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“La cultura genera identidad y, quizá lo más necesario hoy, solidaridad”

Cristina Conde de Beroldingen, directora del Instituto Cervantes de Berlín, exige una Europa del espíritu comunitario y las sinergias.

19.06.2013
Cristina Conde de Beroldingen, Instituto Cervantes, Berlin
© David Ausserhofer - Cristina Conde de Beroldingen, Instituto Cervantes, Berlin

Sra. Conde de Beroldingen, ¿se encuentra Europa no solo en una crisis financiera, sino también en una crisis de identidad cultural? ¿No debería ser esta la hora de la cultura, la hora de una gran idea?

La identidad cultural, la dialéctica entre individuo y sociedad, está en continua transformación. Europa es consciente de compartir una identidad cultural común, pero esa conciencia no es inmutable, sino que se transforma y reinventa de manera permanente, en diálogo con su legado cultural acumulado.

¿Qué une a la cultura europea, más allá del trasfondo histórico?

No cabe la menor duda de que es importante cultivar la pluralidad en Europa, si bien en ningún otro lugar es tan fácil como en Europa materializar el anhelo de nuevas experiencias y la idea de una nueva realidad global. Las nuevas técnicas de comunicación, pero sobre todo el contacto personal contribuyen cada vez más a crear una realidad europea. Esto es algo que en Berlín se percibe en todas partes.

Desocupación, falta de perspectivas. ¿Qué puede aportar la cultura en un clima social de ese tipo?

La reflexión artística está en condiciones de hallar soluciones insospechadas a numerosos problemas. Además de tener una influencia positiva sobre el desarrollo económico, la cultura genera sobre todo identidad, comunidad, cohesión social, y –lo que quizá en este momento más necesita Europa– solidaridad.

El escritor colombiano Héctor Abad manifestó recientemente su temor de que Europa haya perdido los amigos de años anteriores. Ve en ello el peligro de que populistas transformen a la Unión Europea en pesadillas na­cionalistas. ¿Es esa una típica mirada desde afuera?

Puede resultar difícil entender Europa desde fuera por su heterogeneidad, pero ahí precisamente reside su fuerza. Frente al populismo, el escepticismo, el pesimismo o el nacionalismo están, no solo en mi opinión, los principios europeos de solidaridad y responsabilidad.

¿Cree que Europa sea un lugar de las añoranzas culturales?

Sí, una Europa en la que las diferencias entre las personas no se vean como algo excluyente, sino enriquecedor. Creo en una Europa de sinergias y de diálogo entre las culturas. Deseo una Europa en la que podamos participar independientemente de nuestro origen y desarrollar nuestra capacidad creativa. El arte y la cultura no son el apéndice de una economía que funciona, sino la base de nuestro futuro común.

¿Cómo ve el estado de ánimo en España y cómo reacciona a ello en su trabajo programático?

La crisis económica ha hecho aflorar estereotipos nacionales que se creían olvidados y que, en parte, los medios de comunicación a menudo sobrevaloran. El Instituto Cervantes busca intencionadamente el intercambio con el país de acogida, en este caso Alemania, y pone en contacto a expertos españoles y alemanes. Justamente ahora es un momento en el que la colaboración con nuestros 
socios alemanes, europeos y naturalmente latinoamericanos resulta para nosotros especialmente importante. A través del trabajo en red con EUNIC, la asociación de institutos de cultura europeos, y el GRULAC, el grupo geopolítico de América Latina y el Caribe, ponemos en marcha proyectos que van más allá de las fronteras nacionales.

CRISTINA CONDE DE BEROLDINGEN es 
directora del Instituto Cervantes en Berlín. 
Licenciada en Geografía e Historia, ha sido 
directora general de proyectos culturales del Ayuntamiento de Madrid y consejera dele­gada de Madrid Arte y Cultura. 
www. cervantes.de