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Compromiso 
con la paz

Asumir responsabilidad en las Naciones Unidas es un firme componente de la política exterior alemana.

29.12.2015

La Organización de las Naciones Unidas (ONU) festejó en 2015 el 70 aniversario de su fundación. En el preámbulo de la Carta de la ONU, de 1945, los Estados miembros decidieron unir sus esfuerzos no solo para mantener la paz y la seguridad internacionales, sino también para promover el progreso económico y social de todos los pueblos. Por eso, entre las tareas de la organización mundial se cuentan tanto el apoyo al desarrollo sostenible y la protección de los derechos humanos ­como el fortalecimiento del derecho internacional y ­
la ayuda humanitaria. En vista de los desafíos en aumento, la ONU se ve expuesta cada vez más a presiones y críticas. Un reproche usual es que la organización es lenta y no tiene autoridad. Sin embargo, ninguna otra institución internacional tiene un alcance global, una gama temática y una legitimidad comparables. En la Carta de la ONU están anclados los valores universales y los principios centrales de la convivencia de la comunidad de Estados. Hasta hoy, con su pertenencia a las Naciones Unidas, 193 Estados se han comprometido vinculantemente en el marco del ­derecho internacional a defender esos valores y principios.

La República Federal de Alemania y la RDA fueron admitidas en 1973 en la ONU como miembros de pleno derecho. Durante muchos años, la República Federal no desempeñó papel político importante alguno en la ONU. Con la reunificación, Alemania declaró en 1990 explícitamente estar dispuesta a asumir más responsabilidad internacional. Poco después formuló su aspiración a ocupar un puesto permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU. Desde entonces, el compromiso en las Naciones Unidas es un componente esencial de la política exterior alemana.

Alemania es hoy, después de EE. UU. y Japón, el tercer mayor contribuyente al presupuesto ordinario de la ONU, aportando 190 millones de dólares por año. A ello se agregan pagos para misiones de paz y aportes obligatorios y voluntarios destinados a otros organismos dentro del sistema de la ONU. Con su política en la ONU, Alemania no solo intenta abarcar todas las áreas de actividades de las Naciones Unidas. El Gobierno alemán aspira también a desarrollar permanentemente las estructuras institucionales de la organización.

Un significativo aporte al aseguramiento de la paz realiza Alemania también a través del apoyo personal y logístico de diferentes misiones. A comienzos de 2015 participaban en misiones internacionales unos 5000 efectivos de la Bundeswehr y más de 300 fun­cionarios policiales. En el foco se hallan operaciones de la OTAN y de la Unión Europea con mandato de la ONU en Afganistán, los Balcanes y el Cuerno de África. Ahora se agrega la misión en Siria, apoyada solo indirectamente en resoluciones de la ONU. Menos personal pone a disposición el Gobierno alemán para misiones de cascos azules bajo comando de la ONU, por ejemplo, en el Líbano y Sudán. Por otra parte, el Gobierno federal asumió la tarea de mejorar la formación de personal para misiones de paz.

Institucionalmente, la salvaguardia de la paz y la seguridad es competencia en primer lugar del Consejo de Seguridad. En ese organismo estuvo representada Alemania en 2011 y 2012 ya por quinta vez como miembro no permanente. Muchos de los desafíos reflejados en la agenda del Consejo de Seguridad aborda el Ministerio de RR. EE. de Alemania también más allá de los periodos de presencia en el Consejo de Seguridad. Alemania es uno de los negociadores centrales en la disputa nuclear con Irán. Un proyecto de largo plazo de la política alemana en la ONU es reformar el Consejo de Seguridad y eventualmente integrar el organismo como miembro permanente. Alemania persigue ese objetivo coordinadamente con Brasil, la India y Japón. En general se trata de dar más representatividad al Consejo de Seguridad a través de una ampliación de su círculo de miembros.

En el área del desarrollo sostenible, la atención de Alemania se concentra particularmente en la “Agenda 2030”, aprobada en septiembre de 2015, que contiene 17 objetivos para un desarrollo sostenible global. Alemania participó intensamente ya en los preparativos. Otro tema a través del cual se define tradicionalmente la política alemana en la ONU es la protección de los derechos humanos. De 2013 a 2015, Alemania pertenece por segunda vez al Consejo de Derechos ­Humanos de la ONU, que comenzó a existir de esa ­forma en 2006. En cuanto a contenidos, la gama de temas de la política alemana de derechos humanos es tan vasta como la de política de desarrollo. Ambas áreas están, por otra parte, estrechamente relacionadas. Junto con España, Alemania aboga, por ejemplo, por el derecho humano a agua potable y servicios ­sanitarios. Otras áreas de acción son la protección de los niños en conflictos armados, la abolición de la pena de muerte, la lucha contra la tortura y el fomento de las personas con discapacidad. Un proyecto actual, que Alemania implementa junto con Brasil, es la protección del derecho a la privacidad en la actual era digital. Por iniciativa de ambos Estados, la ONU se ocupa desde 2013 más intensamente del problema del espionaje masivo de datos privados.

Alemania también es sede de organismos del sistema de la ONU. Actualmente, la ONU está representada con 28 oficinas en ciudades alemanas. En el Campus de la ONU, en Bonn, inaugurado en 2006, establecido sobre todo como sede del área del desarrollo sostenible (véase p. 81), tienen su sede 19 instituciones. También en Berlín, Dresde, Fráncfort del Meno, Hamburgo y Núremberg hay sedes de organismos de la ONU. Un objetivo declarado del Gobierno alemán es aumentar en el futuro aún más el atractivo de Alemania como sede de organizaciones internacionales y organizaciones no gubernamentales.

Las instituciones de la ONU realizan diariamente un valioso trabajo. Es de observar, sin embargo, que, en el tratamiento de importantes cuestiones políticas, los Estados recurren cada vez más a mecanismos de cooperación alternativos, por ejemplo, a grupos informales como el G8 y el G20. En esos foros son abordados problemas imposibles de resolver por lo visto bajo el techo de la ONU. Esa puede ser una efectiva senda para posibilitar una gobernanza global. En cuanto a la legitimación de la aplicación de violencia a nivel internacional, sin embargo, no existe hasta hoy ninguna alternativa a las Naciones Unidas y particularmente al Consejo de Seguridad de la ONU. Tanto más importante es por lo tanto para Alemania invertir en el desarrollo de esas estructuras. ▪

El Dr. Christian Schaller es vicedirector del Grupo de ­Investigación Cuestiones Globales en Stiftung Wissen­schaft und Politik (SWP) – Instituto Alemán para Política y Seguridad Internacionales.