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Entrevista con Ulrich Fuchs, vicedirector general de la Capital Europea de la Cultura Marsella

El gestor cultural alemán sobre la cultura como motor del desarrollo de la Capital Europea de la Cultura Marsella.

19.06.2013
Ulrich Fuchs, Marseille
© picture-alliance - Ulrich Fuchs, Marseille

Sr. Fuchs, la Capital Europea de la Cultura de Marsella ha tenido hasta ahora más bien fama de centro de violencia, de narcotraficantes y de guerras entre pandillas. ¿Puede un gran evento cultural cambiar la imagen de la ciudad de forma sostenible?

La mala fama de una ciudad es una condición ideal para ser elegida capital cultural. La distinción de la Unión Europea no está pensada como un premio para coronar por segunda vez a un príncipe, sino que es una especie de ayuda financiera para convertir a una rana en un príncipe. También las capitales culturales anteriores han tenido un punto de partida difícil. Se trata de cambiar mentalidades y realidades, de apostar por la cultura como motor de desarrollo. En Glasgow se dice que sin el título de hace 13 años la ciudad nunca hubiera salido tan rápidamente de la crisis. Y la alcaldesa de Lille declaró que su ciudad había ganado diez años de desarrollo gracias a la capital cultural. Y lo mismo esperamos en principio para “Marseille Provence 2013”.

Marsella no es sólo una puerta de salida de Europa al Mediterráneo, sino también un punto de entrada para inmigrantes ...

Esto tiene que ver con la riqueza de nuestro continente. Marsella está geográficamente más cerca de Argel que de París, es lo que la distingue como ciudad y una de las razones para otorgar el título a la región de Marsella-Provence. Ese aspecto “mediterráneo” está muy representado en el programa de “MP 2013” y en los nuevos museos. Por eso colaboramos estrechamente con instituciones culturales y artistas de Argelia, Marruecos, Túnez, Egipto, Israel y Palestina. Es uno de los ejes más importantes dentro de los 900 proyectos.

Los franceses han elegido a un alemán como vicedirector de su capital cultural. Hace 50 años se creó la confraternidad franco-alemana. ¿Se refleja esta relación en el programa?

Me enorgullece un poco comprobar que muchos eventos con el ambivalente tema de la historia de la relación franco-alemana se hayan incluido en el programa. A veces, la historia parece absurda con sus coincidencias: el 22 de enero de 2013 se celebró el 50º aniversario del Tratado del Elíseo. Y el 23 de enero se conmemora el 70º aniversario de la destrucción por los nazis de “Le Panier”, el barrio más antiguo de Marsella. Los habitantes fueron deportados a campos de concentración. Muchos alemanes y algunos franceses hoy día no lo saben. En la serie “Mémoires – Exil” hemos tratado este tema. Un proyecto que me apasiona especialmente es el camino de la memoria “Ici Même”, que tematiza la historia de Marsella durante la Segunda Guerra Mundial, al igual que los “Stolpersteinen” en Alemania, las piedras incrustadas en las aceras con placas que recuerdan los asesinatos perpetrados durante el nazismo a ciudadanos judíos. Todo el año se realizan actividades, como exposiciones sobre la ocupación alemana y sobre la Resistencia. Tras la apertura del nuevo Museo de las Civilizaciones de Europa y del Mediterráneo (MuCEM) se celebrará allí el evento de dos días “Marseille Transit”, con la película “Transit” de René Allio, lecturas de la novela de Anna Seghers del mismo nombre, así como imágenes de la década de los 1940, cuando la ciudad era puerto de salida para quienes huían y centro de afluencia de refugiados de los países ocupados por Alemania.

También hay eventos en el antiguo campo de concentración en territorio francés en Les Milles, cerca de Aix-en-Provence.

que es muy importante sitio de la memoria y de debate, inaugurado en septiembre de 2012 como lugar conmemorativo . En esa antigua fábrica de ladrillos fueron internados, por orden del Gobierno de Vichy, los residentes alemanes, entre ellos muchos inmigrantes e intelectuales judíos perseguidos, como Lion Feuchtwanger y Alfred Kantorowicz, y más tarde fue un sitio de tránsito para las deportaciones. Este sitio insta a que no vuelva a suceder nunca más algo así. Nuestros proyectos abarcan una exposición de obras de artistas entonces internados, como Max Ernst, Hans Bellmer, Wols y Anton Räderscheidt.

¿Qué aceptación tiene en Francia esta perspectiva franco-alemana del pasado?

Muy positiva. La responsabilidad que he asumido directamente por muchos proyectos ha sido acogida por marselleses, incluyendo políticos, con respeto y activa colaboración. Algunos viejos integrantes de la 
Resistencia lo han agradecido personalmente. Pero para mí era algo totalmente 
natural que un alemán nacido después de la guerra no pase por alto esa fase histórica.

¿Ha organizado muchos proyectos junto con el Goethe-Institut?

El hecho de que Marsella haya sido declarada capital cultural fue, afortunadamente, el motivo por el que Goethe-Institut decidió rehabilitar su antena en Marsella y participar con varios logrados eventos en “MP 2013”. Es mérito del muy activo director del Goethe-Institut en París, Joachim Umlauf. “MP 2013” fue la oportunidad de traer de nuevo el Goethe-Institut a Mar­sella. Y eso ofrece una perspectiva en lo que hace a la futura sostenibilidad de la capital cultural.

¿Qué quedará de los grandes fuegos culturales de artificio un vez que termine el gran evento?

Si nuestro presupuesto permite que nuevos centros culturales como el MuCEM, como primer museo nacional fuera de París, continúe funcionando también pasado el 2013, habremos logrado mucho para la sostenibilidad. Se han invertido 680 millones de euros en proyectos de infraestructura cultural y de desarrollo urbano, lo que demuestra el enorme esfuerzo que Marsella está realizando junto con el Estado central, la región y el departamento. Basta pensar en el proyecto de desarrollo urbano “Euro-Méditerannée”, actualmente el más grande de Europa, en el que se reconstruirá un barrio entero. El segundo factor sería que la ciudad se abriera aún más al mundo y desarrollara un carácter más cosmopolita. Siguiendo el ejemplo de Lille, que cada dos años organiza una muestra bienal con el apoyo de la industria local, también Marsella debe ría ofrecer un evento internacional periódico que recuerde a “Marseille-Provence 2013” y continúe el tema del Mediterráneo.