Ir al contenido principal

Dividida, pero no separada

Un dossier sobre el 25 aniversario de la caída del Muro. La parte 3 trata de Mödlareuth, también conocida como “Little Berlin”, una aldea por la que pasaba la frontera entre las dos Alemanias.

28.04.2014
© picture-alliance/dpa - Mödlareuth

Se halla como olvidado y abandonado sobre un prado junto a un aparcamiento: un tanque T34. En la Segunda Guerra Mundial, con este tipo de tanque el Ejército Rojo liberó y ocupó Sajonia y Turingia. Más tarde fue utilizado por el Ejército Popular Nacional de la RDA. La presencia del vehículo blindado de combate prepara al visitante para un encuentro con el pasado, que Mödlareuth no puede ni quiere olvidar.

La bonita aldea de 55 habitantes entró en la historia como “Little Berlin”. La cortina de hierro trastocó de un día para otro sus vidas cotidianas. Al principio fue solo una valla de madera. A partir de 1966, la aldea quedó dividida por un muro de hormigón de 3,30 metros de largo.

El arroyo Tannbach, que atraviesa la localidad, marcó desde 1810 la frontera entre el Reino de Baviera y el Principado de Reuss. No fue sino empero después de la Segunda Guerra Mundial, con la división de Alemania en cuatro zonas de ocupación, que la frontera administrativa se transformó súbitamente en un profundo foso.

Familias divididas

Monika Schmalfuss recuerda muy bien “cómo sufrió la gente”. Schmalfuss, de 70 años, trabaja honorariamente en el Museo Germano-Germano de Mödlareuth. Nació en Hof, una ciudad en el oeste de Alemania. Poco después, su familia se mudó al este, cerca de Mödlareuth, donde había trabajo. En 1949, su padre saltó sobre el arroyo Tannbach de regresó al oeste… y se quedó. Madre e hija no obtuvieron la autorización para abandonar la RDA sino en 1956. Habían pasado siete años. “Nunca más tuve una estrecha relación con mi padre”, rememora.

La frontera fue reabierta en Mödlareuth el 9 de diciembre de 1989 y medio año más tarde, el 17 de junio de 1990, excavadoras derribaron el muro. Los habitantes de la aldea no quieren olvidar lo ocurrido. “Queremos conservar el pasado”, dice Klaus Grünzner, de 61 años, alcalde honorario de la localidad de Töpen, a la que pertenece la parte bávara de Mödlareuth. “En nuestra aldea, la historia contemporánea puede ser experimentada”, agrega. Por año es visitada por unas 70.000 personas provenientes de todo el mundo.

Entre los habitantes de Mödlareuth reina una gran solidaridad, hoy quizás más que antes. A menudo se reúnen en la hostería “Grenzgänger” y celebran fiestas juntos. La casa comunal la construyeron ellos mismos. Que la aldea continúe dividida administrativamente entre Turingia y Baviera no tiene ninguna importancia, dice Grünzner, el alcalde. Que el muro sigue existiendo en las cabezas es un cliché, cultivado sobre todo por los forasteros. En Mödlareuth ya no lo quieren oír más.

www.museum-moedlareuth.de

www.littleberlin.de

© www.deutschland.de