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Red para el desarrollo

La UE es el mayor donante del mundo de cooperación para el desarrollo. La Comisión y los países miembros coordinan cada vez más su compromiso.

20.10.2014
© Anadolu Agency/Kontributor/getty images - Pakistani children, education

Cuando, en abril de 2013, se derrumbó el edificio “Rana Plaza”, cerca de Daca, y murieron 1127 personas, la mayoría trabajadores de fábricas textiles, la consternación fue grande. Algunos países europeos desarrollaban por entonces sellos obligatorios para ropa importada. Pero, ¿de qué sirve a las cosedoras de Bangladés que 
Gobiernos aislados insistan en la observación de estándares sociales? Hoy, la Comisión de la UE y varios Estados miembros trabajan en una iniciativa europea.

En febrero de 2013 fue reanudada la cooperación europea para el desarrollo con Malí. Las autoridades malienses habían aprobado antes una hoja de ruta de transición para la restauración de la democracia y la estabilidad. Desde entonces se 
hallan en el foco proyectos de largo plazo de seguridad alimentaria y acceso a agua potable e instalaciones sanitarias, así 
como propuestas para proporcionar impulsos a la economía de ese país africano. La UE organizó una gran conferencia 
internacional de donantes en Bruselas, 
cuyos participantes se comprometieron 
a fomentar el desarrollo en Malí con 
3250 millones de euros.

Son solo dos ejemplos recientes en los que la cooperación europea para el desarrollo pudo demostrar sus posibilidades: un amplio apoyo político y un considerable aporte económico. Europa es el mayor donante de fondos públicos de cooperación para el desarrollo. En 2013, las instituciones europeas y los 28 Estados miembros de la UE juntos pusieron a disposición 56.500 millones de euros, lo que representa el 60 por ciento de la suma total donada para el desarrollo a nivel mundial.

La senda hacia un protagonismo global 
en la cooperación para el desarrolló pasó para Europa por Monterrey, México. La comunidad internacional debatió allí en 2002 en una conferencia de las Naciones Unidas (ONU) sobre las posibilidades de financiación para el logro de los Objetivos del Milenio. Uno de los resultados: los miembros de la UE se comprometieron a poner a disposición más fondos para la cooperación para el desarrollo. Tres años después, la UE marcó otro hito, con el “Consenso Europeo” del Consejo, la Comisión y el Parlamento. Por primera vez 
Europa formuló principios comunes de política para el desarrollo. El objetivo principal del compromiso de la UE es la reducción de la pobreza en los países en desarrollo. La UE dispone de un vasto instrumental para ayudar a los países socios a lograr ese objetivo. En primera plano se halla la “ayuda para la autoayuda”. En ello, otro importante principio es la inclusión de la sociedad civil. Los Estados miembros prometieron poner a disposición hasta 2015 el 0,7 por ciento de su ingreso nacional bruto para la cooperación internacional, confirmando así una meta que la ONU había fijado ya en 1970.

El Servicio Europeo de Acción Exterior (SEAE) es responsable de la programación de los fondos para el desarrollo, la Dirección General EuropeAid, de su implementación. Con su práctica de la cooperación para el desarrollo, la UE se ha ganado ya hace tiempo fama de socio confiable. “Estamos considerados un donante objetivo y sin intereses propios, porque para cada programa necesitamos la aprobación de los Estados miembros”, dice Klaus Rudischhauser, vicedirector general de EuropeAid. El enfoque común tiene otra cara: la burocracia. A menudo, se dice, los trámites en la UE llevan más tiempo que los de otros donantes. Rudischhauser entiende la crítica. “El orden presupuestario de la UE es extraordinariamente severo. Además, la coordinación también lleva su tiempo. Todo eso lleva a que seamos algo menos flexibles”.

La UE no posee una agencia propia de 
desarrollo, sino que encarga la implementación de sus proyectos a organizaciones privadas, internacionales o nacionales, tales como la Deutsche Gesellschaft für Internationale Zusammenarbeit (GIZ). “Desarrollamos para la UE actividades 
en más de 30 países. La UE es el comitente en cinco a diez por ciento de todos los proyectos de la GIZ”, dice Timo Menniken, experto de la GIZ en cuestiones de la UE. Menniken constata una europeización de la cooperación para el desarrollo, que se caracteriza por la formación de consorcios y equipos de expertos de varios países europeos.

La UE y sus Estados miembros quieren además coordinar más sus esfuerzos en la cooperación para el desarrollo e implementarla más eficientemente. Por eso, la UE se concentra en un máximo de tres sectores por país receptor. Mientras la UE pone en un determinado país el foco, por ejemplo, en infraestructura, buen gobierno y la reforma del sistema de Justicia, los países miembros de la EU concentran sus compromisos nacionales en temas tales como educación y salud. La idea es: ¿quién puede obtener los mejores resultados y quién tiene las mejores relaciones con un país socio? Bajo el concepto clave de “Joint Programming”, en cada vez más países la UE y los Estados miembros analizan las necesidades y coordinan el apoyo.

También Alemania abogó por esa idea tempranamente. Una prioridad propia 
es el tema de la energía. En la primera Cumbre UE-África, en 2007 en Lisboa, Alemania asumió la responsabilidad de la Alianza Energética. “Desde entonces, Alemania desempeña un activo papel en esa área, lo que es un apoyo y un alivio para todos los socios de la UE”, dice Klaus 
Rudischhauser.

La Unión Europea dispone desde hace 
poco de un nuevo instrumento complementario en la cooperación para el desarrollo: un fondo fiduciario financiado por varios donantes. El primer fondo fue creado para la República Centroafricana. Para Siria, azotada por la guerra civil y el terror, existen planes similares. ▪