El sanador de guitarras
Músicos de todo el mundo acuden a Nikola Petrek para que repare sus instrumentos. Este constructor de instrumentos se preocupa por el alma de la música.

El olor a madera impregna el pequeño taller de un edificio trasero de Fráncfort, se oye un suave crujido. Nikola Petrek está de pie junto a su banco de trabajo, inclinado sobre una guitarra eléctrica negra, una Gibson de 1979. El pelo canoso le cae sobre la cara mientras trabaja en el instrumento con un fino destornillador. “Una guitarra es como un paciente”, dice con voz queda. “Hay que escucharla con atención antes de curarla”.
Una artesanía con alma

Este fabricante de instrumentos de cuerda pulsada se describe a sí mismo como un “artesano hasta la médula”. Ya de niño reparaba todo lo que caía en sus manos, recuerda. Se convirtió en un apasionado “sanador de guitarras” porque le encanta la música rock y porque él mismo tocaba en grupos. “No hay nada más bonito que devolver la vida a un instrumento con alma”, dice este hombre de 53 años.
Esto requiere paciencia y precisión. “Tengo que volver a encolar el cuerpo o enderezar clavijeros rotos. Trabajo en los trastes para conseguir una sensación perfecta al tocar”, explica. Con casi 30 años de experiencia en la profesión, Petrek posee unas aptitudes excepcionales. Se ha corrido la voz: músicos de todo el mundo, incluso de EE. UU. y Sudamérica, le llevan sus guitarras, a menudo muy valiosas, para que las repare. Una de ellas perteneció a Elvis Presley. “Fue muy especial, sin duda”, dice con una sonrisa. “Pero, en realidad, todas las guitarras son especiales, cada una tiene su propia historia”. Y Petrek hace hincapié: “Una buena guitarra no tiene por qué ser cara, la relevancia de las maderas nobles es un mito del marketing”.
Amor por el detalle

Petrek no solo repara guitarras eléctricas, también las construye, normalmente con madera de árboles talados por él mismo. Con su atención al detalle, esto puede llevar semanas: todo tiene que estar perfecto. Una “Petrek” auténtica es una rareza. Crea los instrumentos sin especificaciones fijas. “Cuando hago una guitarra, nunca sé al cien por cien cómo va a sonar. Depende del proceso”. Solo vende instrumentos hechos por él mismo si puede desprenderse de ellos. “Y el cliente tiene que estar realmente enamorado de la guitarra. Si no, no hay trato”.
Un hombre y sus ideales
A Petrek no le interesan las grandes fortunas. Tampoco obtiene beneficio alguno de su gran difusión en las redes sociales. Muchos aficionados a la guitarra de todo el mundo ven los vídeos de reparación de Petrek. Las empresas no dejan de pedirle que les haga publicidad. “No es lo mío”, responde.
Tampoco habla sobre sus clientes, entre los que hay guitarristas famosos. Nikola Petrek vive para su oficio, no para el éxito: “Quiero ser libre y hacer realidad mis ideas. Todo lo demás es secundario”.