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“Podemos hacer la diferencia”

La enfermera pediátrica Heidi Anguria trabaja desde hace 30 años para Médicos sin Fronteras en todo el mundo

Stephan Hermsen, 06.01.2020
Heidi Anguria trabajando en Sudán del Sur.
Heidi Anguria trabajando en Sudán del Sur. © Ärzte ohne Grenzen

Proporcionar asistencia médica a personas afectadas por conflictos, epidemias o desastres naturales. Unos 2.000 profesionales de la salud de todo el mundo, entre médicos, psicólogos, enfermeras y psicoterapeutas, asumen cada año esa tarea para Médicos Sin Fronteras en zonas de crisis en todo el mundo. Uno de esos profesionales es Heidi Anguria, enfermera pediátrica de Lübeck. Deutschland.de habló con ella.  

“Siempre me gustó viajar, conocer países y otras culturas, especialmente en África”, dice Heidi Anguria. “Pensé que sería bueno también trabajar allí”, agrega. Anguria trabaja para la organización desde 1989: más tiempo del que existe la sección alemana.  

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Su primera misión fue en Uganda, hace 30 años, dice Anguria, de 62 años. Desde entonces ha estado en Nigeria y Siria, Bangladesh y ocho veces en Sudán del Sur. “Allí visitamos pueblos y ciudades pequeñas con un puesto de socorro móvil”, dice.

Lo que cuenta para ella: “Nuestro trabajo realmente hace la diferencia. En África, niños y niñas mueren de diarrea, neumonía y desnutrición. Nosotros lo podemos evitar”. La gratitud de la población local compensa traumáticas experiencias: “se tiene la sensación de que el mundo empeora continuamente”, dice.

Una enfermera pediátrica en misión: Heidi Anguria en Nigeria.
Una enfermera pediátrica en misión: Heidi Anguria en Nigeria. © Ärzte ohne Grenzen

Anguria trabajó ya también a bordo de un barco de ayuda a refugiados en el Mediterráneo, cuidó de las personas rescatadas… y escuchó sus relatos. Porque una de las tareas de Médicos Sin Fronteras es también dar testimonio de lo que su personal experimenta e informar sobre en qué lugares del mundo se registran emergencias humanitarias y se necesita ayuda.

“En la mayoría de los casos somos aceptados como interlocutores”, dice Heidi Anguria. En Bangladesh, en los campos de refugiados más grandes del mundo, hablé con imanes sobre programas de vacunación. Eso es importante, porque allí los imanes son multiplicadores sociales”.

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Al principio, para sus misiones en el extranjero, Heidi Anguria se tomaba licencia en la Clínica Universitaria de Lübeck, donde trabajaba. Médicos sin Fronteras le seguía pagando su salario. Actualmente trabaja para una agencia de empleo temporal y es, por lo tanto, más flexible. Es probable que a fines de enero de 2020 parta para su próxima misión. Pero ni ella ni Médicos Sin Fronteras saben hacia adónde. Seguro es que será, una vez más, una región que necesite de su presencia.  

© www.deutschland.de

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