.
Sr. Heusgen, Alemania es desde comienzos de 2019 nuevamente miembro del Consejo de Seguridad de la ONU. ¿Se siente allí que la ONU se halla actualmente bajo presión desde diversos lados?
Sí y no. El ambiente en el Consejo es, contrariamente a lo que podría suponerse, bueno entre los colegas. También podemos hablar con calma sobre temas críticos e intentar hallar soluciones en cada caso. Por otra parte, las tensiones políticas mundiales también se reflejan, por supuesto, en el Consejo de Seguridad. En el conflicto de Ucrania o el caso de Venezuela, por ejemplo, actualmente es difícil avanzar debido a las grandes diferencias de opinión.
Estados Unidos, en particular, es crítico actualmente con la idea del multilateralismo. Recientemente pudo observarse nuevamente en la Conferencia de Seguridad de Múnich. ¿Cómo se refleja ello en el trabajo concreto en la ONU?
EE. UU. tiene una actitud crítica, así es. Y eso se
ve también en la ONU, en la suspensión del tratado INF, la retirada del acuerdo climático, la no participación en el Pacto Mundial sobre Migración, por nombrar sólo algunos ejemplos. La Administración Trump ve a la ONU en forma claramente diferente a la Administración Obama.
¿Es un consecuente alejamiento de la ONU?
No lo es. Por un lado, Estados Unidos viola resoluciones de la ONU cuando, por ejemplo, abandona el acuerdo nuclear con Irán o traslada su embajada de Tel Aviv a Jerusalén. Por otro, está nuevamente muy interesado en soluciones multilaterales, por ejemplo, en lo que respecta a sanciones contra Corea del Norte. Intentamos convencer a nuestros colegas estadounidenses de que, a largo plazo, también a ellos beneficia observar todas las normas internacionales, que el mundo simplemente funciona mejor con un orden basado en normas y los conflictos pueden mitigarse así más fácilmente.
¿Cómo se comportan otros países? ¿Experimentamos algo así como una recaída en los tiempos del nacionalismo?
No lo formularía de esa forma. Pero ya observamos que varios países de la ONU se concentran nuevamente más en su soberanía y que el pensamiento en categorías nacionales va en aumento. Particularmente China y Rusia, por ejemplo, persiguen crecientemente intereses propios. No obstante, la ONU como institución no es puesta en duda. Al contrario, sigue siendo el órgano político mundial más importante. Tomemos como ejemplo los objetivos de desarrollo sostenible, los ODS, que han definido una hoja de ruta para el futuro de nuestro planeta. Tomemos como ejemplo el cambio climático, los movimientos migratorios mundiales. Todos son temas que no podrían abordarse sin la ONU.
¿Cuáles son concretamente los objetivos de Alemania para los dos años en el Consejo de Seguridad?
Queremos centrarnos en la prevención de crisis, porque siempre es mejor prevenir que barrer los restos de un fracaso; el desarme también es esencial para evitar el peligro de una nueva carrera de armamentos. Y nos centramos en los derechos humanos, porque ignorarlos conduce a menudo a conflictos. También es importante que combatamos la violencia sexual contra las mujeres en los conflictos, una cuestión que a menudo se subestima por completo. Cuando observamos que se utiliza sistemáticamente como arma de guerra en el sur de Sudán, el Congo o Myanmar, por ejemplo, la cuestión adquiere
de pronto relevancia para la política de seguridad. Queremos llamar la atención sobre ese significado.
Prevención, desarme, derechos humanos, violencia sexual contra las mujeres: ¿qué más figura en su agenda?
La protección del clima, porque también cambios climáticos pueden suponer un riesgo para la seguridad. Ya lo podemos observar en la zona del Sahel, donde la gente emigra de las regiones áridas a otras, donde surgen conflictos por el agua y la tierra. Estamos solo al principio del aumento de la temperatura media global.
¿Es Alemania tomada en serio con esa agenda más blanda?
Nos centramos en una definición más amplia de seguridad, porque a largo plazo solo podemos hacer frente a las crisis si nos ocupamos de las causas,
que a menudo tienen que ver con violaciones de los derechos humanos y la pobreza. Pensamos que la lógica está de nuestro lado.
¿Cómo exactamente presentará sus propuestas?
