Las cuevas más bonitas de Alemania
Estalagmitas, estalactitas y fósiles: bajo tierra te esperan auténticas maravillas naturales.

Un viaje al corazón de la naturaleza: Si estás de viaje por Alemania, merece la pena incluir en tu ruta las variadas cuevas que salpican el país: Un viaje al corazón de la naturaleza. Las cuevas de estalactitas son fenómenos naturales impresionantes. Durante miles de años, la acumulación de cal ha dado lugar a formaciones rocosas que decoran de forma asombrosa gargantas subterráneas y cuevas: estalagmitas que crecen desde el suelo y estalactitas que cuelgan del techo. Las cuevas de estalactitas son fenómenos naturales impresionantes. Durante miles de años, la acumulación de cal ha dado lugar a formaciones rocosas que decoran de forma asombrosa gargantas subterráneas y cuevas: estalagmitas que crecen desde el suelo y estalactitas que cuelgan del techo.
La cueva Atta: relajación a 50 metros bajo tierra
Descubierta en 1907, la cueva Atta en Attendorn, en la región de Sauerland, se extiende bajo tierra a lo largo de casi siete kilómetros, entre pasadizos, grietas, cámaras y grandes salas. La zona transitable, de 560 metros de longitud, atrae cada año a unos 200 000 visitantes, fascinados por su atmósfera misteriosa. Las coloridas formaciones rocosas son únicas. A unos 50 metros de profundidad, una gruta de salud con tumbonas ofrece también un espacio perfecto para relajarse. El aire rico en minerales de la cueva está considerado beneficioso para afecciones respiratorias como el asma o la bronquitis.
La cueva del Diablo: imponentes formaciones rocosas
Igualmente espectacular es la Cueva del Diablo, cerca de Pottenstein, en la Suiza Francona de Baviera, descubierta en 1922. Con más de 1,5 kilómetros accesibles al público, es una de las cuevas visitables más largas de Alemania. Junto a las espectaculares formaciones rocosas, también pueden verse fósiles reales, como el esqueleto de un oso cavernario que vivió en la zona durante la última Edad de Hielo.

Suiza Sajona: explorando cuevas de roca
No todas las cuevas se encuentran bajo tierra. La Suiza Sajona es famosa por sus imponentes formaciones de arenisca, en las que se esconden numerosas pequeñas grutas de piedra. Algunas solo se pueden alcanzar por senderos exigentes, lo que las convierte en un atractivo especial para quienes disfrutan del senderismo con un toque de aventura.

El arco de roca de Kuhstall, una cueva natural formada por la erosión, no solo ofrece un respiro a la sombra en las horas más calurosas, sino también unas vistas magníficas de las montañas de arenisca del Elba. La Diebeshöhle o cueva del ladrón se encuentra en las laderas del monte Quirl. Hoy es un atractivo natural, pero su nombre revela el uso que tuvo en el pasado: un escondite de bandidos para guardar botines valiosos.