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“Descubre DE”: de visita en Dresde

La serie “Descubre DE” lo lleva de viaje por toda Alemania. La primera estación es Dresde

20.12.2012
© picture-alliance/ZB

Dresde no la pone fácil. ¿Cuál es la mejor época del año para visitar la metrópoli de Sajonia? ¿En invierno, cuando en el mercadillo de Navidad Striezelmarkt, uno de los más antiguos de Alemania, los aromas de vino caliente con especias, salchichas asadas y repostería cautivan los sentidos? ¿O en primavera y verano, cuando los barcos de esparcimiento navegan por el Elba y es posible ver desde ellos los numerosos castillos en las riberas.

Con el Stollen, un pastel navideño, no existe ese problema: se puede comprar todo el año. En realidad no solo es un pastel, sino toda una marca. Aunque cada confitero tiene su propia receta secreta, los ingredientes básicos del Stollen de Dresde son: harina, azúcar, manteca de vacuno, pasas de uva, acitrón, almendras, levadura, sal, cáscara de limón y azúcar. En invierno se ofrece en los numerosos stands en la plaza Altmarkt y también existe en versión extra: un gigantesco Stollen es vendido para un buen fin. El mercadillo Striezelmarkt es conocido también por productos artesanales de la región. En el medio del mercadillo se alza la mayor pirámide de madera típica de la región de Erzgebirge que, con sus 14,62 metros de altura, es un elemento esencial de la maravillosa atmósfera navideña.

Algunos meses después de Navidad, la ciudad ofrece una atmósfera completamente diferente. Con los primeros cálidos rayos de sol, los habitantes de Dresde hacen picnic en las orillas del río y disfruten del magnífico “panorama de Canaletto”: la silueta de la ciudad, casi tal como la vio en 1748 el famoso pintor. Como visitante habría que seguir aquí también el ejemplo de los lugareños: en Dresde a casi todos lados se puede ir a pie. “Florencia del Elba” llamó a la ciudad el poeta alemán Johann Gottfried Herder: por el río, la silueta y naturalmente sus tesoros artísticos. El más conocido de ellos: La Madonna Sixtina, de Rafael, con los ángeles a sus pies, que no pueden faltar en ningún puesto de venta de postales del mundo.

Igualmente famosas son las joyas arquitectónicas de Dresde, en parte reconstruidas en los últimos años: la iglesia Frauenkirche, el palacio Zwinger, la Terraza de Brühl y la Ópera Semper. Pero no solo los edificios reconstruidos son interesantes. También el barrio Innere Neustadt, con sus casas barrocas, es toda una joya y uno de los más hermosos atractivos de la ciudad. Tampoco puede pasarse por alto el barrio Äussere Neustadt, uno de los mayores barrios de casas patricias de Europa. Allí el visitante puede beber una buena taza de café y decidir visitar Dresde simplemente en invierno… y también en verano.

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