Aprovechamos, sobre todo, al máximo nuestra presidencia del Consejo de Seguridad, que cambia mensualmente entre los miembros en orden alfabético. Nuestro turno es en marzo y abril. Para ser más precisos, ejercemos una doble presidencia con Francia, ya que, casualmente nuestras presidencias del Consejo se suceden. Nosotros presentamos el plan de trabajo y podemos poner nuestros propios temas en el orden del día. Pero también fuera de esos dos meses, intentamos dirigir la atención hacia nuestras prioridades.
¿Y en esos objetivos coincide con Francia?
La cooperación en la ONU es de por sí ya muy estrecha entre nuestros dos países. Y en la preparación para nuestra pertenencia al Consejo de Seguridad en condición de miembro no permanente surgió la idea de una presidencia conjunta. Algo así nunca existió en las Naciones Unidas y es un fuerte símbolo de un partenariado institucionalizado.
En el caso de la resolución clásica de conflictos, ¿cómo participa Alemania?
Nos implicamos en todos los conflictos. Estamos comprometidos con los esfuerzos para solucionar los conflictos en Ucrania, Siria, Yemen, Corea del Norte, por nombrar solo algunos. En el caso de este último país incluso presidimos el importante Comité de Sanciones de la ONU. Alemania es, además,
el segundo mayor contribuyente mundial en el área de ayuda humanitaria.
¿Va de la mano con mayores contribuciones a las misiones de los Cascos Azules de la ONU, como se exige repetidamente a nivel internacional? Sobre todo, Estados Unidos exige que Alemania gaste más dinero en defensa.
Para mí, esa es una visión demasiado estrecha. No nos centramos únicamente en el objetivo de destinar el dos por ciento del producto interno bruto a la defensa. También la cooperación para el desarrollo contribuye a la seguridad y la estabilidad. El coeficiente AOD, es decir, destinar el 0,7 por ciento del PIB a la ayuda para el desarrollo, es también una decisión de la comunidad internacional. Cumplimos con ese coeficiente, pero Estados Unidos no, está en torno al 0,18 por ciento. Los conflictos no pueden resolverse solo por medios militares. Y el hecho de que Alemania, con su especial historia, sea un poco más cautelosa en el área militar, creo que es muy prudente y plausible.
¿Vale ello también para África, donde actualmente se lleva a cabo la mayoría de las misiones de cascos azules?
No creo que el futuro esté en enviar miles de soldados de la Bundeswehr a Sudán del Sur, el Congo o Somalia. Más bien, nuestro objetivo debe ser –tanto de Alemania como de la UE– entrenar a las tropas locales. Queremos ayudar a la Unión Africana a resolver ella misma los conflictos en su propio continente.
África todavía no tiene un puesto permanente en el Consejo de Seguridad. ¿Qué hay de la reforma que se ha estado debatiendo durante más de 20 años? ¿Vale la pena el esfuerzo?
Sin ninguna duda. Si damos importancia a la ONU, debemos fortalecer su legitimidad. La composición actual del Consejo ya no refleja las realidades del mundo. En primer lugar, debemos mencionar a los 54 Estados africanos, que no tienen un puesto permanente. Pero tampoco otros actores están adecuadamente representados.
¿Mantiene Alemania su demanda, a pesar de que no se registran avances?
Nos aferramos a ella y formamos un grupo de interés junto con Brasil, Japón e India. Sin embargo, efectivamente, actualmente no avanzamos. Hay países que bloquean en la cuestión. En primer lugar, China, que frustra incluso el más mínimo progreso y se opone básicamente a todo tipo de reforma. Pero vale la pena no resignarse.
¿Qué debe suceder aún para que, después de dos años en el Consejo de Seguridad, pueda hacer una balance positivo?
Hemos definido nuestros objetivos, los he mencionado. Que logremos algo no depende, naturalmente, solo de nosotros, sino también mucho de la situación política mundial. Por eso, para nosotros es importante poder decir después que en estos dos años hemos hecho todo lo posible para promover nuestros objetivos y valores y presentarnos como un firme representante del multilateralismo.
Heiko Maas, el ministro alemán de RR. EE., puso a su discurso ante la Asamblea General en otoño de 2018 el título “Together first”. ¿Es también su eslogan para el periodo en el Consejo de Seguridad?
Es más que un eslogan, es nuestro programa. Se basa en la firme convicción de que los desafíos de nuestro mundo solo pueden ser superados juntos. En los tiempos de la globalización, la idea del multilateralismo es más importante que nunca.
Entrevista: Friederike Bauer
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