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La carolingia ciudad monástica de Messkirch

En Baden-Württemberg surge una aldea monástica medieval en condiciones históricas.

04.11.2013
picture-alliance/dpa - Middle Ages
© picture-alliance/dpa - Middle Ages

Fuerza muscular en lugar de potencia motriz, carros de bueyes en vez de camiones, vestiduras históricas en lugar de monos de trabajo. En un claro de bosque, en el sur de la Alta Suabia, entre el Danubio y el lago de Constanza, está surgiendo una aldea monástica medieval en condiciones históricas. 30 artesanos con contrato fijo construyen 50 casas en Messkirch y una catedral para 2000 personas. Trabajan sólo con técnicas y materiales del siglo IX.  Los materiales de construcción, piedra, arcilla y madera, se obtienen localmente, y todo debe ser igual que en los tiempos de Carlomagno. Se trabaja una vez al año desde el 2 de abril, día de cumpleaños del emperador Carlomagno, hasta la Fiesta de San Martín, el 11 de noviembre. Por cada mes hay un fin de semana libre.

La idea de este gigantesco proyecto la tuvo el empresario renano Bert Geurten. En su ciudad natal de Aquisgrán vio una vez un plano del monasterio de San Gallo, dibujado en siglo IX en el Lago de Constanza en la isla de Reichenau, pero que nunca se llegó a realizar. Geurten cita también como ejemplo la ciudad de Guédelon, en Francia, donde una asociación construyó un castillo con técnicas del siglo XIII. Unos 300.000 visitantes pagan entrada cada año en este remoto pueblo para visitar el sitio de la obra.

Messkirch debe poder mantenerse también sin ayuda, como atracción turística, después de la financiación inicial de alrededor de un millón de euros proveniente de las arcas de la ciudad, del distrito y de la UE. Y no sólo los artesanos deben aceptar condiciones medievales, sino también los visitantes. Desde el aparcamiento recorren un largo camino a pie hasta el lugar de las obras. "Deben hacer un viaje en el tiempo", dice Geurten. Y si desean recuperar fuerzas después de esa larga caminata, en el menú en la ciudad monástica encuentran solamente lo que se comía en el siglo IX. "Encuestas entre los visitantes de Guédelon demuestran que vuelven cada tres años en promedio para ver el progreso de las obras", explica Geurten. Es un turismo en serie, que siempre continúa. Porque hasta que la ciudad esté terminada pasarán por lo menos 40 años más.

www.campus-galli.de

www.messkirch.de

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