“Forjar un pacto común para el futuro”
Antje Leendertse, representante permanente de Alemania ante las Naciones Unidas, habla sobre cómo ha evolucionado el papel del país tras 50 años de pertenencia a la ONU.
Embajadora Leendertse, en septiembre se cumple el quincuagésimo aniversario de la adhesión de Alemania a las Naciones Unidas. ¿Cómo ha cambiado el papel de Alemania en la ONU en las últimas décadas y cómo es hoy?
Un cambio es obvio: dos se convirtieron en uno. El 18 de septiembre de 1973 se izaron por primera vez las banderas de dos Estados alemanes en la sede de la ONU en Nueva York. Ahora, afortunadamente, sólo ondea en el East River la bandera de la Alemania reunificada. El papel de Alemania en la ONU fue más limitado que en la actualidad durante la confrontación de bloques de la Guerra Fría y poco después del indescriptible sufrimiento que Alemania infligió a millones de personas durante la Segunda Guerra Mundial. Por supuesto, la lucha por los derechos humanos ha sido una preocupación importante desde el principio. Pero otros campos, como nuestro compromiso activo en misiones de mantenimiento de la paz, no se han desarrollado hasta las últimas décadas. Hoy, Alemania es una fuerza central en las Naciones Unidas, queremos ser un pilar del multilateralismo, no sólo financieramente como donante principal, sino política y conceptualmente. Por cierto, el mandato de la Ley Fundamental de servir a la paz mundial no ha cambiado.
Alemania está comprometida con el fortalecimiento de las Naciones Unidas. ¿Qué posibilidades ve de que se produzcan cambios en vista de las crisis mundiales y de una división en parte bastante creciente de la comunidad mundial?
Es cierto que la guerra de agresión rusa contra Ucrania no supone un cambio sólo para Alemania. El incumplimiento fundamental de la Carta de la Naciones Unidas también está sacudiendo los cimientos de la ONU. Además, la pandemia y la crisis climática están cavando profundos surcos. Por este motivo, trabajamos cada día con más ahínco para profundizar las asociaciones globales en y con la ONU. Asociaciones que se basen en normas y leyes comunes y no en la arbitrariedad de la fuerza. Tenemos una realidad multipolar, pero eso no se traduce automáticamente en una división del mundo. Nuestra tarea ahora mismo consiste en aunar multipolaridad y multilateralismo. Y nuestra tarea es intentar seriamente equilibrar las crecientes desigualdades y vulnerabilidades. Esto incluye defender firmemente la Agenda 2030 con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que están sometidos a mucha presión.
También se está debatiendo una reforma del derecho internacional. ¿Qué debe cambiar desde el punto de vista de Alemania?
En primer lugar, hay que hacer todo lo posible para que el derecho internacional y las instituciones que son fundamentales para su aplicación y protección no se vean socavados. Esto tiene muchas facetas: Hemos trabajado para que la Asamblea General condene reiteradamente y con gran claridad la guerra de agresión de Rusia. Apoyamos de forma muy práctica a los organismos nacionales e internacionales, por ejemplo a la Corte Penal Internacional, en la realización de las investigaciones necesarias para que los responsables puedan ser llevados ante la justicia. Y la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, está trabajando para cerrar una brecha en la responsabilidad penal en el derecho internacional con respecto al crimen de agresión. Esto incluye el apoyo a un tribunal especial en el contexto ucraniano, así como cambios prácticos en el Estatuto de Roma.
Junto con Namibia, Alemania lidera las negociaciones para la “Cumbre del Futuro”. ¿Qué espera de la Cumbre del Futuro de la ONU de 2024?
El punto de partida de la Cumbre del Futuro fue un mandato de todos los jefes de Estado y de Gobierno cuando, con motivo del 75 aniversario de la ONU en 2020, pidieron al secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, que identificara las lagunas del actual sistema multilateral y formulara recomendaciones para futuras soluciones. En otras palabras, al principio ya hubo acuerdo en que era necesario un cambio urgente. António Guterres se ocupó de ello con la hoja de ruta básica “Nuestra Agenda Común”. Ahora la pelota está de nuevo en el tejado de los Estados miembros hasta septiembre de 2024 para forjar un pacto común para el futuro. La crisis climática, la guerra, las pandemias y la revolución digital nos obligan a reevaluar las normas e instituciones de nuestra cooperación y hacerlas más justas. Junto con Namibia, Alemania ha recibido la responsabilidad de moderar este exigente proceso. Por tanto, estamos experimentando de primera mano las fuerzas centrífugas en acción, pero también que una gran parte de los Estados quiere preservar y reforzar seriamente el sistema.
Desde septiembre de 2021, usted es la representante permanente de Alemania ante las Naciones Unidas en Nueva York. ¿Qué balance hace de su mandato hasta ahora y qué planes tiene para el futuro?
Nos enfrentamos a la mayor crisis de seguridad de las últimas décadas. Considero un reto, especialmente en las Naciones Unidas, reaccionar ante ella con determinación, así como con prudencia y de forma equilibrada. Desde el ataque ruso del 24 de febrero de 2022, no ha habido más “business as usual”, ciertamente no en el Consejo de Seguridad, cuyas disfuncionalidades son cada vez más claras. En esta situación, no debemos rehuir las palabras claras; no sirve de nada andar con pies de plomo frente a la violencia pura. Pero una postura firme no debe conducir al bloqueo y a la estrechez de miras. La justicia para el desarrollo, la solidaridad climática, la igualdad de género siguen siendo temas cruciales en mi trabajo para que las generaciones futuras tengan una oportunidad de paz y prosperidad.