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Entrevista de De a Marica Bodrožić

Entrevista a la escritora residente en Berlín Marica Bodrožić, Premio de Literatura de la Unión Europea

11.12.2013
picture-alliance/Sven Simon  -  Marica Bodrožić
picture-alliance/Sven Simon - Marica Bodrožić © picture-alliance/Sven Simon - Marica Bodrožić

Marica Bodrožić nació en 1973, cerca de Split, en Croacia. A la edad de diez años se trasladó a Alemania, donde aprendió el idioma alemán, que se convirtió en su "segunda lengua materna". En 2013 ha sido galardonada con el Premio de Literatura de la Unión Europea por su novela "Kirschholz und alte Gefühle".

Usted es originaria de la ex Yugoslavia, de la región de Dalmacia. ¿En qué medida desempeña esto un papel en su vida?

Cuando estoy en Dalmacia me siento muy a gusto, allí vive mi madre y viven muchos otros parientes. Pero esto no forma parte de mi nostalgia sino que es algo que más bien está presente en mi vida cotidiana. Yo tengo varias patrias, todo lugar donde están mis amigos es también parte de mí, sea en Estados Unidos, Alemania o Croacia. Pese a todas las dificultades y a la guerra, hay algo que he aprendido de la ex Yugoslavia: el no tener identidad nacional. El multilingüismo y la multiculturalidad siempre han estado presentes en mí. Son para mí como el estado natural de las cosas.

Hoy usted vive en Berlín, como las protagonistas de sus novelas más recientes: Nadeshda y Arjetta. Las dos se sienten muy a gusto allí y al parecer usted también. ¿Por qué?

Berlín tiene algo de "no ideológico", Berlín es algo aún no totalmente definido. París también es maravillosa, pero París ya está totalmente definida. Berlín es una ciudad que siempre está en movimiento. Además, para mí es agradable sentirme rodeada de tantos idiomas. Por aquí escucho francés, por allá italiano, y después turco y desde luego alemán. Esto se parece mucho al estado natural del que hablaba antes. Porque así me siento como en casa. Vivo en Berlín desde hace más de diez años y seguiré viviendo aquí.

Usted se ocupa muy intensamente del poder de la memoria. ¿Por qué este tema se ha vuelto tan importante para usted?

Está relacionado con el proceso de haberme convertido en escritora. Inicialmente no era mi intención. Y también está relacionado con un momento específico de la vida. Quería conservar la memoria de mi abuelo fallecido, de su rostro, del aspecto que tenía cuando tocaba a la puerta o cuando cocinaba para nosotros. Cuando estudié en Fráncfort me ocupaba mucho de textos científicos. En la colisión con este lenguaje científico sucedió algo dentro de mí, apareció de repente ante mí esa primera imagen del amor, que era la imagen de mi abuelo. Desde entonces quedé fascinada por la cuestión de donde empieza la memoria y quién la produce. ¿Cómo funciona, de qué depende? En mi caso la memoria siempre ha estado asociada al lenguaje.

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