Ir al contenido principal

Jóvenes conservan el Patrimonio Arquitectónico

En el marco de un Año Social Voluntario, jóvenes contribuyen a la protección de casas antiguas.

14.04.2014
© Jugendförderung Marburg/Freizeitgelände Haus Frielendorf Holzarbeiten

Las casas de paredes entramadas, adornadas con artísticas tallas, símbolos y proverbios, son pequeñas joyas arquitectónicas. Más de cien casas de paredes entramadas se hallan depositadas en los terrenos del museo al aire libre “Hessenpark”, desguazadas en sus partes. Una de esas “casas durmientes” es la “Casa Frielendorf”, de 1850. Ahora es reconstruida en Marburgo, estado federado de Hesse, por jóvenes que realizan un Año Social Voluntario en la institución de utilidad pública “Jugendbauhütte Hessen-Marburg”. Hasta 2015 trabajarán en la reconstrucción de la casa, que luego será utilizada como vivienda anexa a un centro de tiempo libre para jóvenes.

Las “Jugendbauhütte” son instituciones de la Fundación Alemana para la Protección del Patrimonio Arquitectónico. En toda Alemania transmiten a jóvenes de 16 a 26 años de edad las bases teóricas y prácticas de la protección del Patrimonio Arquitectónico y la Herencia Cultural Europea. De esa forma contribuyen a lograr los objetivos del Consejo Internacional de Monumentos y Sitios (ICOMOS), que en cooperación con la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), creó en 1982 el “Día Internacional de los Monumentos y Sitios”. En ese día se recuerda que la herencia cultural de todos los pueblos es un importante bien para la humanidad, cuya protección y conservación es en interés de todos.

Experiencia en profesiones manuales

Que el patrimonio arquitectónico es algo más que paredes viejas sabe también Laura Hofrichter. En los seminarios de la Jugendbauhütte Lübeck aprendió que lo decisivo es “tener sensibilidad y cultivar la fidelidad al original”. La conservación del patrimonio arquitectónico, agrega, “no es sencilla, pero muy motivadora, sobre todo cuando se participa personalmente”. Junto con otros voluntarios ayudó a restaurar una pequeña casa de casco urbano antiguo construida originalmente en el Renacimiento. Allí aprendió a hacer rollos de barro con los que se estabilizan las viejas paredes.

Además del trabajo práctico, los voluntarios se interesan también por desarrollar las perspectivas personales y profesionales que les ofrecen las actividades en la conservación del Patrimonio Arquitectónico. Max Giese, de 19 años, realiza su Año Social Voluntario en la

Jugendbauhütte Quedlinburg, donde ayuda a estucadores, carpinteros y techadores. Max ya lo ha decidido: “Luego del Año Social Voluntario no comenzaré de inmediato un estudio universitario, sino que aprenderé primero una profesión manual.”

Día Internacional de los Monumentos y Sitios, el 18 de abril

www.icomos.de

www.denkmalschutz.de