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Por una ciencia libre

En la “Marcha por la Ciencia”, científicos salen a la calle en todo el mundo a favor de la libertad de la ciencia y la investigación. También en más de 20 ciudades alemanas.

21.04.2017
© Getty Images/Boston Globe - March for Science

Son pequeñas declaraciones de amor formuladas por personas que llevan la ciencia en el corazón: bajo el hashtag #meinewissenschaft explican en Instagram  por qué les importa la investigación y la educación. Y dicen claramente qué defienden: “Defiendo un sistema educativo que tome igualmente en serio convicciones individuales y hechos, pero que no los confunda”, escribe Hauke Harms, del Centro Helmholtz de Investigaciones Ambientales, en Leipzig. “Defiendo una cooperación científica sin fronteras, porque necesitamos los mejores cerebros para resolver los problemas de la humanidad, independientemente de dónde provengan”, dice Johannes Knapp, físico de astropartículas en el Sincrotrón Electrónico Alemán (DESY).

Harms y Knapp se cuentan entre los científicos que, con sus declaraciones, han respondido al llamado de la Asociación Helmholtz, la mayor organización científica alemana, en los prolegómenos de la “Marcha por la Ciencia”. El llamado es una de muchas acciones con las que también en Alemania se apoya el movimiento internacional por la libertad de la ciencia. El movimiento tuvo sus comienzos en Estados Unidos, como reacción a la actitud escéptica de Donald Trump, el nuevo presidente del país, con respecto a la ciencia y bajo la impresión de la “Women’s March on Washington”, llevada a cabo luego de la toma de posesión del cargo de Trump. La “Marcha de la Ciencia” tiene lugar el 22 de abril no solo en Washington, sino en más de 500 ciudades en todo el mundo. En Alemania se reunirán personas en por lo menos 21 ciudades, también para participar en actos, debates y performances, por ejemplo, en Berlín, Hamburgo y Múnich.

Behind the scenes at the March for Science

Se trata de un movimiento que permanecerá activo también después del 22 de abril. No puede sorprender, ya que los participantes en una “Marcha por la Ciencia” serán los últimos en afirmar que poseen la verdad absoluta. O, como lo formuló Peter Strohschneider, presidente de la Asociación Hermann von Helmholtz de Centros de Investigación (DFG) en su ensayo sobre la “Marcha por la Ciencia” para la revista “Der Spiegel”: “Nuestra convivencia está basada en que la búsqueda de la verdad, también en las ciencias, debe estar libre de restricciones impuestas por el poder”.

Sigmar Gabriel, el ministro de Relaciones Exteriores, saludó que la gente salga a la calle, como una señal visible a favor de la libertad de la ciencia. “Justamente Alemania, como país de alta tecnología, debe su interconexión internacional en red a una escena de investigación altamente innovadora, compuesta por universidades, universidades de ciencias aplicadas, empresas con departamentos de investigación y organizaciones científicas”. Agregó que ve con preocupación cómo la libertad de la ciencia es crecientemente cuestionada, también en Europa: “Cuando científicos son despedidos por razones políticas, universidades perjudicadas y áreas de investigación sustancialmente debilitadas, se trata también de ataques contra nuestra concepción de la democracia. De ellos debemos defendernos decididamente. Necesitamos el debate académico libre y conocimientos científicamente fundados para conformar el mundo de mañana”.

 

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