Cómo se reinventan los proveedores de energía alemanes
Electricidad procedente del sol, el viento y el hidrógeno: el sector energético alemán se encuentra en medio de una profunda transformación.

¿La electricidad? ¡Sale del enchufe! Cuando la cafetera burbujea por la mañana, la radio suena a todo volumen y el smartphone recién cargado emite un pitido, muy poca gente piensa en lo que lo hace posible. Ya sea en la industria, el transporte o en casa, sin un suministro fiable de energía procedente de las fuentes más diversas, todo se paralizaría. La electricidad, el calor y los combustibles son el sustento de nuestra sociedad moderna, especialmente en un país industrializado como Alemania. En 2024, se inyectaron en la red eléctrica más de 430 000 millones de kilovatios hora de electricidad de producción nacional. Alrededor del 60 % procedía de energías renovables, principalmente eólica (31,5 puntos porcentuales), fotovoltaica (14), biogás (7) e hidroeléctrica (5).
2300 empresas suministran energía a Alemania
El sector energético alemán es diverso: unas 2300 empresas grandes y pequeñas de los sectores del gas, la electricidad y los sistemas urbanos de calefacción se dedican a la generación de electricidad, la producción de gas y carbón, el almacenamiento de energía, el suministro a clientes y la explotación de redes. Según la Oficina Federal de Estadística, la facturación total en 2021 fue de 717 000 millones de euros. En 2024, la industria empleaba a casi 210 000 personas, con inversiones por valor de más de 32 000 millones de euros.
RWE es uno de los grandes actores. Fundada en Essen en 1898, Rheinisch-Westfälische Elektrizitätswerk AG (RWE AG) personifica como ninguna otra empresa la transformación integral de la industria energética alemana. Durante mucho tiempo, el éxito del desarrollo industrial de Alemania se basó en el uso de combustibles fósiles, principalmente la generación de electricidad a partir del lignito y la hulla. Y durante décadas, la región del Ruhr, alrededor de Essen, fue el centro de la minería del carbón y de la industria alemana con RWE.

Eliminación de la energía nuclear
Con hasta 37 reactores en Alemania en algunos momentos, la energía nuclear también desempeñó un papel importante y RWE también fue uno de los mayores operadores en este ámbito. Sin embargo, las catástrofes de los reactores de Chernóbil en 1986 y Fukushima en 2011 aumentaron el escepticismo de la población hacia esta tecnología. Finalmente, el Gobierno alemán decidió eliminar gradualmente la energía nuclear, retirando la última central nuclear de la red en abril de 2023: un cambio de paradigma. A esto hay que añadir las consecuencias en materia de política energética de la guerra de agresión rusa contra Ucrania. Durante muchos años, la economía alemana se benefició de las importaciones de combustibles fósiles de Rusia, especialmente de gas barato. Desde el 24 de febrero de 2022, el objetivo declarado del Gobierno alemán es reducir las importaciones a cero.
Alemania quiere alcanzar la neutralidad climática
Desde los años setenta, los alemanes están cada vez más concienciados con el medio ambiente. Y la transición energética, es decir, el paso a un abastecimiento energético sostenible, es un objetivo central de la política alemana desde hace varias décadas. Por un lado, esto significa reducir considerablemente los combustibles fósiles: la proporción de electricidad generada a partir del carbón era todavía del 22,5 % en 2024; en 2020 el Gobierno alemán decidió eliminar progresivamente el carbón a más tardar en 2038. En segundo lugar, las energías renovables se están expandiendo a gran escala y su proporción en el consumo de electricidad aumentará al menos hasta el 80 % en 2030. En relación con las inversiones previstas en infraestructuras, el objetivo de neutralidad climática para 2045 incluso se consagró en la Constitución alemana en marzo de 2025.

RWE: de fósil a pionera
Muchas empresas energéticas alemanas han tenido que reinventarse como consecuencia del cambiante entorno político. RWE, antaño símbolo de la generación de energía a partir de combustibles fósiles, se posiciona ahora como pionera de la sostenibilidad. “Nuestras tecnologías más importantes son las centrales eólicas marinas y terrestres, las centrales solares, el almacenamiento en baterías y las centrales de gas. Tenemos casi 150 proyectos en construcción en todas las tecnologías y países, con una capacidad total de 12,5 gigavatios”, explica Markus Krebber, CEO de RWE. En el mar del Norte alemán, por ejemplo, el grupo proyecta el llamado clúster del mar del Norte, cuatro parques eólicos marinos con una capacidad total de unos 1,6 gigavatios. Está previsto que los dos primeros entren en funcionamiento en 2027. La empresa también está realizando proyectos marítimos a gran escala con socios del Reino Unido, Dinamarca y los Países Bajos.
Además de la energía eólica, RWE apuesta cada vez más por las tecnologías del hidrógeno. La empresa explota una instalación de experimentación de electrólisis de 14 megavatios para la producción de hidrógeno verde en sus instalaciones de Lingen. Además, RWE tiene previsto construir un electrolizador de 300 megavatios en el marco de la iniciativa GET H2 Nukleus, subvencionada con fondos públicos por valor de más de 490 millones de euros.

E.ON invertirá 43 000 millones de euros
E.ON, una de las mayores empresas energéticas de Europa, con 75 000 empleados, 47 millones de clientes y una red de distribución de energía de 1,6 millones de kilómetros, también participa en la aplicación de la estrategia alemana del hidrógeno e impulsa la transición energética de diversas maneras. La empresa tiene previsto invertir 43 000 millones de euros en toda Europa en la necesaria modernización de las infraestructuras de aquí a 2028. La dirección ha formulado exigencias claras a los responsables políticos: deben alejarse de los “objetivos detallados durante décadas y avanzar hacia una política energética ágil, orientada al mercado y pragmática”, afirma Thomas Birr, director de Estrategia de E.ON. Según Birr, la electrificación es la forma más eficaz de reducir las emisiones, ya que se prevé que la demanda de electricidad en toda la UE aumente un 30 % de aquí a 2035. Para ello es necesario un “uso optimizado de los recursos”, la ampliación inteligente y digital de las redes y una “mejor sincronización con la expansión de las energías renovables”.

La economía confía en la nueva ministra
Muchas empresas energéticas alemanas tienen puestas sus esperanzas en la nueva ministra de Economía y Energía, Katherina Reiche. “La ambiciosa expansión de las energías renovables sigue siendo fundamental, pero en el futuro deberán integrarse mejor en el sistema global”, afirma Kerstin Andreae, presidenta de la asociación energética BDEW. En el futuro podría aumentar, entre otras cosas, la importancia del gas natural, cuya cuota en 2024 fue algo inferior al 15 %. Con el comienzo del nuevo Gobierno a principios de mayo de 2025, Reiche ya anunció la construcción de nuevas centrales eléctricas de gas de al menos 20 gigavatios para garantizar la seguridad del suministro en Alemania. “Necesitamos centrales de gas flexibles que puedan suministrar electricidad cuando no sople el viento y no brille el sol. Y lo necesitamos rápido”, dijo la ministra.