El pionero cuántico alemán
El informático alemán Hartmut Neven dirige el laboratorio cuántico de Google. Está considerado una de las mentes más innovadoras en este revolucionario campo de investigación.
Fue toda una sensación para muchos: a principios de diciembre de 2024, la empresa estadounidense Google presentó su nuevo chip cuántico Willow. Los mercados bursátiles reaccionaron con entusiasmo y los investigadores cuánticos quedaron impresionados. El equipo de desarrolladores del Laboratorio de Inteligencia Artificial Cuántica de Google había conseguido reducir drásticamente la susceptibilidad de los ordenadores cuánticos a los errores, hasta entonces uno de los mayores obstáculos para la aplicabilidad práctica de los ordenadores cuánticos.
Esto se debe principalmente al informático alemán Hartmut Neven. La fundación del Laboratorio de Inteligencia Artificial Cuántica en 2012, en el que, entre otros, participa la NASA, se debe a su iniciativa. Por aquel entonces, Neven ya llevaba varios años trabajando en el desarrollo de productos en la empresa tecnológica Google. Dirigía equipos en las áreas de procesamiento de imágenes y sistemas de búsqueda por imágenes y desempeñó un papel clave en el desarrollo de las gafas de datos Google Glass.
Un fuerte espíritu emprendedor
Neven estudió Física y Economía y desde muy pronto demostró un gran espíritu emprendedor. De entre 40 estudiantes de doctorado del Instituto de Neuroinformática de la Universidad del Ruhr de Bochum, fue seleccionado para dirigir un laboratorio de medios de comunicación en la Universidad del Sur de California en Los Ángeles. La misión: comercializar un software de reconocimiento facial inventado por su profesor. El proyecto fracasó, pero el siguiente intento tuvo éxito y su start-up, Neven Vision, fue adquirida por Google.
Neven llegó a la computación cuántica a través de su trabajo sobre el reconocimiento de imágenes y el uso del aprendizaje automático, “porque era previsible que los ordenadores clásicos nunca llegarían a ser significativamente más rápidos para los problemas de optimización que tenían que resolver”, como él mismo dice. Su ejemplo favorito del enorme potencial de las máquinas: “Los ordenadores cuánticos pueden ayudarnos a entender los procesos de fusión de tal manera que la fusión nuclear tenga éxito”.
El sistema operativo de la naturaleza
Neven tiene objetivos ambiciosos: él y su equipo quieren presentar el primer ordenador cuántico de aplicación universal como muy tarde en 2029. “Esto nos permitirá utilizar la mecánica cuántica, el 'sistema operativo de la naturaleza'”. Sin embargo, no cree que los ordenadores cuánticos vayan a sustituir a los convencionales. “Usar un ordenador cuántico para escribir correos electrónicos o reproducir vídeos de YouTube es como conducir un Ferrari para ir a hacer la compra”.