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Lentes para todos

Martin Aufmuth ayuda en América Latina a personas que tienen problemas visuales: un aporte también para su educación y la obtención de mejores empleos.

Thomas Magenheim-Hörmann, 21.09.2022
Martin Aufmuth con una paciente en Brasil
Martin Aufmuth con una paciente en Brasil © EinDollarBrille

A orillas del Amazonas, al oeste de Manaos, las aldeas que bordean el caudaloso río están muy separadas entre sí. Aquí faltan muchas cosas, entre ellas oftalmólogos, y lentes. Martin Aufmuth se traslada allí aquí con su equipo en pequeñas embarcaciones llenas de equipos oftálmicos y componentes de lentes. En una de las aldeas conoce, entre otras muchas personas, a Thalia. Aufmuth mide su discapacidad visual en menos siete dioptrías, pero Thalia no tiene lentes. “En la escuela Intento sentarme adelante y, si la letra es demasiado pequeña, le pido a la maestra que escriba más grande o voy al frente con mi cuaderno y copio de la pizarra desde allí”, dice la niña en un vídeo de Aufmuth. Pronto ya lleva sus primeros lentes y puede ver con claridad por primera vez en su vida. Aufmuth sólo tardó algo más de 20 minutos en dar forma a la armazón y montar los cristales. Así se abrió un nuevo mundo para Thalia.

  Son los lentes más rápidos del mundo.
Martin Aufmuth, fundador de OneDollarGlasses

“Son los lentes más rápidos del mundo”, dice Aufmuth, de 47 años. Los inventó él mismo hace algo más de diez años, cuando aún era maestro de Física y Matemáticas y descubrió ayudas visuales baratas en una tienda de descuento. “En África, por ejemplo, a menudo los lentes solo se pueden adquirir en las ópticas por el equivalente a 50 dólares y me pregunté por qué en la rica Alemania había lentes tan baratos y allí no", recuerda. Así nació la idea OneDollarGlasses.

Quien ve bien puede mantenerse mejor a sí mismo y a su familia. OneDollarGlasses en Brasil.
Quien ve bien puede mantenerse mejor a sí mismo y a su familia. OneDollarGlasses en Brasil. © EinDollarBrille

Aufmuth comenzó luego a experimentar en el sótano de casa, haciendo pruebas con alambre de acero para muelles y el prototipo de una dobladora mecánica para el armazón. Los cristales de plástico de menos diez a más ocho dioptrías son comprados en China por 25 céntimos cada uno. En 2012, Aufmuth fundó su asociación OneDollarGlasses como empresa unipersonal. Actualmente está presente en Colombia, Brasil, Bolivia y Perú y siete países de África y Asia, con un total de 280 empleados locales. Además, trabaja con unos 300 voluntarios y personal en Alemania.

Faltan lentes y oculistas en todo el mundo

“En el mundo hay una gran escasez de oculistas”, dice Aufmuth. “Las personas que viven en el campo a menudo no pueden ni siquiera permitirse viajar a una ciudad para someterse a un examen ocular”, agrega. Por eso, sus lentes llegan a la gente mediante equipos móviles. “Mi objetivo fue marcar una gran diferencia con medios sencillos”, explica su filosofía. Una escolar como Thalia puede ahora descifrar lo que está escrito en la pizarra y soñar con ser médica.

En una “óptica” de Aufmuth en Bolivia.
En una “óptica” de Aufmuth en Bolivia. © EinDollarBrille

Casi mil millones de personas en todo el mundo padecen problemas de la vista corregibles, pero no tienen acceso a un oftalmólogo u optometrista, según un estudio de las Naciones Unidas de 2019. Los afectados a menudo no pueden encontrar un trabajo. Los daños económicos se estiman en unos 270.000 millones de dólares al año.

En los respectivos países, los lentes de OneDollarGlasses cuestan dos o tres jornales locales, también para poder pagar al personal local un sueldo adecuado. “Pagamos buenos sueldos según los estándares locales”, subraya Aufmuth. Su personal está formado en optometría, por lo que puede realizar pruebas oculares. Cuando llegan los equipos móviles con sus lentes, a veces hay hasta mil personas esperando para poder ver por fin con claridad, dice. “Hasta ahora hemos entregado ya más de 300.000 lentes”, dice Aufmuth, resumiendo los últimos diez años de su trabajo.

La capacidad de educarse depende en gran medida de una buena visión: una alumna feliz en Brasil.
La capacidad de educarse depende en gran medida de una buena visión: una alumna feliz en Brasil. © EinDollarBrille

La campaña fue en ascenso hasta 2019. Luego llegó la pandemia. Los cierres de actividades por coronavirus en América Latina fueron en algunos casos mucho más estrictos que en Alemania. No obstante, Aufmuth es optimista con respecto al futuro. El objetivo de OneDollarGlasses en todos los países es la atención permanente y no sólo esporádica: “Las personas deben saber que volveremos dentro de seis meses”, concluye.

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