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9000 km “Iron Curtain Trail”

Joachim Franz, de Wolfsburgo, y su expedición en bicicleta eléctrica a lo largo de la antigua “Cortina de Hierro”: en 30 días a través de 18 países

13.08.2014
© Frank Bierstedt - Iron Curtain Trail

Quien quiera mover algo, debe moverse él mismo. Esa es la consigna de Joachim Franz, deportista de expediciones de Wolfsburgo. Franz sabe de qué 
habla. Desde 2001 ha realizado ocho grandes expediciones para llamar la atención sobre el tema del VIH/sida. Por su compromiso recibió la Cruz de la Orden del Mérito de la República Federal de Alemania. Franz, de 54 años, sale nuevamente de expedición, pero esta vez con otro objetivo: con la “EExpedition Iron Curtain Trail” quiere, 25 años después de la caída de la “Cortina de Hierro”, tematizar las perspectivas en relación con la movilidad del futuro. Joachim Franz anduvo junto con Christian Roth, experto en e-bikes, un mes en bicicleta eléctrica a lo largo de toda la antigua frontera que dividía a Europa. “Así como la caída de la Cortina de Hierro hizo cambiar la forma de pensar de los habitantes de Europa, porque de pronto se abrieron nuevas perspectivas, también la aceptación de la movilidad eléctrica exige un cambio en la forma de pensar”, dice Franz, cuando se le pregunta por la idea básica de la expedición. “Espero que de esta forma pueda ayudar a despertar en el mayor número posible de personas el interés por todas las posibilidades de la movilidad eléctrica”.

La expedición partió de Jakobselv, en la frontera noruego-rusa, el 27 de junio, en el 25 aniversario del corte simbólico de la alambrada fronteriza por parte de los ministros de Relaciones Exteriores de Austria y Hungría. El periplo terminó cuatro semanas más tarde en la frontera búlgaro-turca, junto al Mar Negro. Franz y Roth realizaron el recorrido de un total de casi 9000 kilómetros en etapas de un día de hasta 350 kilómetros cada una pasando por otros 16 países: Finlandia, Estonia, Letonia, Lituania, Polonia, Alemania, la República Checa, Austria, Eslovaquia, Hungría, Eslovenia, Croacia, Serbia, Rumania, Macedonia y Grecia. Una tarea nada fácil, a pesar del 
motor eléctrico.

La EExpedition contó con reconocimiento oficial al más alto nivel político ya antes de la partida: el Parlamento Europeo asumió el patrocinio, porque la expedición “concientiza sobre la historia de Europa y simultáneamente da impulsos al diálogo sobre una nueva y sostenible movilidad”. También el estado 
federado alemán de Baja Sajonia, la ciudad de Wolfsburgo, la empresa Wolfsburg AG y el grupo Volks­wagen apoyan la expedición. Eso no es casualidad, ya que la región alrededor de Wolfsburgo estuvo marcada durante décadas por su proximidad a la frontera entre las dos Alemanias y vivió muy de cerca la caída de la Cortina de Hierro. Al mismo tiempo tiene allí su sede central el mayor fabricante alemán de automóviles, que se ha fijado como objetivo desempeñar un papel líder en el desarrollo de vehículos eléctricos.

También Joachim Franz es hijo de esa región. Nació el 11 de noviembre de 1960 en Wolfsburgo. Su abuelo trabajó en Volkswagen, también su padre y luego él mismo. Después de la secundaria realiza una formación como matricero. Luego trabaja un año en la empresa. Hasta que en el verano de 1989, poco antes de la caída del Muro, transforma completamente su 
vida. Por qué, no lo sabe exactamente. “Comprendí que no quería seguir viviendo así, sino que deseaba hacer algo nuevo, moverme”. Comenzó realizando un viaje en bicicleta de una semana por Baviera. Luego empezó a entrenarse, corre su primer maratón y 
luego carreras extremas. Marca récords mundiales, entra en el Libro Guinness de los Récords, atraviesa en 1996 los Urales con un patinete y participa finalmente en competencias de deporte extremo.

El deporte lo lleva a todo el mundo. Ya sea en Sudáfrica, Nepal o las Filipinas: en todos lados se ve confrontado con las consecuencias de la pandemia del VIH/sida, visita orfanatos y pacientes terminales. No puede cerrar los ojos, quiere hacer algo contra la pasividad y el olvido. Y halla una senda: había nacido la idea de la “Aids awareness expedition”. La lista de las expediciones que siguieron se lee como un extracto de un catálogo de aventuras y deportes extremos: en 2001/2002 con una bicicleta de montaña de París a Dakar, solo; en 2003, una combinación de maratón y bicicleta, 2500 kilómetros a través de Sudáfrica; en 2004, el ascenso al Pik Pobedy, de 7439 metros de altura, en la frontera entre Kirguistán y China; en 2005, el recorrido récord de Alaska a Tierra del Fuego junto con otros cinco ciclistas de carrera, 23.000 kilómetros sin parar, con permanentes relevos; en 2006, el ascenso al Aconcagua, de casi 7000 metros de altura, la mayor montaña de América y en 2007 recorre un trayecto en forma de lazo del sida de 4000 kilómetros de largo a través de toda Alemania.

El año siguiente le sigue el ascenso a 19 cumbres entre el Cabo del Norte y Ciudad del Cabo, un cambio permanente de casi dos meses entre ruta y montaña. En 2011, finalmente, la culminación por ahora: un equipo liderado por Joachim Franz realiza en cinco pickups todoterreno un recorrido en W por el mapa mundial, atraviesa en 111 días 55 países de los cinco continentes. Todas las expediciones incluyen encuentros, conferencias de prensa y mesas redondas en los diferentes países. También esta vez. “Quiero que algo cambie”, dice Franz, hoy propietario de una Agencia de Team Building y Desarrollo Personal, “y dar impulsos para un cambio de mentalidad en relación con la movilidad del futuro”. ▪